Las especies como el mero, la langosta y el pepino de mar son de las más sobreexplotadas en Yucatán, por lo que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) las incluyó dentro de este Plan Rector de Pesca y Acuacultura para dar garantía de sustentabilidad a las poblaciones de estos organismos.
Mario Aguilar Sánchez, comisionado Nacional de Acuacultura y Pesca, mencionó que estas especies son las más propensas a pesca furtiva, por tanto, requieren de mayor protección para que no desaparezcan.
“Si no tomamos las medidas basadas en formas científicas, corremos el riesgo de quedarnos sin recursos”, indicó Aguilar Sánchez.
A pesar de que no hay cifras exactas sobre el comercio ilegal de estas especies, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) informó que esta actividad es capaz de quitarle hasta 30 por ciento de los ingresos al comercio legal.
“La procedencia de los productos ilegales es difícil de determinar, pero cualquier cantidad ilegal preocupa y no la podemos permitir, porque cuando la pesca es ilegal es una competencia desleal para aquellos hombres del mar que sí respetan las vedas y las tallas determinadas”, expuso.
Además de la pérdida económica que esto representa, los pescadores furtivos no respetan zonas prohibidas ni las vedas, por lo que ponen en riesgo a las poblaciones.
La langosta y el pepino de mar están incluidos dentro de la Norma Oficial Mexicana (NOM)-059, como especies en peligro de extinción por su grado de explotación.
Mientras que el mero aún no está enlistado, pero la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) lo cataloga, junto con el pargo, como organismos que presentan disminución en sus poblaciones.
Patricia Ocampo Thompson, investigadora en Conacyt, comentó que elaboran líneas de investigación respecto al empaque de este producto que contribuya a mejorar la distribución en los países asiáticos y europeos.
Las investigaciones que realiza el Conacyt las efectúa en coordinación con el Centro de Investigación de Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), en donde científicos aportan ideas sobre las mejores formas de exportar esta especie.
“Nuestra intención es aportar y proponer estrategias para desarrollar la competitividad de la especie al agregarle valor con el uso de nuevas tecnologías y además con formas que permitan su sustentabilidad”, expuso Ocampo Thompson.
Uno de los retos que han enfrentado en la comercialización de esta especie es en el tema de inocuidad alimentaria y es aquí donde académicos de la Universidad de Texas A&M les orientan para que obtengan mejores procesos de certificación que den garantía de las buenas condiciones y prácticas que preservan la calidad de este alimento.
La Universidad de Texas A&M accedió a este trabajo en conjunto, debido a la importancia geográfica de la entidad mexicana, pues favorece la exportación del producto a otros países.
Algunas de las líneas de trabajo que hasta el momento los investigadores han propuesto se basan en los sistemas de empaquetado y embalaje, además de determinar si se distribuye mejor como un producto regional o de tipo gourmet.
“La idea es mejorar los niveles de comercialización en los mercados nacionales e internacionales”, añadió la investigadora.
Debido a que esta especie se obtiene únicamente en aguas de Yucatán, buscan incluso mercados del país que tienen alta demanda de este producto, como lo es la Riviera Maya, en Quintana Roo.
Mario Aguilar Sánchez, comisionado Nacional de Acuacultura y Pesca, mencionó que estas especies son las más propensas a pesca furtiva, por tanto, requieren de mayor protección para que no desaparezcan.
“Si no tomamos las medidas basadas en formas científicas, corremos el riesgo de quedarnos sin recursos”, indicó Aguilar Sánchez.
A pesar de que no hay cifras exactas sobre el comercio ilegal de estas especies, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) informó que esta actividad es capaz de quitarle hasta 30 por ciento de los ingresos al comercio legal.
“La procedencia de los productos ilegales es difícil de determinar, pero cualquier cantidad ilegal preocupa y no la podemos permitir, porque cuando la pesca es ilegal es una competencia desleal para aquellos hombres del mar que sí respetan las vedas y las tallas determinadas”, expuso.
Además de la pérdida económica que esto representa, los pescadores furtivos no respetan zonas prohibidas ni las vedas, por lo que ponen en riesgo a las poblaciones.
La langosta y el pepino de mar están incluidos dentro de la Norma Oficial Mexicana (NOM)-059, como especies en peligro de extinción por su grado de explotación.
Mientras que el mero aún no está enlistado, pero la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) lo cataloga, junto con el pargo, como organismos que presentan disminución en sus poblaciones.
Arman proyecto para la exportación del pulpo
Por otro lado, la producción de pulpo maya en la entidad asciende a más de 24 mil toneladas cada año y sus principales mercados son Japón y China, además de países de la Unión Europea, y ante este panorama, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) trabaja con la Universidad de Texas en el proceso de certificación de esta especie para agregarle valor comercial.Patricia Ocampo Thompson, investigadora en Conacyt, comentó que elaboran líneas de investigación respecto al empaque de este producto que contribuya a mejorar la distribución en los países asiáticos y europeos.
Las investigaciones que realiza el Conacyt las efectúa en coordinación con el Centro de Investigación de Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), en donde científicos aportan ideas sobre las mejores formas de exportar esta especie.
“Nuestra intención es aportar y proponer estrategias para desarrollar la competitividad de la especie al agregarle valor con el uso de nuevas tecnologías y además con formas que permitan su sustentabilidad”, expuso Ocampo Thompson.
Uno de los retos que han enfrentado en la comercialización de esta especie es en el tema de inocuidad alimentaria y es aquí donde académicos de la Universidad de Texas A&M les orientan para que obtengan mejores procesos de certificación que den garantía de las buenas condiciones y prácticas que preservan la calidad de este alimento.
La Universidad de Texas A&M accedió a este trabajo en conjunto, debido a la importancia geográfica de la entidad mexicana, pues favorece la exportación del producto a otros países.
Algunas de las líneas de trabajo que hasta el momento los investigadores han propuesto se basan en los sistemas de empaquetado y embalaje, además de determinar si se distribuye mejor como un producto regional o de tipo gourmet.
“La idea es mejorar los niveles de comercialización en los mercados nacionales e internacionales”, añadió la investigadora.
Debido a que esta especie se obtiene únicamente en aguas de Yucatán, buscan incluso mercados del país que tienen alta demanda de este producto, como lo es la Riviera Maya, en Quintana Roo.