Antes de que dieran las 11:00 de la mañana de este lunes 23 de enero, los pasajeros de un vagón del Metro de la Ciudad de México que estaba por llegar a la estación Barranca del Muerto vieron humo blanco en el túnel.
Era un supuesto corto circuito lo que obligó al chofer del tren a detenerse intempestivamente metros antes de llegar al andén.
Sólo por unos segundos permanecieron en alto total hasta que el vagón avanzó para abrir las puertas del Metro.
El tiempo fue suficiente para que el humo invadiera los vagones, andenes y el resto de la estación de la Línea 7 del Metro.
Quienes fueron testigos del accidente cuentan que en el andén había policías de la Guardia Nacional y vigilantes del Metro que no ayudaban a los pasajeros sino que se limitaban a grabar con sus teléfonos celulares.
El humo denso impedía que personas mayores lograran ubicar las escaleras y ascender los cerca de 10 metros de profundidad que tiene el Metro Barranca del Muerto.
A pesar de ser una de las estaciones con mayor profundidad, no había guardias ni personal que auxiliaran a los usuarios para salir de la estación.
La alerta tardó en llegar unos 15 minutos. Afuera, en la avenida Revolución, vendedores ambulantes sirvieron de ayuda para quienes se les dificultaba respirar.
Con botellas de agua rociaban a los intoxicados y lograron estabilizarlos hasta que al lugar arribaron las ambulancias.
Los paramédicos atendían a las personas intoxicadas y aunque las subían a las ambulancias, los alejaban de la estación para descenderlos una calle adelante.
Otros 13 pasajeros sí requirieron ser trasladados al hospital Ángeles en avenida Chapultepec.
En Twitter se volvió tendencia el tema e incluso tomó fuerza la palabra "sabotaje", cuya teoría señala que los accidentes que últimamente ocurren en el Metro de la CDMX son provocados por una supuesta guerra política.
