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“Te lo advertí, te dije que te iba a matar”, es lo que Angélica P.M., de 41 años, escuchó antes de que su pareja sentimental intentara asesinarla con un objeto punzocortante en la colonia Francisco I. Madero, en Puebla, lugar hasta el cual llegó el acusado para tratar de convencer a la víctima, de que retomaran su relación. Angélica llevaba seis días fuera del domicilio conyugal luego de que el sujeto la golpeara por no darle el vaso de agua que él quería.
Fue la madre de la mujer violentada durante casi ocho años, quien evitó que su hija pasara a formar parte de la lista de feminicidios en la entidad poblana, sin embargo, durante estos hechos, Esperanza M.T, de 65 años de edad, resultó herida cerca del abdomen, por lo que requirió de atención especializada en un nosocomio del cual ya fue dada de alta. La agresión ya fue denunciada ante las autoridades correspondientes, quienes dieron inicio a la carpeta número 362/2018 de la Agencia Especializada en Delitos Sexuales, pero solo por violencia familiar y no por tentativa de homicidio.
Angélica, quien tiene un hijo de cinco años de edad, producto de la relación de ocho años con su ahora verdugo, dijo en entrevista para El Sol de Puebla, que los hechos se registraron el pasado viernes al filo de las 15:00 horas, en la casa de su madre, es decir, en la calle Benito Juárez de la referida colonia, donde el acusado llegó para tratar de convencerla de que retomaran su relación, pues llevaban seis días separados.
“Mi expareja sentimental Roberto Carlos M.A, de 37 años, primero me mandó mensajes para tener comunicación conmigo, pero yo no le contesté; me imagino que eso lo hizo explotar. El viernes llegó muy agresivo a la casa de mi mamá, quien tiene una miscelánea, le dijo que quería hablar conmigo y mi mamá le dijo que sí pero que se tranquilizara, pues no iba a hablar con esos modos, aparentemente él había aceptado; cuando mi madre entró a avisarme, él ya estaba adentro en las escaleras, incluso le estábamos hablando a un tío para que me acompañara en lo que hablaba con él (Roberto), pero en eso sacó un cuchillo para intentar apuñalarme, dijo que ya me lo había advertido que me iba a matar”, narró la entrevistada todavía con la voz temblorosa y un poco de temor.
Sin embargo, el agresor no consiguió su objetivo ya que la señora Esperanza, madre de Angélica, se encontraba en medio de los dos. En su acción por evitar que su hija fuera lesionada, la mujer de 65 años fue quien recibió dos puñaladas. El acusado, quien a decir de su expareja sentimental, es dueño de la Academia de baile Simbao, ubicada en la colonia Aquiles Serdán, incluso cerró las puertas de la tienda para encerrarlas y evitar que pidieran ayuda.
Después de cometer el ataque, el sujeto escapó a bordo del automóvil de Angélica, un Ford Figo color negro con placas UAZ7446 del estado de Puebla, del cual el hombre tenía unas llaves, mientras que la presunta arma utilizada en la agresión fue tirada en el domicilio, encontrada dos días después y entregada a las autoridades, quienes evaluarán si se toma o no como parte de las evidencias.
Esperanza tuvo que ser llevada a bordo de otro vehículo particular al área de urgencias del Hospital de Traumatología y Ortopedia, mientras que Angélica y su pequeño de cinco años de edad, se resguardaron en la casa de un tío. Horas después, el acusado, quien anunció a través de su cuenta de Facebook que se quitaría la vida, con una herida en la muñeca izquierda y la ropa llena de sangre, llegó al mismo nosocomio donde era atendida su suegra.
Aunque la sexagenaria dio aviso a las autoridades de que ahí se encontraba el responsable de la agresión, nadie acudió para detenerlo, aseveró la entrevistada.
“Mi mamá le habló a las autoridades para decirles que el agresor estaba ahí para que mandaran a alguien a arrestarlo, dijeron que no podían hacer nada, mi mamá no tenía ni un policía que la resguardara”, acusó Angélica, quien de igual manera sostuvo que al día siguiente de los hechos se presentó en la Agencia Especializada en Delitos Sexuales para denunciar lo ocurrido, sin embargo, en ese instante no le levantaron la denuncia.
“El joven que me atendió me pidió que le platicara a groso modo lo que había ocurrido, le dije que mi expareja sentimental me había golpeado, porque le llevé un vaso de agua y no era el que él quería, lo cual resultó en lesiones, me contestó que no tenía heridas o golpes, por lo que en cuanto yo levantara la denuncia ellos iban a proceder legalmente, que él (Roberto Carlos) iba a estar arrestado de dos a ocho años, que entonces que lo pensara porque si quería solicitar una pensión alimenticia u otra cosa, no lo iba a obtener de él”, contó la declarante.
La entrevistada a su vez dijo que en ese instante preguntó por el tema de la patria potestad del menor, a lo cual quien la atendió, le respondió que eso tenía que verlo en Ciudad Judicial y que solo podían emitirle un oficio para que acudiera allá, en lo que pensaba si quería o no demandar a su agresor.
Aunque se giraron oficios y notificaciones de restricción para que en 60 días el acusado no se acercara a las víctimas, a decir de Angélica, hasta ayer que su madre y ella se encontraban ampliando su denuncia, los agentes estatales investigadores no habían acudido al lugar de los hechos para realizar inspecciones oculares, sentenció la entrevistada, quien confesó que su hijo también era violentado por Roberto Carlos, el cual a veces hasta llegaba a meterlo a un bote de basura para castigarlo, y otra serie de agresiones físicas y verbales.
Hoy, Angélica y su madre piden justicia, que el agresor sea detenido y pague por su acción, pues de no haber intervenido Esperanza, ahorita sería una más de las mujeres asesinadas por sus parejas sentimentales.
“Hago un llamado a las autoridades porque venimos, denunciamos, incluso decimos dónde se encuentra el agresor y no los arrestan el mismo día o al siguiente de la agresión, luego nos matan y ya sacan el reporte de otro feminicidio más, por eso existen los feminicidios”, externó la mujer de 41 años, quien después de varios años, se atrevió a denunciar. El Sol de Tampico.