CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Fisher Rodrigo Gutiérrez, un adolescente de 14 años, fue hallado sin vida semanas después de haber sido reportado como desaparecido en la zona de Los Pinos, Yacimientos, en el municipio de Tupiza, Bolivia. El joven había salido de su domicilio el 22 de marzo rumbo al tradicional Desfile de las Teas en la Plaza Avaroa, y fue visto por última vez alrededor de las 17:30 horas.
La familia del menor interpuso la denuncia ante la Dirección Departamental de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), y se activó una ficha de búsqueda. En paralelo, vecinos y compañeros de escuela se unieron a brigadas de rastreo y realizaron protestas para exigir una respuesta efectiva por parte de las autoridades.
Encuentran restos junto a objetos vinculados a rituales
El 3 de mayo, los familiares del adolescente localizaron su cuerpo en avanzado estado de descomposición, a orillas de un río en la zona conocida como La Quebrada. Según declaraciones del padre del menor, en el sitio se encontraron objetos que podrían estar relacionados con rituales de tipo esotérico o de santería.
Entre los elementos hallados estaban dos q’oas (mesas rituales andinas), sullitos (fetos de llama), un ala de gallina, hilo blanco, cigarros parcialmente fumados y un aguayo. Para los familiares, estos objetos refuerzan la hipótesis de que el menor fue utilizado como parte de un acto ceremonial que habría terminado con su vida.
“No fue la Policía la que encontró a mi hijo. Fuimos nosotros. No nos ayudaron, no nos escucharon”, declaró el padre del menor a medios locales.
Autoridades sin avances y protestas en la comunidad
Hasta el momento, no hay detenidos ni se han identificado a posibles responsables. Las autoridades bolivianas no han confirmado públicamente la causa de la muerte ni han emitido un posicionamiento oficial sobre los elementos encontrados junto al cuerpo.
Organizaciones sociales, vecinos y colectivos de derechos humanos han exigido una investigación sin omisiones. Asimismo, señalaron la necesidad de esclarecer si se trató de un homicidio vinculado a prácticas rituales o si hay otros móviles detrás del crimen.
El 5 de mayo se llevó a cabo el velorio y entierro de Fisher en el cementerio local. Durante la ceremonia, familiares, amigos y vecinos protestaron con pancartas que decían: “Fisher no murió, lo mataron” y “La justicia no puede mirar a otro lado”.
El caso permanece abierto. La comunidad continúa solicitando a las autoridades avances concretos y transparencia en las investigaciones.
