El gobierno de Joe Biden considera "esencial para su seguridad nacional" revertir las tendencias populistas de otros países que con su polarización amenazan las libertades del Estado de Derecho.
De acuerdo con su Estrategia de Seguridad Nacional Inicial, elaborada y firmada por el mandatario norteamericano, muchas de las mayores amenazas a las que se enfrenta su país "no respetan fronteras ni muros", por lo que deben afrontarse con acciones colectivas.
Ubica a las pandemias y otras enfermedades biológicas; la escalada de la crisis climática, las amenazas cibernéticas y digitales; las crisis económicas internacionales; el terrorismo, y la proliferación de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva como otras de sus principales amenazas a nivel global.
La estrategia reconoce que las democracias mundiales, incluida la suya, están bajo la amenaza, el asedio, de tendencias nacionalistas y nativistas.
"Las sociedades libres han sido desafiadas desde adentro por la corrupción, la desigualdad, la polarización, el populismo y las amenazas antiliberales al estado de derecho", explica.
El gobierno de Biden reconoce como presidente de Venezuela a Juan Guaidó, mientras que a Maduro lo califican como un "dictador brutal". (Reuters)
El documento fechado en marzo de este año, afirma que el destino de Estados Unidos está indudablemente ligado a eventos que ocurran más allá de sus fronteras.
"Nos enfrentamos a un mundo de creciente nacionalismo, retroceso de la democracia, creciente rivalidad con China, Rusia y otros estados autoritarios, y una revolución tecnológica que está remodelando todos los aspectos de nuestras vidas", explica.
Detalla que el momento que vive Estados Unidos y el mundo requiere una nueva concepción y más amplia de la seguridad nacional que dependa de su fuerza y vitalidad al interior, y que reconozca su papel a nivel internacional
"Demostraremos que las democracias aún pueden ofrecer resultados a nuestro pueblo y que es esencial para hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo".
"Fortaleceremos y respaldaremos a nuestros aliados, trabajaremos con socios de ideas afines y uniremos nuestra fuerza colectiva para promover intereses compartidos y disuadir amenazas comunes", puntualiza.
Reactivación económica
La administración estadunidense también basó su estrategia de seguridad en la reactivación económica que los mantenga como potencia mundial sobre China y en controlar los casos de covid-19 para que su fuerza laboral de seguridad nacional continúe operando de manera eficaz.
Agrega que el coronavirus acrecentó la desigualdad racial y social, dejando a la vista la falta de acceso a la salud y educación de los grupos minoritarios que abundan en Estados Unidos.
"A medida que controlemos la pandemia de covid-19, nos aseguraremos de que nuestra fuerza laboral de seguridad nacional pueda continuar operando de manera segura y eficaz", afirma.
La administración de Biden se compromete a unir esfuerzos con la comunidad internacional y dotar de recursos para hacer frente a la "amenaza" que representa el covid-19.
Para ello, donó 2 mil millones de dólares a la iniciativa Covax para la fabricación de vacunas contra el coronavirus y así reactivar la actividad económica mundial.
"A través de la Agenda de Seguridad Sanitaria Global y con instituciones financieras internacionales, brindaremos apoyo para suministros médicos muy necesarios y acceso a diagnósticos, terapias y vacunas. Nos uniremos a otros para abordar los graves desafíos derivados o agravados por la pandemia, incluida la creciente deuda, el aumento de la pobreza, el deterioro de la seguridad alimentaria y el empeoramiento de la violencia de género", explica.
El gobierno de Estados Unidos afirma que a través de sus agencias de desarrollo y herramientas de financiamiento, brindarán asistencia externa para promover la estabilidad global y ofrecer una alternativa a los modelos de desarrollo depredadores.
"El desarrollo global es uno de nuestros mejores medios para articular y encarnar nuestros valores, al mismo tiempo que perseguimos nuestros intereses de seguridad nacional. En resumen, nuestros programas y asociaciones de asistencia exterior son tanto lo correcto como lo inteligente. Debido a que las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, por imperfectas que sean, siguen siendo esenciales para promover nuestros intereses, volveremos a participar como participantes plenos y trabajaremos para cumplir con nuestras obligaciones financieras, en su totalidad y a tiempo", oferta.
Biden se compromete a reconstruir su capital humano, conformando un sólido cuerpo diplomático, además de oficiales de inteligencia, miembros del servicio especialistas en seguridad nacional.
"Crearemos nuevas oportunidades para que los expertos no profesionales sirvan a nuestro gobierno durante un período de tiempo finito, y atraeremos talentos críticos del sector privado en temas tan diversos como el cambio climático, la salud pública global, las tecnologías emergentes y China e incentivarlos para trabajar en el gobierno federal. Proporcionaremos a nuestra fuerza laboral la tecnología de punta", promete.
Y ¿México?
De acuerdo con su Estrategia de Seguridad Nacional Inicial, en la única mención a México detalla que habrá "respeto mutuo e igualdad y un compromiso con la prosperidad económica"; mientras que a Centroamérica se le darán 4 mil millones de dólares en asistencia durante cuatro años.
Estos recursos serán para que dichos países hagan frente a problemas como la inseguridad, la migración irregular, pobreza, violencia criminal y la corrupción, problemas que el covid-19 agravó exponencialmente.
El documento de 24 páginas con fecha de marzo de este año, explica que las sociedades libres han sido desafiadas desde adentro por la corrupción, la desigualdad, la polarización, el populismo y las amenazas antiliberales al Estado de Derecho. Por ello, dejó claro que "revertir estas tendencias es esencial para nuestra seguridad nacional".
Respecto a Asia, se pronuncia por conformar una visión unificada y establecer reglas internacionales efectivas y hacer que países como China rindan cuentas.
Por ello, llama modernizar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sus alianzas con Australia, Japón y la República de Corea, que, junto con otras alianzas y asociaciones globales, son el mayor activo estratégico de Estados Unidos.
En el Medio Oriente, el gobierno de Estados Unidos mantendrá su compromiso con la seguridad de Israel, mientras buscará promover su integración con sus vecinos y reanudará su papel como promotor de una solución viable de dos estados.
"Trabajaremos con nuestros socios regionales para disuadir la agresión iraní y las amenazas a la soberanía y la integridad territorial, interrumpir al-Qaeda y las redes terroristas relacionadas y prevenir un resurgimiento de ISIS, abordar las crisis humanitarias y redoblar nuestros esfuerzos para resolver los complejos conflictos armados que amenazan a la región", detalla.
Retira su apoyo a las operaciones militares ofensivas en Yemen y el respaldó a los esfuerzos de la ONU para poner fin a la guerra.
Mientras que en África invertirán en programas sociales para fortalecer conexiones políticas, económicas y culturales de larga aliento. "Nos asociaremos con economías africanas dinámicas y de rápido crecimiento, incluso mientras brindamos asistencia a países que sufren de mala gobernanza, dificultades económicas, salud e inseguridad alimentaria agravada por la pandemia", asevera.