A más de 7 décadas
de terminada la Guerra Fría, hay rastros evidentes de un isótopo radiactivo en
la miel que se comercializa en EEUU
Un estudio reciente
publicado en Nature Communications reveló
una condición extraña en la miel comercializada en Estados Unidos.
Por primera vez en la historia, en el producto se registraron rastros de la
lluvia radiactiva que causaron las pruebas nucleares realizadas durante la
Guerra Fría, específicamente, entre las décadas de los 50 y 60. Ésta es la
razón.
La clave está en
el isótopo cesio-137, según los investigadores encargados del estudio.
Aunque todavía está muy por debajo de los niveles considerados dañinos en
humanos, la miel analizada en el estudio demuestra que los contaminantes
nucleares no sólo siguen en el ambiente, sino podría estar afectando a la
industria alimenticia.
Jim Kaste,
geoquímico ambiental de la Universidad William & Mary en Williamsburg,
asegura para Science Alert que
este periodo histórico fue decisivo para la propagación del isótopo de cesio:
“Hubo un periodo en
el que probamos cientos de armas nucleares en la atmósfera. Lo que hizo
fue poner una capa de estos isótopos en el medio ambiente durante un período de
tiempo muy estrecho”.
La actividad humana
ligada a la ciencia generó una fisión nuclear entre el uranio y el
plutonio. El cesio se produjo como un aliciente, que hoy llega a nuestros
alimentos como consecuencia de la contaminación del entorno. No sólo la miel
estadounidense tiene rastros de este isótopo: ciertas frutas, nueces y
otros alimentos presentaron evidencias débiles de éste.