MÉXICO.- Fuera de la zona de filtros instalados para
controlar las concentraciones en el Centro Histórico, los pavos y el
bacalao provocan filas de espera.
Pasando por alto los llamados a no reunirse porque la
pandemia se acelera, los capitalinos acuden sobre Ayuntamiento, Aranda y López
en busca de los aprovisionamientos para la cena navideña y, de paso,
para las reuniones familiares y las posadas.
Las filas tradicionales en la Carnicería Alicia son menores
a las del año pasado, pero ahí están. La gente espera con orden y muchos con
cubrebocas. El problema vendrá después, cuando los cárnicos se sirvan a la
mesa.
"Llevo dos pavos, uno para nosotros y otro para mi
hija. Ya para entonces no va a haber epidemia", fantaseó Alfonso
Martínez.
Con un código QR que nadie escanea, el acceso a la
carnicería es dosificado y sólo dos clientes pueden entrar.
Enfrente, en La Europea de Ayuntamiento fue colocado un
letrero: "fila para bacalao".
"Ni tanto, no hay tanta gente como en diciembre de hace
un año, la próxima semana va a haber más gente", comentó uno de los
vigilantes en los accesos.
Filas de espera en banquetas
Para Juan Carlos Negrete, encargado de La Vizcaína, en
Aranda, la venta de pavos es mucho menor a la del año pasado.
"La mayor parte del pavo viene de Estados Unidos, ahora llegó
mucho menos y empresas que hicieron pedidos de mayoreo, ahora no
compraron", mencionó.
En el Mercado de San Juan, en algunos puestos cuelgan
pavos enormes en espera de clientes.
"Un poco menos, pero sí están saliendo", mencionó
uno de los despachadores.
No es la única zona donde se vive como si no hubiera
coronavirus. Sobre Artículo 123, Eje Central Lázaro Cárdenas, Avenida Juárez,
en el Barrio Chino, en las plazas de telefonía, tiendas de
electrodomésticos, de ropa y restaurantes lucen aglomeraciones en las banquetas
e interiores.