Niños tienen que trabajar

29 abril 2013
Noticias de Yucatán ()


En 4 municipios yucatecos laboran 455 pequeños


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A escasas horas de la celebración por el Día del Niño, decenas de pequeños en Yucatán pasarán la jornada trabajando para llevar un poco de dinero a sus hogares.
Algunos menores en condiciones de pobreza, como José Gregorio Góngora Hau, de 12 años de edad, se vieron obligados a pedir trabajo para ganar unos pesos y la comida diaria.
José Gregorio no asiste a la escuela por la escasez de dinero y el “trauma” que le dejó la falta de uniforme para asistir a la primaria “Conrado Méndez” de su pueblo, Tecoh, donde era obligatoria la ropa escolar.
De acuerdo con una investigación, 455 niños, niñas y adolescentes trabajan en Mérida, Progreso, Umán y Kanasín. De esa cantidad, 324 son hombres y 131 mujeres.
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Si ha comprado en el puesto de frutas cercano a la ex Fuente Maya seguro recibió la atenciónde un niño bonachón, alegre, de fácil palabra y figura delgada.
Su energía lo mantiene activo todo el día y la pobreza en la que vive lo orilló a pedir trabajo a los dueños de la frutería en la avenida que lleva a Kanasín, para ganar unos pesos y la comida.
José Gregorio Góngora Hau, de 12 años, no asiste a la escuela por la escasez de dinero y el “trauma” que le dejó la falta de uniforme para asistir a la primaria “Conrado Méndez” de su pueblo natal, Tecoh, donde era obligatoria la ropa escolar.
Estudiaba el tercer grado de primaria en su pueblo, donde aprendió algo de lectura, escritura y a sacar cuentas. Y de verdad tiene agilidad mental con los números porque rápidamente saca la cuenta de la venta.
“Salí de la escuela. No tenía uniforme”, relató. “Me gustaría regresar a la escuela, a jugar fut, a correr, tener amigos”, expresa.
El desempleo de su padre, quien es albañil, y el fallecimiento de su madre lo trajo a Mérida, donde vive una nueva aventura desafortunada porque crece sin ir a la escuela, que es una obligación por mandato constitucional, y sin las ilusiones que tiene todo niño.
No sabía que el Día del Niño (30 de abril) podría recibir algún regalo. Cuando le preguntamos si recibiría algún juguete o regalo por esa celebración, su rostro entristeció y enmudeció unos minutos.
“¿Qué te gustaría que te regalaran el Día del Niño”.
“Una bicicleta, así no camino. En mi pueblo soltaba las dos manos del manubrio”, señaló el menor.
La situación familiar de José Gregorio se complicó porque su padre se unió a Aura Beatriz Rivas Carvajal y ya tiene dos hermanastras: Aura Jaqueline Góngora Rivas, de 2 años; y Diana del Rosario, de 7 meses.
Su padre trabaja todo el día y él tiene suficiente tiempo libre. Parte de su tiempo lo dedica a ayudar a “doña Rosy”, dueña de la frutería, y otra parte para hacer mandados a su madre adoptiva.
Ayuda al envasado de jugos, despacha los productos y apila las frutas. Su facilidad de palabra y su trato con la gente han despertado en él un gusto por las ventas y se autocalificó: “soy piñerito”.
Se siente contento con los $20 diarios que recibe, con la libertad que tiene de comer la fruta que le guste o tomar algún jugo natural en cualquier momento. Además, recibe dos comidas al día y come con sus patrones.
“Yo pedí ayudar, me fastidiaba no hacer nada”, señaló el niño.
Como le gusta hablar mucho y tiene facilidad de palabra, dice: “soy muy lenguón”.
El caso de José Gregorio desnuda a quienes a lo largo de los años han ofrecido programas alimentarios, ayuda a los más vulnerables, becas para estudiantes de escasos recursos y la promesa de que nadie se quedará sin estudiar en Yucatán.
Paradójicamente, en la misma avenida 69, cerca de la casa de José Gregorio, está una de las consideradas mejores escuelas primarias de Mérida: la “Florinda Batista”. Al mismo tiempo, está lejana porque es un colegio con mucha demanda.
Los conocidos del niño y sus patrones provisionales lo consideran “muy abusado”, “muy trabajador”, “muy amable” y “muy ágil para sacar sus cuentas rapidito”.
La madre adoptiva aprueba que José Gregorio ayude a los vendedores de frutas porque se entretiene, está a las puertas de su casa y no vaga en la calle.- Joaquín Orlando Chan Caamal.
En síntesis
Menores trabajando
Las proporciones del problema del trabajo infantil son menores en Yucatán en comparación con otros estados de la República como Jalisco, Veracruz, Puebla, Michoacán, Chiapas y la ciudad de México.
De Chiapas
La Codhey dice que en la zona centro de Mérida casi la totalidad de los menores que trabajan son chiapanecos.
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