Noticias de Yucatán
“Lavado de dinero” El dueño del “narcoavión” era Pedro Bermúdez Suaza, padre de Felipe Bermúdez Durán, presunto integrante del Cartel de Sinaloa y operador financiero de esa organización criminal. Bermúdez Suaza utilizaba sus empresas para “lavar dinero” de su socio Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, jefe del Cartel de Sinaloa.
Varias identidades El empresario colombiano, apodado “el Arquitecto”, tenía varias identidades. Se le encontraron identificaciones a nombre de Diego Rodrigo Vega Luján, Luis Bernardo Cuervo Aguilar , Luis Antonino Aguilar Vélez, Antonio Aguilar Cuervo, Antonio Aguilar Vélez y Antonio Bermúdez Uribe.
La detención más importante y que, según las autoridades mexicanas cierra el caso, fue la del empresario colombiano Pedro Antonio Bermúdez Suaza, capturado en octubre de 2008 en la ciudad de México y extraditado el miércoles a los Estados Unidos.
La maleza hace su labor Los técnicos que acudieron a desmantelar la aeronave sólo se llevaron los instrumentos de navegación y artefactos menores.
Según se observó, los fuertes materiales de la aeronave permiten que el tiempo aun no destruya las partes del avión ni borre las huellas de la estrepitosa caída, aunque la maleza comienza a cubrir los restos.
Robo de partes Hay evidencia de que algunos han intentado llevarse “recuerdos“: en las brechas se ven partes de las alas y otras láminas apiladas.
(narcos, inseguridad)
Al descubierto una peligrosa red en el Estado con la caída del “narcoavión”
21/06/2010
La caída en montes de Tixkokob de un avión cargado con 3.7 toneladas de cocaína, el 24 de septiembre de 2007, constituye un parteaguas en la historia del crimen organizado en Yucatán.
El accidente aéreo comenzó a revelar, poco a poco, la cara oculta del narcotráfico en Yucatán, una cara que hasta antes de ese suceso era insospechable e inimaginable para la sociedad yucateca, a la que durante años sus gobernantes hicieron creer que estaba libre de las garras de los grandes carteles de la droga que operaban en el resto del país.
Aunque la caída de esa aeronave en territorio yucateco fue hasta cierto punto fortuita, el suceso evidenció la existencia en Yucatán de una poderosa red del narcotráfico a gran escala, conexión en la que participaban incluso yucatecos con variadas consignas, desde quienes comercializaban con droga hasta policías que brindaban protección y encubrían las actividades ilícitas del narcotráfico.
Hoy, a casi tres años de distancia, gracias a ese hecho histórico puede saberse que Yucatán nunca fue tan ajeno al tráfico de drogas a gran escala y que si bien ese avión no culminó su misión muchos otros con similar cargamento pasaron por el cielo yucateco, incluso, según revelaciones de las autoridades, descendieron y despegaron en el aeropuerto meridano cada vez que fue necesario hacerlo.
Las investigaciones por este caso determinaron que Yucatán figuraba desde hacía mucho en la ruta que los carteles internacionales de la droga usaban para llevar cocaína desde Colombia a Estados Unidos, pasando algunas veces por Venezuela, Centroamérica, Cancún y hasta por Mérida.
El alcance de la red yucateca de apoyo al narcotráfico fue corroborado cuando tan sólo unas horas después de la caída del avión en montes de Tixkokob entraron en acción por lo menos dos yucatecos —fueron detenidos, aunque ya recuperaron su libertad— que intentaron rescatar parte de la droga que llevaba la aeronave, de matrícula estadounidense —N987SA—, y presuntamente propiedad del empresario colombiano Pedro Bermúdez Suaza, detenido un año después y extraditado apenas el miércoles 16 a los Estados Unidos.
Dos policías federales asignados al aeropuerto meridano, también detenidos después, son otra prueba de la existencia de la red yucateca al servicio del crimen organizado.
La caída El “narcoavión” cayó en la madrugada del 24 de septiembre de 2007, cerca de lo que se conoce como el Periférico de Tixkokob, producto de una persecución desde Cancún realizada por personal del Ejército Mexicano, aunque las autoridades federales aseguran que fue un accidente por una falla mecánica. Días después del avionazo fue detenido el copiloto de la nave, Edick Muñoz Sánchez, aunque fuentes militares revelan hoy que en realidad fue capturado la misma noche que cayó el avión.
Luego fue detenido en la capital mexicana el piloto de la nave, Omar Alfredo Jácome del Valle, alias “el Piolo”, a quien también se le identifica como Óscar Alfredo Ríos del Río.
Otros detenidos son Julio César Sánchez Martell, César Flores Estrada y Felipe Bermúdez Durán, presuntos integrantes del Cartel de Sinaloa y operadores financieros de esa organización criminal, dueña de la cocaína que llevaba el avión.
Los policías federales José Luis Ortiz Navarro y Sergio Rosas Díaz, adscritos al aeropuerto meridano, fueron detenidos.
Ellos constituían parte vital de la conexión yucateca de la organización criminal. Su función era pasar por alto las revisiones a los “narcoaviones” que hacían escala en esta ciudad.
Pesquisas Según las pesquisas, otra conexión peninsular fue Martín Gómez Soto, quien realizó en Cancún los trámites migratorios y aduanales del “narcoavión” antes de su partida a Colombia, de donde retornaba cuando cayó en Tixkokob.
Los yucatecos Leonel Ayala López y Dante Pat Caamal también fueron capturados, acusados de intentar sobornar a soldados que custodiaban la nave el día del desplome para poder rescatar la droga, aunque a diferencia de los demás detenidos —encarcelados en el Estado de México—, ellos fueron recluidos en Mérida.
El accidente aéreo comenzó a revelar, poco a poco, la cara oculta del narcotráfico en Yucatán, una cara que hasta antes de ese suceso era insospechable e inimaginable para la sociedad yucateca, a la que durante años sus gobernantes hicieron creer que estaba libre de las garras de los grandes carteles de la droga que operaban en el resto del país.
Aunque la caída de esa aeronave en territorio yucateco fue hasta cierto punto fortuita, el suceso evidenció la existencia en Yucatán de una poderosa red del narcotráfico a gran escala, conexión en la que participaban incluso yucatecos con variadas consignas, desde quienes comercializaban con droga hasta policías que brindaban protección y encubrían las actividades ilícitas del narcotráfico.
Hoy, a casi tres años de distancia, gracias a ese hecho histórico puede saberse que Yucatán nunca fue tan ajeno al tráfico de drogas a gran escala y que si bien ese avión no culminó su misión muchos otros con similar cargamento pasaron por el cielo yucateco, incluso, según revelaciones de las autoridades, descendieron y despegaron en el aeropuerto meridano cada vez que fue necesario hacerlo.
Las investigaciones por este caso determinaron que Yucatán figuraba desde hacía mucho en la ruta que los carteles internacionales de la droga usaban para llevar cocaína desde Colombia a Estados Unidos, pasando algunas veces por Venezuela, Centroamérica, Cancún y hasta por Mérida.
El alcance de la red yucateca de apoyo al narcotráfico fue corroborado cuando tan sólo unas horas después de la caída del avión en montes de Tixkokob entraron en acción por lo menos dos yucatecos —fueron detenidos, aunque ya recuperaron su libertad— que intentaron rescatar parte de la droga que llevaba la aeronave, de matrícula estadounidense —N987SA—, y presuntamente propiedad del empresario colombiano Pedro Bermúdez Suaza, detenido un año después y extraditado apenas el miércoles 16 a los Estados Unidos.
Dos policías federales asignados al aeropuerto meridano, también detenidos después, son otra prueba de la existencia de la red yucateca al servicio del crimen organizado.
La caída El “narcoavión” cayó en la madrugada del 24 de septiembre de 2007, cerca de lo que se conoce como el Periférico de Tixkokob, producto de una persecución desde Cancún realizada por personal del Ejército Mexicano, aunque las autoridades federales aseguran que fue un accidente por una falla mecánica. Días después del avionazo fue detenido el copiloto de la nave, Edick Muñoz Sánchez, aunque fuentes militares revelan hoy que en realidad fue capturado la misma noche que cayó el avión.
Luego fue detenido en la capital mexicana el piloto de la nave, Omar Alfredo Jácome del Valle, alias “el Piolo”, a quien también se le identifica como Óscar Alfredo Ríos del Río.
Otros detenidos son Julio César Sánchez Martell, César Flores Estrada y Felipe Bermúdez Durán, presuntos integrantes del Cartel de Sinaloa y operadores financieros de esa organización criminal, dueña de la cocaína que llevaba el avión.
Los policías federales José Luis Ortiz Navarro y Sergio Rosas Díaz, adscritos al aeropuerto meridano, fueron detenidos.
Ellos constituían parte vital de la conexión yucateca de la organización criminal. Su función era pasar por alto las revisiones a los “narcoaviones” que hacían escala en esta ciudad.
Pesquisas Según las pesquisas, otra conexión peninsular fue Martín Gómez Soto, quien realizó en Cancún los trámites migratorios y aduanales del “narcoavión” antes de su partida a Colombia, de donde retornaba cuando cayó en Tixkokob.
Los yucatecos Leonel Ayala López y Dante Pat Caamal también fueron capturados, acusados de intentar sobornar a soldados que custodiaban la nave el día del desplome para poder rescatar la droga, aunque a diferencia de los demás detenidos —encarcelados en el Estado de México—, ellos fueron recluidos en Mérida.
“Narcoavión”
- Notas Al parecer, la cocaína que llevaba el “narcoavión” caído en Tixkokob era del Cartel de Sinaloa.“Lavado de dinero” El dueño del “narcoavión” era Pedro Bermúdez Suaza, padre de Felipe Bermúdez Durán, presunto integrante del Cartel de Sinaloa y operador financiero de esa organización criminal. Bermúdez Suaza utilizaba sus empresas para “lavar dinero” de su socio Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera, jefe del Cartel de Sinaloa.
Varias identidades El empresario colombiano, apodado “el Arquitecto”, tenía varias identidades. Se le encontraron identificaciones a nombre de Diego Rodrigo Vega Luján, Luis Bernardo Cuervo Aguilar , Luis Antonino Aguilar Vélez, Antonio Aguilar Cuervo, Antonio Aguilar Vélez y Antonio Bermúdez Uribe.
La detención más importante y que, según las autoridades mexicanas cierra el caso, fue la del empresario colombiano Pedro Antonio Bermúdez Suaza, capturado en octubre de 2008 en la ciudad de México y extraditado el miércoles a los Estados Unidos.
Distintas hipótesis de la caída
Intentaban evitar al Ejército los pilotos del “narcoavión”
21/06/2010
En un vuelo lícito, el “narcoavión” viajó de Estados Unidos a Cancún, de donde partió con algunas personas que nunca fueron localizadas —entre ellas dos mujeres— a Colombia, para de ahí retornar vía Venezuela con su carga ilícita, pero al entrar a territorio mexicano ya era esperado por el Ejército en el vecino polo turístico.
Las investigaciones revelan que los pilotos llevaban un teléfono satelital —fue encontrado entre las pertenencias que había en el avión—, por medio del cual gente en tierra, en Cancún, los alertó de la “emboscada” que preparaba el Ejército, por lo que desviaron su vuelo hacia Yucatán, pero fueron seguidos por la flota aérea militar.
Se cree que el piloto y el copiloto de la aeronave —Edick Muñoz Sánchez y Omar Alfredo Jácome del Valle— pretendían descender en lo que se conoce como el Periférico de Tixkokob, una vía ancha, de cuatro carriles y acotamiento en ambos lados.
De hecho, la aeronave cayó a un kilómetro —en línea recta— de esa carretera.
Al parecer, el avión no descendió en esa vía porque la falta de luz impidió calcular bien la distancia y tuvo que bajar en el monte.
Los reportes de inteligencia indicaban que el avión debía descender en el aeropuerto meridano, donde también era esperado por militares.
Otras versiones indican que el avión cayó en esa zona porque se quedó sin combustible, aunque meses después técnicos de la PGR que acudieron a desmantelar la aeronave revelaron que aun le quedaba turbosina como para llegar al aeropuerto local .
La noche del accidente, habitantes de Tixkokob sólo escucharon un gran estruendo, pero nadie se percató de nada, al parecer por la hora de la caída: las 2 de la madrugada.
Ranchos privados Los habitantes de ese municipio, ubicado a 20 kilómetros de Mérida, tuvieron nulo contacto con la aeronave, pues cayó en un área de pequeños ranchos privados a los que no tienen acceso.
El Ejército mantuvo custodia en la zona de la caída durante poco más de año y medio, hasta que su gente se retiró sin previo aviso.
Las investigaciones revelan que los pilotos llevaban un teléfono satelital —fue encontrado entre las pertenencias que había en el avión—, por medio del cual gente en tierra, en Cancún, los alertó de la “emboscada” que preparaba el Ejército, por lo que desviaron su vuelo hacia Yucatán, pero fueron seguidos por la flota aérea militar.
Se cree que el piloto y el copiloto de la aeronave —Edick Muñoz Sánchez y Omar Alfredo Jácome del Valle— pretendían descender en lo que se conoce como el Periférico de Tixkokob, una vía ancha, de cuatro carriles y acotamiento en ambos lados.
De hecho, la aeronave cayó a un kilómetro —en línea recta— de esa carretera.
Al parecer, el avión no descendió en esa vía porque la falta de luz impidió calcular bien la distancia y tuvo que bajar en el monte.
Los reportes de inteligencia indicaban que el avión debía descender en el aeropuerto meridano, donde también era esperado por militares.
Otras versiones indican que el avión cayó en esa zona porque se quedó sin combustible, aunque meses después técnicos de la PGR que acudieron a desmantelar la aeronave revelaron que aun le quedaba turbosina como para llegar al aeropuerto local .
La noche del accidente, habitantes de Tixkokob sólo escucharon un gran estruendo, pero nadie se percató de nada, al parecer por la hora de la caída: las 2 de la madrugada.
Ranchos privados Los habitantes de ese municipio, ubicado a 20 kilómetros de Mérida, tuvieron nulo contacto con la aeronave, pues cayó en un área de pequeños ranchos privados a los que no tienen acceso.
El Ejército mantuvo custodia en la zona de la caída durante poco más de año y medio, hasta que su gente se retiró sin previo aviso.
Narcotráfico
- A casi tres años de la caída de un avión Los restos de la aeronave que transportaba cocaína siguen en el lugar en que se desplomó.La maleza hace su labor Los técnicos que acudieron a desmantelar la aeronave sólo se llevaron los instrumentos de navegación y artefactos menores.
Según se observó, los fuertes materiales de la aeronave permiten que el tiempo aun no destruya las partes del avión ni borre las huellas de la estrepitosa caída, aunque la maleza comienza a cubrir los restos.
Robo de partes Hay evidencia de que algunos han intentado llevarse “recuerdos“: en las brechas se ven partes de las alas y otras láminas apiladas.
Se ignora el paradero de los dos yucatecos involucrados
Los procesaron sólo por cohecho y ya salieron en libertad
21/06/2010
Además de los nueve detenidos en la capital del país, por el caso del “narcoavión” dos yucatecos fueron enviados tras las rejas: Dante Pat Caamal y el mecánico Leonel Ayala López, acusados de delincuencia organizada y fomento de venta de drogas.
Ambos fueron aprehendidos porque presuntamente ofrecieron un millón de pesos a los soldados que custodiaban la nave para que éstos les entregaran parte de la droga incautada.
Por sus nexos con los carteles de la droga, el gobierno del Estado intentó enviarlos a un penal de máxima seguridad en el centro del país, pero gracias a un amparo se quedaron en el reclusorio de San José Tecoh.
A los dos sujetos, quienes ya fueron liberados, el 4o. Tribunal Unitario con sede en Toluca, Estado de México, les siguió proceso, pero resultaron favorecidos porque ese tribunal determinó que no había elementos para procesarlos por delincuencia organizada y fomento de consumo de drogas, delitos considerados graves.
El Tribunal les dictó formal prisión por cohecho, lo que les permitió obtener su libertad bajo fianza con el pago de $40,171. La PGR apeló el fallo, que tiempo después fue confirmado. Posteriormente ambos recibieron una sentencia menor, lo que les permitió conmutar la pena y recuperar su libertad.
Se desconoce si se quedaron a vivir en Mérida. Ayala López no es yucateco, aunque tenía mucho tiempo radicando en esta ciudad.
Dante Pat y Leonel Ayala negaron los cargos siempre y dijeron que estaban cerca del sitio del accidente porque el segundo, de oficio mecánico, iba a rescatar un automóvil averiado.
La acusación de cohecho fue porque supuestamente ofrecieron un millón de pesos a los soldados a cambio de parte de la droga encontrada en el avión. Sostuvieron careos con los militares que los acusaron, quienes reconocieron que nunca vieron el dinero ofrecido y también precisaron que los acusados nunca pudieron llegar al sitio donde estaba la nave accidentada.
Ambos fueron aprehendidos porque presuntamente ofrecieron un millón de pesos a los soldados que custodiaban la nave para que éstos les entregaran parte de la droga incautada.
Por sus nexos con los carteles de la droga, el gobierno del Estado intentó enviarlos a un penal de máxima seguridad en el centro del país, pero gracias a un amparo se quedaron en el reclusorio de San José Tecoh.
A los dos sujetos, quienes ya fueron liberados, el 4o. Tribunal Unitario con sede en Toluca, Estado de México, les siguió proceso, pero resultaron favorecidos porque ese tribunal determinó que no había elementos para procesarlos por delincuencia organizada y fomento de consumo de drogas, delitos considerados graves.
El Tribunal les dictó formal prisión por cohecho, lo que les permitió obtener su libertad bajo fianza con el pago de $40,171. La PGR apeló el fallo, que tiempo después fue confirmado. Posteriormente ambos recibieron una sentencia menor, lo que les permitió conmutar la pena y recuperar su libertad.
Se desconoce si se quedaron a vivir en Mérida. Ayala López no es yucateco, aunque tenía mucho tiempo radicando en esta ciudad.
Dante Pat y Leonel Ayala negaron los cargos siempre y dijeron que estaban cerca del sitio del accidente porque el segundo, de oficio mecánico, iba a rescatar un automóvil averiado.
La acusación de cohecho fue porque supuestamente ofrecieron un millón de pesos a los soldados a cambio de parte de la droga encontrada en el avión. Sostuvieron careos con los militares que los acusaron, quienes reconocieron que nunca vieron el dinero ofrecido y también precisaron que los acusados nunca pudieron llegar al sitio donde estaba la nave accidentada.
Negocios honestos cubrían a un narco
“El Arquitecto” se hizo millonario sin despertar sospechas
21/06/2010
Reportes de las autoridades colombianas indican que Pedro Antonio Bermúdez Suaza fue durante dos décadas un hombre clave del narcotráfico en ese país, vía México.
Fue extraditado a solicitud del Distrito Este de Nueva York y la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos lo incluyó en la lista de Narcotraficantes Especialmente Designados (SDNT).
En Medellín, Colombia, según reportes periodísticos, Bermúdez Suaza era conocido hombre de negocios, poseedor de varias compañías, como Taxi Aéreo Antioqueño, Agroganadera Los Santos S.A., y el Grupo Falcón S.A., entre otras, aunque sus propiedades se extienden a Panamá y México.
Precisamente, el avión que cayó en Tixkokob era operado por su empresa Taxi Aéreo Antioqueño, lo que permitió ligar a sus empresas con el narcotráfico a gran escala.
Por muchos años, Bermúdez Suaza, conocido como “el Arquitecto”, amasó una cuantiosa fortuna sin despertar sospechas. Sus empresas aéreas y agropecuarias lo catapultaron a la fama, y poco a poco fue integrando a su grupo familiar al desarrollo de sus negocios regionales.
El gobierno colombiano comenzó a investigarlo a principios de 2008, luego de informes recibidos desde México y de la DEA que lo vinculaban con el tráfico de drogas.
La Unidad de Información y Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda (UIAF), equivalente al SAT en México, reportó extrañas transacciones financieras, que permitieron establecer una red de negocios con millonarios dividendos en ese país.
Desde Pablo Escobar Las autoridades colombianas señalan que su incursión en el mundo de las drogas se inició desde tiempos de Pablo Escobar y que en dos etapas distintas trabajó con los extraditados narcotraficantes Luis Eduardo Gómez Bustamante, alias Rasguño, y Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”.—
Fue extraditado a solicitud del Distrito Este de Nueva York y la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos lo incluyó en la lista de Narcotraficantes Especialmente Designados (SDNT).
En Medellín, Colombia, según reportes periodísticos, Bermúdez Suaza era conocido hombre de negocios, poseedor de varias compañías, como Taxi Aéreo Antioqueño, Agroganadera Los Santos S.A., y el Grupo Falcón S.A., entre otras, aunque sus propiedades se extienden a Panamá y México.
Precisamente, el avión que cayó en Tixkokob era operado por su empresa Taxi Aéreo Antioqueño, lo que permitió ligar a sus empresas con el narcotráfico a gran escala.
Por muchos años, Bermúdez Suaza, conocido como “el Arquitecto”, amasó una cuantiosa fortuna sin despertar sospechas. Sus empresas aéreas y agropecuarias lo catapultaron a la fama, y poco a poco fue integrando a su grupo familiar al desarrollo de sus negocios regionales.
El gobierno colombiano comenzó a investigarlo a principios de 2008, luego de informes recibidos desde México y de la DEA que lo vinculaban con el tráfico de drogas.
La Unidad de Información y Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda (UIAF), equivalente al SAT en México, reportó extrañas transacciones financieras, que permitieron establecer una red de negocios con millonarios dividendos en ese país.
Desde Pablo Escobar Las autoridades colombianas señalan que su incursión en el mundo de las drogas se inició desde tiempos de Pablo Escobar y que en dos etapas distintas trabajó con los extraditados narcotraficantes Luis Eduardo Gómez Bustamante, alias Rasguño, y Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”.—