El cambio de estación de invierno a primavera, entre
otras cosas, provoca que los niveles de polen se eleven. Para aquellos
con mucosas respiratorias sensibles, ésta es una mala noticia: podría ser
que este fenómeno natural inherente al mes de marzo provoque mayores tasas de infección
por SARS-CoV-2.
No son pocas las personas que padecen de alergias de
moderadas a severas cuando el polen prolifera en el aire. Si bien es
cierto que las temperaturas se elevan con la llegada de la primavera, también
lo es que las vías respiratorias sufren los efectos de la
polinización.
Un nuevo estudio de la Universidad Técnica de
Munich y el Helmholtz Zentrum München, en Alemania, sugiere que este fenómeno
podría aumentar las infecciones por COVID-19. En 2020, el brote de la pandemia
coincidió con la temporada en la que los árboles rebosan en polen,
particularmente en el hemisferio norte. Un repunte similar podría presentarse
de nueva cuenta.
La investigación recopiló datos sobre las concentraciones
de polen en el aire, las condiciones climáticas y las infecciones por
SARS-CoV-2, así como el total de pruebas positivas en 31 países.
Según los resultados obtenidos, el polen en el aire aumenta un 44 % la
variación de contagios, así como la humedad y la temperatura ambiente.
Es común que, con el alza en las concentraciones de polen,
las personas estornuden más. A la par, el sistema inmune se debilita, lo
que puede generar tos y diversos tipos de gripas. Esta falta de
fuerza inmunitaria podría ser la vía para que el virus ingrese
al cuerpo, y aumente los contagios en esta época del año.
Para evitar que las personas —particularmente en exteriores
o espacios públicos— inhalen partículas de polen, los investigadores sugieren
enfáticamente el uso del cubrebocas. No sólo inhibe el paso del polvo a las
vías respiratorias, sino que frena la propagación del virus:
“No se puede evitar la exposición al polen en el aire”,
dice Stefanie Gilles, la autora principal del estudio. “Las personas
en grupos de alto riesgo deben, por lo tanto, estar informadas de que los
niveles altos de concentraciones de polen en el aire conducen a una mayor
susceptibilidad a las infecciones virales del tracto respiratorio”.
La respuesta a qué pueden hacer las personas
vulnerables para protegerse, según Gilles, es sencilla. Además de evitar estar
en situaciones que les expongan a eventos supercontagiadores, el uso
de mascarilla es una muy buena barrera para evitar caer enfermos.
Fuente: Muy Interesante