A principios de enero de 2021, una trabajadora de la
salud de Florida que enfrenta en primera línea al virus, recibió la
primera dosis de la vacuna de Moderna contra COVID-19.
En aquel momento, tenía 36 semanas de embarazo y
por lo tanto, la aplicación de su segunda dosis para ofrecer la mayor
protección (recomendada entre 28 y 42 días tras la primera) no llegaría hasta
después del parto.
Tres semanas y tres días más tarde, la mujer entró en labor
de parto y dio a luz a una niña perfectamente sana, pero con una condición
distinta al resto de nacidos en todo el mundo: tiene anticuerpos
contra COVID-19.
Se trata del primer caso registrado en todo el
mundo de un recién nacido que nace con anticuerpos contra el SARS-CoV-2,
transmitidos por vía materna después de la vacunación.
El caso fue descrito por los pediatras Paul Gilbert y Chad
Rudnick en un artículo pendiente de publicación en medRxiv y explica
cómo fue el hallazgo a partir de una prueba de anticuerpos contra COVID-19
realizada con muestras de sangre del cordón umbilical.
La muestra fue tomada inmediatamente después del nacimiento
y confirmó la presencia de anticuerpos igG, que se forman naturalmente a
partir de los 7 días de cursar la enfermedad y en la mayoría de casos, se
mantienen durante el resto de la vida.
Previo al desarrollo y la aplicación de las primeras
vacunas, se registraron un par de casos de embarazadas contagiadas de
COVID-19 pero asintomáticas, que transmitieron anticuerpos a los recién
nacidos, quienes a su vez, resultaron negativos a la prueba de coronavirus.
Y aunque hacen falta más estudios para cuantificar los
anticuerpos neutralizantes del sistema inmune de la recién nacida y su eficacia
para protegerla de COVID-19, el caso anticipa que en lo sucesivo, millones
de recién nacidos seguirán naciendo con anticuerpos transmitidos por sus madres y
por lo tanto, contarán con alguna protección ante el virus.
Fuente: Muy Interesante