Reproducción completa de su escrito que nos hicieron llegar
El lunes 18 de enero pasado, alrededor de las 7 de la noche, falleció mi madre, la señora Thelma Francisca del Socorro Rosado Montalvo, a los setenta años, víctima de un infarto al corazón aunado a las posibles consecuencias de un golpe en la frente, en el baño de su domicilio, mientras esperaba el auxilio médico de la Cruz Roja Mexicana. El galeno que certificó su fallecimiento fue el doctor Elman Mézquita Tec.
Una serie de desafortunados eventos contribuyó a este triste y fatal suceso.
Mi madre vivía en la colonia Juan Pablo II en compañía de mi hija Fanny María Zumárraga García de 24 años, y mi abuela, la señora María Isidra Montalvo Ceballos, de 95 años, quien estando en silla de ruedas, varias veces se le oía gritar por la ventana “auxilio, auxilio” cada vez que la iban a bañar o por algún otro motivo sin importancia.
En la entrada de la casa había un escalón alto, motivo por el cual mi madre acostumbraba dejar la reja con un candado puesto para evitar que mi abuela pudiera sufrir un accidente.
El día que ocurrieron los hechos, alrededor de las seis de la tarde, mi madre entró al baño sintiéndose mal y se desvaneció impactándose de frente con la taza de baño, lo que le ocasionó una herida sangrante en la cabeza. Ella pidió a mi abuela que llamara a la Cruz Roja Mexicana mientras yacía tirada. Los gritos de mi abuela por la ventana no llamaron la atención de los vecinos que estaban acostumbrados a oírla gritar. Fue hasta momentos después que acudió una vecina, la cual fue informada por mi abuela de lo sucedido, pero al querer entrar a la casa, se encontró con el candado cerrado. Otro vecino, al ser informado de lo ocurrido, llevó sus herramientas para romper el candado y poder auxiliar a mi madre. En ese momento la Cruz Roja Mexicana recibe la primera llamada de auxilio, realizada por una vecina adulta, quien le explicó a la telefonista la gravedad del caso y le pidió que acudieran con rapidez. Sin embargo, la voz de la telefonista que respondió a la llamada, se escuchaba vacilante y dudosa. La ambulancia no salió a la primera llamada de emergencia. 30 minutos después del primer llamado a la ambulancia, llegó la policía; mi madre seguía con vida. Varios policías entraron a la casa y uno de ellos habló con mi madre y posteriormente tomó el teléfono para hacer una segunda llamada a la Cruz Roja Mexicana. Durante la misma, se le escuchó al policía decir “que vengan, no es una broma, ya vi a la señora tirada en el baño y está sangrando”.
Doña Alejandra, empleada de la tienda que está al lado de la casa, permaneció con mi mamá en el baño mientras esperaban a la ambulancia, la cual tardó 30 minutos más aproximadamente. En ese momento mi madre dio el número de celular de mi hermana menor, Alejandra, quien es enfermera del seguro social y se encontraba comprando en el supermercado al momento de ser notificada del accidente.
Una hora con quince minutos después del primer llamado a la Cruz Roja Mexicana llegaron los paramédicos. Doña Alejandra que estaba en el baño con mi madre la escuchó quejarse de dolor en el pecho y en ese momento, mi madre, con las manos sobre su pecho y con la frente muy inflamada por el golpe, dejó de respirar mientras los paramédicos bajaban de la ambulancia.
Este es el momento en que llega mi hermana con una de mis hijas y pocos minutos después, yo. Posteriormente fue llegando toda la familia.
Los paramédicos entraron al baño y conectaron a mi mamá a un monitor para corroborar sus inexistentes signos vitales. Así mismo ellos dijeron que no contaban con el equipo para casos de paros cardíacos, ya que al momento de recibir la segunda llamada, se les notificó que era una simple caída y que aunque tuvieran el equipo, ya no tenía caso darle RCP porque mi mamá ya había muerto. Una vecina les preguntó el porqué de la tardanza y uno de los paramédicos respondió: “Es que la primera llamada no la tomamos en serio, porque hemos recibido varias llamadas de gente bromista, sobre todo de la zona poniente de la ciudad”.
Es decir, que el inhumano protocolo de la Cruz Roja Mexicana, es no acudir al primer llamado de emergencia si proviene de la zona poniente de la ciudad, porque hay mucho vecino “bromista”. En cambio, antes que el auxilio médico llegue, aparece la policía para corroborar que no se trate de una broma y entonces volver a llamar a la ambulancia. También hace su aparición la Fiscalía del Estado, para asegurarse de que no haya sido cometido ningún delito. Todo es más importante que salvar la vida de un ser humano. Hoy le tocó a mi madre y a nosotros como familia vivir esta pesadilla. ¿Y mañana, a quién?
Yo no sé si mi madre aun estuviera con vida de haber llegado a tiempo el auxilio médico con la ambulancia equipada. Nadie lo puede saber. Lo que sí sé es que la Cruz Roja Mexicana tiene la obligación de acudir a la primera llamada de emergencia provenga de cualquier zona de la ciudad y no asumir que se trata de una broma. Es verdaderamente asqueable ver que no tengan la conciencia, de que tan solamente unos segundos podrían significar la vida o la muerte de una persona. Es lamentable el hecho de que hagan recolectas de dinero y se paren el cuello utilizando a figuras públicas para decir que ofrecen un excelente servicio con ambulancias totalmente equipadas para dar todo tipo de auxilios. Es mentira todo lo que dice la Cruz Roja Mexicana.
¿Y qué están haciendo los gobernantes de nuestro estado? ¿Por qué no poner ambulancias en cada zona de la ciudad en vez de estar gastando el dinero en cosas ridículas e innecesarias? ¿Por qué no establecen una ley en donde se castigue severamente con cárcel o con una multa a la gente inconsciente que se atreve a hacer falsos llamados de emergencia a la Cruz Roja Mexicana?
La Cruz Roja no acudió al primer llamado de auxilio, en el caso de mi madre, a pesar de que la persona que les llamó es una señora adulta, la cual se identificó y dio su número telefónico.
Quiero hacer un paréntesis y hablar de un caso que tuvo lugar meses antes de este suceso. La Cruz Roja acudió a un llamado de emergencia en la zona norte de la ciudad, realizado por la señora Julia Beatriz González Lugo, ya que su esposo, mi tío, el señor Lorenzo Rosado Montalvo se sentía mal. Los paramédicos consideraron que el caso no era grave y se negaron a trasladarlo al hospital argumentando que a mi tío se le veía bien y que ellos no eran taxistas. Mi tía llamó a un taxi y al llegar al hospital mi tío fue internado porque le estaba dando un infarto cerebral.
Estas cosas suceden todos los días y nadie quiere alzar la voz.
Hacer este tipo de denuncias no le devolverá la vida a mi madre, pero podría salvarse otra persona la próxima vez que alguien llame a la Cruz Roja pidiendo auxilio.
Hago un llamado a las autoridades y a nuestros gobernantes.
Y usted amigo lector, ayúdeme a difundir esta información. El día de mañana no sabemos quién podría estar muriendo en el interior de su casa mientras la Cruz Roja piensa que la llamada es una broma.
Alicia García. "X'pet"
Actriz diplomada en formación literaria y comediante.
El lunes 18 de enero pasado, alrededor de las 7 de la noche, falleció mi madre, la señora Thelma Francisca del Socorro Rosado Montalvo, a los setenta años, víctima de un infarto al corazón aunado a las posibles consecuencias de un golpe en la frente, en el baño de su domicilio, mientras esperaba el auxilio médico de la Cruz Roja Mexicana. El galeno que certificó su fallecimiento fue el doctor Elman Mézquita Tec.
Una serie de desafortunados eventos contribuyó a este triste y fatal suceso.
Mi madre vivía en la colonia Juan Pablo II en compañía de mi hija Fanny María Zumárraga García de 24 años, y mi abuela, la señora María Isidra Montalvo Ceballos, de 95 años, quien estando en silla de ruedas, varias veces se le oía gritar por la ventana “auxilio, auxilio” cada vez que la iban a bañar o por algún otro motivo sin importancia.
En la entrada de la casa había un escalón alto, motivo por el cual mi madre acostumbraba dejar la reja con un candado puesto para evitar que mi abuela pudiera sufrir un accidente.
El día que ocurrieron los hechos, alrededor de las seis de la tarde, mi madre entró al baño sintiéndose mal y se desvaneció impactándose de frente con la taza de baño, lo que le ocasionó una herida sangrante en la cabeza. Ella pidió a mi abuela que llamara a la Cruz Roja Mexicana mientras yacía tirada. Los gritos de mi abuela por la ventana no llamaron la atención de los vecinos que estaban acostumbrados a oírla gritar. Fue hasta momentos después que acudió una vecina, la cual fue informada por mi abuela de lo sucedido, pero al querer entrar a la casa, se encontró con el candado cerrado. Otro vecino, al ser informado de lo ocurrido, llevó sus herramientas para romper el candado y poder auxiliar a mi madre. En ese momento la Cruz Roja Mexicana recibe la primera llamada de auxilio, realizada por una vecina adulta, quien le explicó a la telefonista la gravedad del caso y le pidió que acudieran con rapidez. Sin embargo, la voz de la telefonista que respondió a la llamada, se escuchaba vacilante y dudosa. La ambulancia no salió a la primera llamada de emergencia. 30 minutos después del primer llamado a la ambulancia, llegó la policía; mi madre seguía con vida. Varios policías entraron a la casa y uno de ellos habló con mi madre y posteriormente tomó el teléfono para hacer una segunda llamada a la Cruz Roja Mexicana. Durante la misma, se le escuchó al policía decir “que vengan, no es una broma, ya vi a la señora tirada en el baño y está sangrando”.
Doña Alejandra, empleada de la tienda que está al lado de la casa, permaneció con mi mamá en el baño mientras esperaban a la ambulancia, la cual tardó 30 minutos más aproximadamente. En ese momento mi madre dio el número de celular de mi hermana menor, Alejandra, quien es enfermera del seguro social y se encontraba comprando en el supermercado al momento de ser notificada del accidente.
Una hora con quince minutos después del primer llamado a la Cruz Roja Mexicana llegaron los paramédicos. Doña Alejandra que estaba en el baño con mi madre la escuchó quejarse de dolor en el pecho y en ese momento, mi madre, con las manos sobre su pecho y con la frente muy inflamada por el golpe, dejó de respirar mientras los paramédicos bajaban de la ambulancia.
Este es el momento en que llega mi hermana con una de mis hijas y pocos minutos después, yo. Posteriormente fue llegando toda la familia.
Los paramédicos entraron al baño y conectaron a mi mamá a un monitor para corroborar sus inexistentes signos vitales. Así mismo ellos dijeron que no contaban con el equipo para casos de paros cardíacos, ya que al momento de recibir la segunda llamada, se les notificó que era una simple caída y que aunque tuvieran el equipo, ya no tenía caso darle RCP porque mi mamá ya había muerto. Una vecina les preguntó el porqué de la tardanza y uno de los paramédicos respondió: “Es que la primera llamada no la tomamos en serio, porque hemos recibido varias llamadas de gente bromista, sobre todo de la zona poniente de la ciudad”.
Es decir, que el inhumano protocolo de la Cruz Roja Mexicana, es no acudir al primer llamado de emergencia si proviene de la zona poniente de la ciudad, porque hay mucho vecino “bromista”. En cambio, antes que el auxilio médico llegue, aparece la policía para corroborar que no se trate de una broma y entonces volver a llamar a la ambulancia. También hace su aparición la Fiscalía del Estado, para asegurarse de que no haya sido cometido ningún delito. Todo es más importante que salvar la vida de un ser humano. Hoy le tocó a mi madre y a nosotros como familia vivir esta pesadilla. ¿Y mañana, a quién?
Yo no sé si mi madre aun estuviera con vida de haber llegado a tiempo el auxilio médico con la ambulancia equipada. Nadie lo puede saber. Lo que sí sé es que la Cruz Roja Mexicana tiene la obligación de acudir a la primera llamada de emergencia provenga de cualquier zona de la ciudad y no asumir que se trata de una broma. Es verdaderamente asqueable ver que no tengan la conciencia, de que tan solamente unos segundos podrían significar la vida o la muerte de una persona. Es lamentable el hecho de que hagan recolectas de dinero y se paren el cuello utilizando a figuras públicas para decir que ofrecen un excelente servicio con ambulancias totalmente equipadas para dar todo tipo de auxilios. Es mentira todo lo que dice la Cruz Roja Mexicana.
¿Y qué están haciendo los gobernantes de nuestro estado? ¿Por qué no poner ambulancias en cada zona de la ciudad en vez de estar gastando el dinero en cosas ridículas e innecesarias? ¿Por qué no establecen una ley en donde se castigue severamente con cárcel o con una multa a la gente inconsciente que se atreve a hacer falsos llamados de emergencia a la Cruz Roja Mexicana?
La Cruz Roja no acudió al primer llamado de auxilio, en el caso de mi madre, a pesar de que la persona que les llamó es una señora adulta, la cual se identificó y dio su número telefónico.
Quiero hacer un paréntesis y hablar de un caso que tuvo lugar meses antes de este suceso. La Cruz Roja acudió a un llamado de emergencia en la zona norte de la ciudad, realizado por la señora Julia Beatriz González Lugo, ya que su esposo, mi tío, el señor Lorenzo Rosado Montalvo se sentía mal. Los paramédicos consideraron que el caso no era grave y se negaron a trasladarlo al hospital argumentando que a mi tío se le veía bien y que ellos no eran taxistas. Mi tía llamó a un taxi y al llegar al hospital mi tío fue internado porque le estaba dando un infarto cerebral.
Estas cosas suceden todos los días y nadie quiere alzar la voz.
Hacer este tipo de denuncias no le devolverá la vida a mi madre, pero podría salvarse otra persona la próxima vez que alguien llame a la Cruz Roja pidiendo auxilio.
Hago un llamado a las autoridades y a nuestros gobernantes.
Y usted amigo lector, ayúdeme a difundir esta información. El día de mañana no sabemos quién podría estar muriendo en el interior de su casa mientras la Cruz Roja piensa que la llamada es una broma.
Alicia García. "X'pet"
Actriz diplomada en formación literaria y comediante.