Los cacos se llevaron se llevaron 130 mil pesos en efectivo / Antes de huir le rompieron los cristales a dos vehículos estacionados en la cochera
Ayer miércoles, alrededor de las 7:00 de la mañana, cuatro sujeto irrumpieron en un predio de la calle 81 por 94-A de la colonia Obrera y tundieron a Miguel Ruiz Sotelo, le ocasionaron una herida de poco más de 3 centímetros en la cabeza con la cacha de una pistola, además de golpes contusos con un bate en diversas partes del cuerpo; le robaron 130 mil pesos en efectivo y le rompieron los cristales a dos automóviles que se encontraban en la cochera.
El lesionado manifestó a POR ESTO! que el martes pasado Jorge Luis Ochoa Pérez le fue a vender una camioneta Ford Ranger, roja, de doble cabina, por la que le pedía 150 mil pesos; agregó que en el vehículo se encontraban dos personas que no se bajaron, indicó que le ofreció a Ochoa Pérez 130 mil pesos, pero no cerraron el trato porque la camioneta carecía de papeles.
Sin embargo, Jorge Luis se percató que tenía dicha suma de dinero y señaló que con anterioridad le había comprado un Seat Ibiza y una camioneta Ford tipo pick up, y que no había tenido problemas, le depositó el dinero en una cuenta bancaria y tenía los datos anotados en una libreta.
El entrevistado relató que el mismo martes por la tarde se prepararon unas carnes al carbón, tomó varias cervezas y se fue a dormir ya entrada la noche, pero entre las 6:30 y las 7:00 de la mañana los sujetos brincaron la barda, abrieron la puerta de la entrada y una vez en el interior lo despertaron a golpes.
Un sujeto apodado “Pelón” lo amagó con una pistola con la que lo golpeó en la cabeza, mientras otro lo tundía a puñetazos y Jorge Luis revolvía las pertenencias en busca de los 130 mil pesos.
Mientras tanto, otro de los intrusos le rompió los cristales a un Jetta con placas de circulación YZK-10-29 y a un Ford Escort con matrícula YZS-45-28, que se encontraban estacionados en la cochera del predio, agregó que Jorge Luis encontró el dinero dentro de una maleta y se lo robó.
Una vez con el dinero los sujetos se dieron a la fuga, es importante señalar que en la sala del domicilio del lesionado estaba encendida una pantalla de 52 pulgadas, en caso de ser un robo a casa habitación los delincuentes no hubieran dejado la pantalla, así como una grabadora que estaba en el piso.
Según el afectado es mecánico automotriz, los autos de la cochera son de sus clientes y en una de las habitaciones estaba el motor de un vehículo que estaba reparando.
Ante el escándalo de la trifulca alguien llamó a la policía y en cuestión de minutos llegaron los moto-patrulleros GM-2237, GM-2252, GM-2230, GM-2213, GM-2268 y GM-2248 de los GOERA Motorizados de la Secretaría de Seguridad Pública, así como la patrulla 6323 de la Policía Estatal Acreditable de dicha corporación, cuyos elementos tomaron nota y solicitaron la presencia de los paramédicos, poco después arribó la ambulancia Y-18 de la SSP, los TUM Verónica Escalante y Manuel Burgos atendieron al lesionado, le indicaron que requería de varias suturaras y era necesario que después de denunciar el robo acuda a que le sanen las heridas.
Los vecinos manifestaron que no tienen problemas con el sujeto, inclusive que se molestaban cuando los clientes del taller estacionaban los vehículos a las puertas de sus domicilios, pero Ruiz Sotelo les indicó que se estacionen en otro lugar para no molestarlos.
Sin embargo, se quejan de que todos los días y a todas horas es un desfilar de sujetos y vehículos que permanecen poco tiempo en el domicilio y se retiran después, lo que los hace sospechar y otros aseguran que es narcomenudista y que tiene nexos con un sujeto apodado “El Capi”, que tiene su domicilio a unas cuadras del sitio y compra artículos robados.
Los vecinos aseguran que “El Capi” también vende drogas, afirman que les da posada a los muchachos para que posteriormente le lleven todo lo que se roben, algunos otros entrevistados aseveran que el afectado tiene nexos con el propietario de otro taller mecánico cercano y que hace relativamente poco tiempo trataron de incendiar.
Todos los entrevistados, por temor a represalias, solicitaron quedar en el anonimato y varios afirmaron que el problema no se resolverá con una publicación sino hasta que las autoridades tomen cartas en el asunto.