Noticias de Yucatán.
Esperado por tantos años, la gente de Monclova al fin pudo
gritar a todo pulmón: ¡somos campeones!
Los Acereros del Norte hicieron todo de su lado, nunca
bajaron los brazos las veces en que fueron sacudidos por los bombazos de Alex
Liddi, de dos carreras, en la primera, y después de Sebastián Valle, de tres
registros, en la cuarta, para venir de atrás de la mano de Eric Aybar, que
remolcó cuatro registros con jonrón y doble para alzarse con la victoria, 9-5,
en un pletórico estadio.
Una vez caída el último aut, y tras la euforica celebración,
la gente agradeció a los selváticos, aplaudiendo y gritando “Yucatán, Yucatán,
Yucatán, lo que obligó a los jugadores”, algunos con ellos con lágrimas, a salí
agradecer el gesto.
Eric y Juan José Arellano igual se acercaron para
abrazar a sus peloteros. No había nada que reprochar, se brindaron en cada uno
de los siete juegos.
En ruta a su primera corona, los del acero simplemente
hicieron lo justo, lo que se requería. Cuando fue necesario ser explosivos se
hizo, y si había que tocar la pelota, igual lo hicieron como se debe. También
clave resultó la manera en que el manager Pat Listach manejó su bullpen, el
cual respondió.
Por el contrario, del otro lado, al alto mando de los
selváticos no le salieron bien las cosas. Seguramente muchos habrán de
cuestionar los movimientos realizados y tras los cuales llegaron las anotaciones
con las que los del acero vinieron de atrás para descontar una ventaja de tres
registros, en la quinta entrada.
Es verdad que José Samayoa acaba de firmar su segundo
pasaporte de la noche, pero lanzaba pelota de dos jits, y dos carreras, tras el
cuadrangular de Noah Perio, su tercero en esta Serie del Rey.
Miguel Peña escaló la lomita con muy poca fortuna, y es que
Perio lo recibió con sencillo, y después, Eric Aybar enloqueció a los fanáticos
llevándose la barda del bosque izquierdo para poner la pizarra igualada a
cinco.
Llegó después el béisbol pequeño que acabó por inclinar la
balanza a favor de casa, ante una enloquecida afición, muchos de los cuales
acabaron afónicos de tanto gritar y gritar felices.
Alex Mejía abrió la sexta con sencillo, Eric Young se
sacrificó al tocar para avanzar al corredor, dejando la mesa puesta a Aybar,
que terminó de sentenciar la suerte de las fieras disparando doblete ante
Manuel Parra, que entró por el derrotado Andrey Ávila para que Monclova alcance
la ventaja que ya nunca perdió, y si en cambio amplió apareciendo el bateo
oportuno.
Gil sorprendió. Echó mano de su mejor carta, César Valdez,
que apagó el fuego, pero el daño ya estaba hecho.
Ya después todo fue alegría del lado de la furia azul, un
equipo confeccionado para este histórico momento, plagado de peloteros
estelares y que no defraudó a la gente de Monclova, que no duerme, ha salido a
festejar.