Científicos del Instituto Checo de Egiptología de la Universidad Charles de Praga descubrieron recientemente la tumba secreta de un antiguo general egipcio que llegó a dirigir un importante ejército de mercenarios extranjeros.
Se trata del oficial militar egipcio Wahibre-mery-Neith, que estaba estaba a cargo de reclutar soldados de fortuna de Asia Menor y las islas del Egeo. Según manifestaron los arqueólogos, el pozo funerario se remonta a principios del siglo V antes de Cristo.
La misión arqueológica identificó en febrero la tumba en Abusir, cerca de Saqqara. En su interior, hallaron el almacén de embalsamamiento más grande de Egipto, incluidos 370 frascos de cerámica que contenían materiales utilizados para la momificación del militar.
La tumba de pozo del antiguo general egipcio medía alrededor de 6,5 metros por 3,3 de ancho. A su vez, tenía casi 16 metros de profundidad. En el fondo, se encontró un sarcófago doble, que dañado por saqueadores de aquella época.
Según Newsweek, la capa exterior del sarcófago estaba hecha de dos bloques gigantes de piedra caliza con un ataúd interior decorativo con forma humana. El ataúd interior medía 2,30 metros de largo y 1,98 de ancho. Tenía una cara hecha de piedra de grano fino que había sido triturada.
Los científicos checos revelaron que el sarcófago incluía, además, inscripciones del Libro de los Muertos y señalaron que describía la resurrección del general y su viaje al más allá.
Si bien el trabajo de excavación aún no pudo dar con Wahibre-mery-Neith, el equipo de especialistas encontraron dos cajas de madera con 402 figuras de barro creadas para servirle en el más allá.
Los hallazgos también incluyeron jarras de alabastro, 10 tazas y una pieza de cerámica de piedra caliza llamada ostracon que estaba inscrita con textos religiosos.
La campaña arqueológica finalizó en junio de 2022 en Abusir, un sitio que se encuentra entre Giza y el norte de Egipto y que fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco.
Según precisaron los arqueólogos, el material hallado data del comienzo de la dominación persa en Egipto, que comenzó alrededor del 525 a. C. y se prolongó durante 100 años.
Los egipcios prosperaron bajo el rey persa Darío I, pero sufrieron a manos de líderes como Jerjes I, que aplastó revueltas y no respetó las costumbres locales.
Según la investigación, la tumba permite a acercar a los arqueólogos una imagen más cercana de la vida del oficial egipcio. De hecho, según los arqueólogos, “probablemente murió de manera muy inesperada” ya que su “tumba y equipo funerario aún estaban sin terminar”.