La nueva variante de ómicron, conocida como XBB1.5, ha sido identificada en México. Más contagiosa que otras mutaciones, tiene una mayor transmisibilidad y representa más del 75% de los casos positivos de Estados Unidos debido a la capacidad que tiene de adherirse a las células humanas con mayor facilidad y replicarse con rapidez. Los tres casos, secuenciados por instituciones públicas de salud, fueron detectados en el Estado de México y la capital. Las secuencias de esta mutación de ómicron han sido compartidas en la plataforma científica Gisaid, un sitio de referencia para el seguimiento genómico de la pandemia.
Las autoridades todavía no han hecho pública información sobre la presencia de esta variante debido a que el proceso para confirmarla toma varias semanas. La plataforma Gisaid es el esfuerzo de varios científicos para compartir en tiempo real que pueda servir para rastrear la evolución del virus. El país que más ha compartido datos sobre XBB1.5 hasta la fecha es Estados Unidos. Especialistas de Canadá, Costa Rica, Brasil y Chile también han publicado que la variante también está presente en sus países.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló esta semana que se trata de una de las más de 500 subvariantes del virus que se están registrando. “No tenemos datos suficientes sobre la gravedad. Lo estamos evaluando en Estados Unidos y otros países. No hay indicios de que sea más o menos severa en comparación con otros subtipos de ómicron”, aseguró la epidemiólga de la OMS María Van Kerkhove. Hasta el momento no hay datos que apunten a que XBB1.5, pese a su mayor capacidad de contagio, provoque infecciones más graves o más muertes.
Pese al aumento de los casos positivos durante las últimas semanas, las mortalidad y las hospitalizaciones en México han sido bajas, comparada con la escalada de contagios que hubo por ómicron en las mismas fechas el año pasado, gracias a la vacunación. Entonces, el mundo vivió 25 millones de casos positivos diarios, siete veces más que en la actualidad. Actualmente, México suma tres semanas al alza de contagios aunque las hospitalizaciones y las defunciones han sido menores en esta sexta ola que en las anteriores.
El país latinoamericano ha superado los 30.000 casos semanales, de acuerdo con los datos más actualizados de la Secretaría de Salud. Este número puede ser mayor por problemas de subregistro ya que la población no se realiza tantas pruebas como antes. En el tablero que proporcionan las autoridades sanitarias se informa de que existen más de 39.000 casos activos, es decir, personas actualmente enfermas, cifra que podría llegar a los 41.600, de acuerdo con las propias estimaciones oficiales.
Comparada con las anteriores olas, la sexta se ha saldado con muchas menos defunciones y hospitalizaciones, mientras que la curva de contagio semanal empieza a desacelerarse. Falta ver si las nuevas variantes procedentes de Estados Unidos aumentan esta cifra durante las próximas semanas.
La Secretaría de Salud ha informado que en la primera semana epidemiológica de 2023 se registraron un promedio de 2.699 contagios y tres muertes diarias a causa del virus. México acumula 331.407 muertes desde el inicio de la pandemia en 2020 y casi 7,3 millones de casos confirmados. Las autoridades estiman que las defunciones podrían llegar a las 345.000 una vez que se confirmen los diagnósticos.
La sexta ola vino acompañada durante el invierno por una ola de frío que incrementó en un 50% las enfermedades respiratorias en las últimas semanas. “La percepción general de la población es que es un problema que no tiene tanta gravedad como hace algunos años y eso también hace que la gente ya no busque el diagnóstico, por lo que es muy probable que exista un subregistro enorme de casos”, explicaba Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor de virología de la UNAM, en una entrevista con este periódico.
Las autoridades mexicanas recomiendan la vacunación de refuerzo especialmente en grupos vulnerables y niños. De acuerdo al Informe Técnico de las autoridades de Salud, el 91% de los mayores de edad en el país están vacunados, así como el 64% de los adolescentes y el 60% de los niños y niñas entre cinco y 11 años.
EL PAÍS
