“Otros factores son que el Estado sólo genera un 65% de lo que debe estar produciendo y el gasto público no se ejerce en infraestructura, capacitación productiva y apoyo a las empresas”, apunta el director del despacho ACP Consultores.
“No hay una conducción adecuada de la economía y no hablo sólo del gobierno del Estado, sino en general de todos los sectores involucrados”, enfatiza el catedrático de posgrado de la Facultad de Contaduría y Administración de la Uady.
Frente al abultado gasto del sector público, de $70 mil millones en los últimos tres años, un estudio del Tecnológico de Monterrey advierte, como publicamos, que de 2007 a 2010 Yucatán retrocedió en competitividad, al bajar del lugar 15 al 18 entre los 32 estado del país.
El estudio muestra que la caída más drástica fue en el factor de “desempeño económico”, que pasó de la posición 13 a la 24, 8 puntos arriba del sótano.
Otro indicador, el de “Egresos por obra pública y acciones sociales per cápita”, indica que Yucatán está en último lugar, con una inversión de apenas $71.5 por persona, cuando la media nacional es de $971.2.
Entrevistado sobre el tema, Cano Escalante dice que el estudio confirma lo que han estado detectando los economistas y señala que, más que tomarlo como una afrenta, como una crítica negativa, las autoridades deben verlo como un punto de referencia para emprender acciones que permitan revertir esa tendencia adversa.
Urge, dice, invertir en los sectores detonantes de la economía y los empleos, como el manufacturero y el agroindustrial.
“El sector manufacturero no es de los grandes en Yucatán, pero es de los que genera mayor valor. Sin embargo, en ese sector se incluye a la industria textil y de la confección, que sigue sosteniendo miles de empleos”, afirma el especialista.
“Es necesario también reconfigurar el gasto público tanto estatal como federal. Tienen que invertir más en infraestructura, pero no sólo en carreteras, sino también en energía eléctrica y otros sectores que propicien la inversión productiva.
“La realidad es que el gobierno estatal no ha puesto énfasis en los rubros que se observan en los indicadores de competitividad que señala el Tec de Monterrey.
“No se trata de invertir en carreteras, puertos, etcétera, porque lo dice un manual, sino en lo que genera un movimiento económico local. Si se carece de esa inversión, entonces la economía no crece tanto.
“De acuerdo con su territorio, población, características, planta productiva, liderazgo en el Sureste, Yucatán debería estar produciendo un 50% más de lo que produce ahora”, afirma.
“Hay una política económica mal entendida, se piensa que es suficiente aplicar el gasto público en determinados rubros que supuestamente generan desarrollo. No, eso debe ir mucho más allá de eso”, agrega.
“Se requieren acciones específicas en áreas estratégicas. Hay que invertir en infraestructura y capacitación para la productividad. Invertir los recursos de manera inteligente”, insiste el experto.
Economía
- Alerta Alvaro Cano advierte que podría haber una segunda recesión y Yucatán necesita prepararse.Se va retrasando “Yucatán resultó más golpeado por la crisis que Campeche y Quintana Roo, se va retrasando su posición de líder en el Sureste”.
Impacto “La Reserva Federal de Estados Unidos ya reconoció que el problema allá es más serio de lo que pensaban y eso va a impactar a México y a Yuctán. Por la carencia de una política estratégica nos va a afectar doblemente y lo podemos resentir de aquí a 2011”.
El estudio del Tecnológico de Monterrey que muestra un retroceso en la competitividad de Yucatán confirma que está fallando la conducción de la economía y no sólo de parte del gobierno del Estado sino de todos los sectores involucrados, advierte Alvaro Cano Escalante, presidente del Colegio de Profesionales en Economía.
“Urge revertir la caída de la competitividad. En Yucatán no hay una política económica estratégica y tenemos que empezar con ello. Además, hay que reorientar el gasto público en infraestructura, capacitación productiva y apoyo a las empresas”, subraya el profesional. “El estudio no se debe tomar como una afrenta, sino como un punto de partida”, apunta.