La minera canadiense Almaden Minerals quiere abrir una mina
de oro y plata que consumirá más de 5 millones de litros de agua diarios en una
comunidad indígena de Puebla que padece sequías severas.
Para conseguir tal cantidad de agua, lo equivalente a llenar
730 albercas olímpicas al año durante más de una década, la compañía promete
que utilizará la lluvia que caiga del cielo.
Sin embargo, hidrólogos, ambientalistas, y organizaciones
civiles, advierten que, en una región de sequías, no hay certeza de que
lloverá lo suficiente para garantizar el abasto a la mina y a las comunidades
de Ixtacamaxtitlán, municipio de la sierra norte de Puebla donde habitan más
de 24 mil personas. Por lo que acusan a la compañía canadiense de que, en
realidad, tomará el agua faltante del río Tecolutla y de sus afluentes, como el
río Apulco, que fluye a escasos dos kilómetros de la mina.
Además, para la extracción de oro y plata, Almaden Minerals
usará explosivos y químicos como el cianuro, y generará toneladas de residuos.
Y esto, advierten los especialistas, detonará también el riesgo de que esos
residuos se filtren y contaminen el río Apulco, afectando no solo a las
comunidades cercanas a la mina, sino también a las más de 395 mil personas que
viven en 13 municipios poblanos por los que pasa el río en dirección a la costa
de Veracruz, hasta llegar al Golfo de México.
Organizaciones civiles como Poder, Fundar, y el Centro de
Estudios de Desarrollo Rural, denuncian que, durante la primera fase de
exploración del terreno, la minera ya provocó daños en manantiales naturales
afectando a agricultores que viven del agua para subsistir.
Almaden Minerals responde que, a pesar de las sequías, la
mina se abastecerá de la lluvia que almacenará en dos presas que
construirá, y que incluso donará a las comunidades el agua que sobre del
proyecto.
También subraya que no succionará agua de río alguno y que no
abrirá pozos. Aunque en la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto
introdujo un matiz que los ambientalistas y académicos denuncian que es “la
puerta de entrada” a utilizar agua del río: la minera admite que, además de la
lluvia, se abastecerá “de flujos de agua subterránea”, aunque subraya que es
agua que ya está acumulada en el lugar donde perforarán la mina.
En cuanto a las afectaciones ambientales, Almaden Minerals
responde que almacenará los residuos en depósitos secos y filtrados, es decir,
ya depurados de ácidos, para “reducir” la huella de contaminación.
La población de Ixtacamaxtitlán se encuentra dividida.
Por un lado, hay ciudadanos que están a favor de la minera,
que prometió que dará empleo a 600 personas en comunidades pobres, y que para
el final de los 11 años de vida del proyecto dejará en las arcas de Puebla y
del municipio más de 2 mil millones de pesos por el pago de impuestos.
Y, por otro lado, están los que rechazan la mina por sus
implicaciones ambientales en una zona marcada por la sequía, y quienes
denuncian que la minera canadiense no hizo una consulta a los pueblos
indígenas. Este grupo, además, critica que detrás de las acciones
altruistas que presume la minera canadiense en la zona del proyecto, como como
equipar escuelas, o donar sillas de ruedas, se esconden jugosas ganancias: más
de 6 mil millones de pesos netos por la venta de toneladas de oro y plata.
Sequías extremas
Alejandro Marreros, del Centro de Estudios para el
Desarrollo Rural (CESDER), explica que, en Santa María, a dos kilómetros y
medio de donde se proyecta abrir la mina, los 600 habitantes de esta comunidad
de Ixtacamaxtitlán se turnan el abasto de agua potable cada tres días.
“La lluvia aquí es de temporada, de solo cuatro meses al
año, y por eso somos una zona con fuerte carencia de agua”, plantea el
activista, cuya afirmación tiene sustento en lo reportado por diferentes fuentes
oficiales.
Una de esas fuentes es el Atlas de Riesgo del municipio,
que cataloga a Ixtacamaxtitlán de “riesgo alto” por “sequías de intensidad
alta”.
Otra fuente que lo corrobora es el Monitor de Sequía de
México, de la Conagua, que señala que en este municipio de la sierra norte de
Puebla hay periodos que son “anormalmente secos”, como, por ejemplo, el que se
registró de mayo a octubre de apenas el año pasado, y periodos de “sequías
moderadas” y también de “sequías severas”, como las registradas en 2011 2009 y
2008.
Incluso, Almaden Minerals admite en la Manifestación de
Impacto Ambiental que la disponibilidad de agua en la zona “es un tema crítico”
y que la característica “más destacada” de las condiciones climáticas de
Ixtacamaxtitlán es, precisamente, que la lluvia es “escasa”.
Ante estos datos, Marreros critica que es “un sinsentido”
proyectar una mina a cielo abierto en una región de sequías que, según la
propia empresa canadiense, requiere más de 5 millones de litros de agua… todos
los días.
“Es una gran contradicción -insiste-. Por un lado, la
comunidad no tiene agua para abastecerse con regularidad. Y, por otro, una
minera nos dice que va a gastar millones de litros de agua a diario. Es
absurdo”.
Sin embargo, Minera Gorrión, la empresa mexicana filial de
Almaden Minerals, defiende que el proyecto es “robusto, moderno y realista”.
Cuestionado sobre cómo garantizan que habrá agua suficiente,
David Santamaría, vocero de Minera Gorrión, explica que desarrollaron modelos
de predicción de lluvias a partir de los registros del Servicio Meteorológico
Nacional de seis estaciones regionales, con un periodo que va de 1943 a 2014,
más otro análisis con datos obtenidos por una estación propia.
El resultado es que pronostican una precipitación media
anual de 600 mm en Ixatacamaxtitlán, una media que, si bien está por debajo de
la nacional de los últimos diez años, que es de 807 mm anuales, la minera cree
que será suficiente para llenar las dos presas que construirán, si el gobierno
de López Obrador le da luz verde al proyecto.
Almaden Minerals confía a tal punto en sus predicciones que,
a pesar de los indicadores de sequías de la Conagua y del Atlas de Riesgo,
promete que no solo tendrá agua suficiente para abastecer su mina, sino que,
“en condiciones normales”, también será capaz de donar 2 millones de litros
diarios a las comunidades.
Mientras que, “en condiciones de sequía”, la donación cae
hasta los 500 mil litros; un tercio de una alberca olímpica para un municipio
de 126 localidades y 24 mil 500 habitantes, aunque la minera precisa que “el
área de influencia del proyecto” solo afectaría a 7 localidades donde habitan 1
mil 283 personas.
“Estamos preparados para mantener un proyecto en pie sin
afectar los recursos (el agua) que se vayan donando a la población”, enfatiza
el vocero de Minera Gorrión en una entrevista, que puedes leer íntegra
aquí.