Víctor Chan precisó que los grupos de Oaxaca se dedican a la venta de productos artesanales e involucran a niños y adolescentes en condiciones y horarios no adecuados. Por el contrario, las familias de Chiapas mayoritariamente van por la mendicidad, lo que genera abuso en la vida de los menores. De acuerdo con datos de las autoridades estatales, ambas prácticas aumentan en períodos vacacionales, en particular en invierno (diciembre enero) y verano (julio-agosto).
"Eso es como decir: ven porque hay buen dinero, entonces muchos de ellos sólo vienen en sus períodos vacacionales y regresan, pero hay otra cantidad que se queda en Mérida".
El experto agregó que en el caso de los menores de Chiapas y Oaxaca éstos se quedan.
"La diferencia es que los niños y niñas de Chiapas y Oaxaca ya están establecidos y no solamente están establecidos, sino que se han organizado, porque así lo han dicho ellos, tengo testimonio de eso, se han organizado para no solamente venir los que están sino traer a otros.
"Yo he hablado con familias; hay un colonia de ellos en San José Tecoh (sur de Mérida), pues ahí se han asentado y ahí se han desarrollado, es decir, ya han hecho de Yucatán su residencia, sin embargo, periódicamente regresan a sus comunidades y de vuelta a Mérida con otros niños y otras familias", detalló.
Chan Martín reconoció que muchos de los adultos que incurren en explotación infantil lo hacen sin intención, porque carecen de conocimiento sobre este delito."El testimonio de ellos es que les gusta Yucatán porque es tranquilo, no tienen peligro y porque además los yucatecos dan buen dinero; el vivir de la calle para ellos es algo redituable, entonces lo han visto como una empresa y aunque quizá no tienen toda la formalidad de una empresa familiar, pero finalmente tienen rasgos de una empresa porque les reditúa una ganancia", afirmó.
Un diagnóstico elaborado en 2010 por Ordenna, Prodemefa y DIF Yucatán se centró en casos de 206 niñas, niños y adolescentes de entre 10 y 16 años de edad, que realizan trabajos en las calles de Mérida, principalmente como vendedores de flores y golosinas.
"Hacen estrategias, ya saben ellos en qué calles no deben pararse, en qué calles sí, en qué cruceros sí, en qué cruceros no; entonces estamos hablando de una organización."No se quiere perjudicar a nadie, en el caso de Ordenna lo único que quiere es que se cumpla lo que la ley pide, lograr que no haya ni un niño en la calle", subrayó el experto.En Yucatán desde mediados de los años 90 se tomaron medidas legales para evitar la explotación de los menores, mediante ayuda para la alimentación y la educación, o en su caso la denuncia en contra de los padres que incumplan.Buscan corresponsabilidad.
El Observatorio Regulador de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de Yucatán (Ordenna) y la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia (Prodemefa) buscan enfrentar la explotación laboral infantil involucrando a las autoridades de origen de los afectados: Chiapas y Oaxaca.
"Estamos haciendo lo necesario para tener contacto con las autoridades de los estados correspondientes y hacer una estrategia de atención, finalmente la responsabilidad es de ellos porque no evitan que salgan."Entonces, finalmente también hay corresponsabilidad y tienen que asumir la parte que les corresponde", dijo Víctor Chan Martín, presidente del Ordenna.
Confió en que la reunión con autoridades de Chiapas y Oaxaca arroje resultados concretos."La intención es que podamos tener ese primer encuentro y confiando que este primer contacto sea positivo, queremos tener ese acercamiento de corresponsabilidad", concluyó.
El trabajo informal infantil y la mendicidad son labores bien organizadas en calles de Mérida:
Diagnóstico de 2010
Un diagnóstico elaborado en 2010 por Ordenna, Prodemefa y DIF Yucatán se centró en casos de 206 niñas, niños y adolescentes de 10 a 16 años de edad, quienes realizan trabajos en las calles de Mérida, principalmente como vendedores de flores y golosinas.
Su nueva residencia
En San José Tecoh (sur de Mérida) se han asentado familias de Oaxaca y Chiapas. Ahí se han desarrollado, es decir, ya han hecho de Yucatán su residencia, sin embargo, periódicamente regresan a sus comunidades y de vuelta a Mérida con otros niños y otras familias, detalla un experto.