La Policía Nacional de España detuvo en Madrid y Barcelona a cinco argelinos relacionados con el terrorismo yihadista, quienes integraban una célula que estaba preparada para atentar, de acuerdo a fuentes jurídicas y policiales.
Fueron arrestados el lunes por la Policía, pero fue dado a conocer hasta hoy. Fueron los agentes de la Comisaría General de Información (CGI) los que lideraron la operación tras la detención de otros tres terroristas el pasado enero, también en Barcelona.
Tras aquel dispositivo, los investigadores localizaron al cabecilla del grupo, solo unos meses después, entrenando en España. Fue entonces cuando entró en contacto con el resto de sospechosos, ahora detenidos. Según fuentes policiales, dicho líder es un retornado del Daesh que habría combatido en sus filas en los años previos.
El líder de los cinco cumplió condena en Argelia por hechos relacionados con yihadismo. El que está en prisión, lo está en la de Barcelona.
Durante los registros de las viviendas de los sospechosos, los agentes han localizado machetes y munición de calibre 9 milímetros.
Los tres presuntos yihadistas detenidos en enero en Barcelona, dos libios y uno marroquí, formaban una célula de “especial peligrosidad”, ya que dos de ellos también eran excombatientes. Es decir, había viajado a Siria para unirse a las filas del Estado Islámico.
Este perfil, según los investigadores, es siempre el que reviste mayor riesgo, ya que regresan de zonas donde ya han perpetrado ataques violentos, tras recibir, en muchas ocasiones, entrenamiento militar.
Fue el pasado 31 de diciembre cuando la Policía supo de unas comunicaciones que hicieron saltar todas las alarmas en las operaciones antiyihadistas. Ese día supieron que un retornado argelino había entrado en España con la idea de atentar en Francia.
Se comprobó en poco tiempo que en efecto este individuo, de 28 años y con experiencia en combate en la zona sirio-íraquí en las filas del Daesh, había llegado en lancha también a Andalucía entre el 22 y 23 de diciembre, vísperas de la Navidad.
Pero no llegó solo a España. Le acompañaba otro compatriota, nacido a finales de los 90, que tras el intercambio de datos con los servicios de Inteligencia de otros países se supo que también había tenido relación con el mundo yihadista, aunque no había combatido.
En concreto, estaba en el foco desde 2015 por su intensa actividad en redes sociales, en las que mostraba una gran afinidad con los atentados terroristas. Los cuatro detenidos fueron puestos a disposición judicial.
