Quejidos y gritos alertaron a los vecinos de Elizabeth Coromoto Paz. En su domicilio ubicado en Taganga, un corregimiento de Santa Marta, Magdalena, Colombia, sucedía algo. Jamás se imaginaron que al interior se encontraba en pésimas condiciones la anciana de 75 años.
Luego de que los vecinos alertaron a las autoridades, al lugar se presentó personal de la Alcaldía Distrital de Santa Marta y la Secretaría de Promoción Social. Al ingresar al domicilio encontraron a Elizabeth Coromoto Paz en el patio.
La mujer estaba, a simple vista, en deplorables condiciones.
¿Qué sucede aquí?”, se cuestionó uno de los rescatistas. Coromoto Paz estaba tirada sobre el piso, no tenía calzado y su ropa estaba desgastada. La mujer se arrastraba en busca de comida y agua.
Sus hijos le daban un trato inhumano. Durante la mañana era abandonada en el patio de la casa. Ahí, sola, sin agua ni alimento pasaba horas soportando altas temperaturas.
Coromoto Paz vivía un infierno.
La inspección que realizaron los paramédicos confirmaron que Elizabeth Coromoto Paz presentaba un cuadro de desnutrición y deshidratación que debía tratarse de inmediato o podía costarle la vida. De urgencia se le trasladó al Hospital Julio Méndez Barreneche, donde se encuentra en proceso de recuperación.
¿Quién pudo dejarla así? A los vecinos les costaba aceptar que la abuelita era una víctima de sus hijos. A ellos se les señaló como los responsables directos de este atroz trato.
Las autoridades localizaron a una de las hijas de Elizabeth Coromoto Paz. La respuesta que ofreció aumentó la molestia de los vecinos. Según la hija, dejaban así a la ancianita porque “le gustaba hacer sus necesidades” y padecía Parkinson.
Las autoridades están recabando información con los vecinos para obtener pruebas en contra de los hijos de Coromoto Paz por violencia intrafamiliar y abandono.