Noticias de Yucatán
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Durante 15 minutos, que parecieron horas, siete periodistas
fueron amenazados de muerte, despojados de sus pertenencias y encañonados por
un centenar de civiles con el rostro cubierto en una ruta del estado de
Guerrero, en el sur de México.
Una visita el pasado sábado a la región de Tierra Caliente
para cubrir los bloqueos auspiciados por grupos del crimen organizado se
convirtió en una tragedia para los hombres de prensa, que luego de seis horas
de recoger testimonios e imágenes de lo ocurrido en el municipio de San Miguel
Totolapan fueron obligados a dejar sus equipos de trabajo en medio de la
violencia.
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"A las seis de la tarde pasamos un retén de militares
en la carretera federal Iguala-Altamirano, justo a la altura de Acapetlahuaya
(municipio)", relata Sergio Ocampo, corresponsal del diario "La
Jornada".
"A un kilómetro, 100 civiles con armas cortas tenían
bloqueada la carretera con dos buses quemados. Ahí nos detuvieron para
revisarnos y quitarnos el material".
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menos de 24 horas
Los siete reporteros eran Ocampo, Alejandro Ortiz, del
diario "Bajo Palabra" y colaborador de dpa; Hanz Musielik, colaborador
de "Vice News"; Pablo Pérez, de "Hispano Post"; Yahir
Cabrera, fotógrafo de "La Jornada"; Ángel Galeana, de Grupo Imagen, y
Jorge Martínez, de la agencia Quadratín.Todos ellos viajaban a bordo de dos
camionetas de las cuales fueron bajados por la fuerza, retenidos y encañonados
para revisar minuciosamente sus celulares. Los encapuchados encontraron el
material sobre los sucesos de Tierra Caliente y empezaron a cuestionarlos.
"A ver, ¿por qué carajos tienen estas fotos? ¿Para qué
banda trabajan?", cuestionaban los hombres armados, que amenazaron con
quemarlos vivos.
"Les explicábamos por qué teníamos esas fotos y luego
de 15 minutos entendieron que no representábamos ningún peligro, por lo que uno
de los cabecillas del grupo, un joven de no más de 18 años, nos dijo que nos
fuéramos pero que se quedaba una camioneta y todo nuestro equipo, así como
documentos y dinero", dice Martínez a dpa.
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vivo"
La situación fue chocante, no sólo por la violencia verbal y
física, sino porque entre el grupo de los agresores también había menores de
edad.
"Nos esperábamos situaciones de esta magnitud en
Guerrero, pero no creímos vivirlas de primera mano. Fue impresionante ver
incluso a niños de diez años diciéndote que entregaras tu equipo o te iba a ir
mal", comenta Pérez.
La familia Michoacana
Los bloqueos registrados en Tierra Caliente, una región que
Guerrero comparte con los colindantes Michoacán (oeste) y Estado de México
(centro), son provocados por La Familia Michoacana, un grupo delictivo que se
encuentra en pie de lucha contra el grupo de Los Tequileros por el control del
territorio, donde se produce marihuana y amapola, materia prima para la
heroína.
El Secretario de Seguridad Pública de Guerrero, Pedro
Almazán, había alertado que los bloqueos y quemas de vehículos, así como las
amenazas a las miles de familias de los municipios afectados, eran acciones de
La Familia Michoacana "para demostrar su fuerza".
"Esos que están quemando los autobuses son de la
Familia", dijo ese mismo día, apuntando a 200 metros de él sin poder
detener el vandalismo, pese al refuerzo de cientos de policías y militares en
la zona.
La condición que los agresores pusieron a los periodistas
para dejarlos continuar su camino fue entregar "una colaboración" que
consistió en objetos materiales, dinero, así como las grabaciones y todo tipo
de imagen en la que habían documentado la situación de violencia en Tierra
Caliente.
De hecho, desde que los hombres de prensa llegaron al lugar,
la red telefónica se cayó y todavía se encuentra sin funcionar, una forma de
evitar que se difunda cómo miles de pobladores de la zona viven a merced del
grupo delictivo que mantiene paralizada la vida en esa región.
Desapariciones
"Aquí, las desapariciones son comunes. Así como
desaparecieron a ocho montadores de Morelos, a 43 normalistas de Ayotzinapa,
así pudieron desaparecer a siete más sin que pasara absolutamente nada, a pesar
de que esto ocurrió en medio de dos retenes militares", dijo Cabrera.
Cuando los reporteros fueron liberados, llevaban una amenaza
flotando sobre sus cabezas. "Si dicen algo a los militares, los vamos a
agarrar en Teloloapan, los vamos a matar y los vamos a quemar en su
camioneta", les dijo el líder del grupo al dejarlos ir en uno de sus dos
vehículos.
Las autoridades de Guerrero, encabezadas por el gobernador
Héctor Astudillo Flores, confirmaron que el ataque contra los siete periodistas
fue una acción de La Familia Michoacana, cartel conocido por su crueldad y
extrema violencia.
"Lo ocurrido a los periodistas es un acto inadmisible
que no toleraremos y condenamos", dijo el gobernador, palabras que se
repiten en boca de las autoridades cada vez que la prensa es atacada.
Tan sólo dos días después de ese incidente, dos periodistas
fueron asesinados a tiros en los estados de Sinaloa y de Jalisco, en el
noroeste y oeste de México, respectivamente. Con ellos suman seis en lo que va
del año, y podrían haber sido más si lo de Guerrero terminaba en tragedia.
Por Alejandro Ortiz, DPA