En los últimos cinco años, los casos de robo y asalto en altamaraumentaron de manera significativa con la llegada de pescadores furtivos de pepino de mar provenientes de Campeche, Tabasco, Quintana Roo y Veracruz.
Desde que en 2010 inició la pesca del equinodermo, de gran valor para el mercado asiático, los puertos de la costa yucateca fueron “invadidos” por hombres de mar de otros estados, quienes incluso pescaban en temporadas de veda.
A pesar de que el precio varía, el producto seco se puede comprar de 200 a 230 dólares en el mercado chino, lo que convierte a esta pesquería en algo ambicionado por muchos, sin importar si su captura es ilegal.
Ante la necesidad por abastecer el mercado mencionado, la migración de pescadores furtivos creció de manera acelerada, lo que ocasionó que la captura sin control afecte a la pesquería hasta casi escasear.
Cabe destacar que las costas de Yucatán estaban posicionadas como uno de los bancos naturales más grandes de pepino de mar del mundo. Ahora la densidad es baja y la poca biomasa de recurso existente pone en peligro que se abra nueva temporada de captura el próximo año.
Los problemas más grandes respecto a la ya denominada “mafia pepinera” se suscitan principalmente en los puertos del centro poniente, desde Celestún hasta Dzilam de Bravo; sin embargo, los del oriente, de San Felipe a El Cuyo, no están exentos, pero ocurren con menor frecuencia.
Ante la necesidad de abastecer el mercado asiático, la migración de pescadores furtivos de pepino de mar creció de manera acelerada.
Al respecto, el presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras del Centro Poniente del Estado, José Luis Carrillo Galaz, detalló en entrevista que los pescadores que llegaron de otros lugares se establecieron en el Estado, se capitalizaron con llantas y motores, pero empezaron a impactar otras pesquerías, como el pulpo, mero y langosta.
“Con la gente buena que llegó a pescar también hubo gente mala que vio una oportunidad en la pesca furtiva. Creemos que es una mafia que se estableció para el robo de lanchas y motores, por lo que exigimos al gobierno que la pesca sea considerada como asunto de seguridad”, puntualizó.
Explicó que el desorden que en la actualidad predomina en las pesquerías y la “piratería” de motores y lanchas pone en riesgo la seguridad de los hombres de mar, incluso de sus familias, al dejarlos desprotegidos.
Externó que a pesar de que existe un Consejo Estatal de Pesca, integrado por autoridades de seguridad de los tres órdenes de gobierno, no está en funciones, por lo que piden crear un plan integral de operativos de inspección y vigilancia que vaya desde la revisión de embarcaciones, retenes y aduanas, hasta inspecciones en el mar.
Justicia por propia mano
Por su parte el presidente de la Federación Regional de Sociedades Cooperativas de la Zona Oriente de Yucatán, Pastor Contreras señaló que los integrantes de las cooperativas pesqueras han amenazado con hacer justicia por propia mano si atrapan a pescadores furtivos.
Y es que, recordó, a la Cooperativa San Felipe le robaron una embarcación completa, cuatro motores a la cooperativa "Manuel Cepeda Peraza", y otros cuatro a la de Río Lagartos, así como dos a la de El Cuyo.
La Federación está conformada por cinco cooperativas: Río Lagartos, Pescadores Unidos de San Felipe, Pescadores Legítimos de San Felipe, de El Cuyo y "Manuel Cepeda Peraza", que agrupan a unos 800 socios e igual número de empleados.
A pesar de que los robos ocurridos se reportan a las autoridades de seguridad que forman parte de los comités de pesca, los hombres de mar se agrupan para afrontar cualquier problema que se suscite.
Sipse