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“No me ama”, repetía una y otra vez. Era domingo a la noche y la joven estaba parada en una plataforma metálica de solo ocho metros cuadrados, en el piso 33 de un edificio en Guangzhou.
La primera en acercarse fue una amiga. Hizo lo posible por convencerla de que se baje, pero no había manera.
Los bomberos llegaron poco después. No tenían forma de llegar a ella por lo inaccesible del lugar. Cualquier movimiento en falso podía precipitar la caída de la adolescente.
La única solución que encontraron fue desplegar un enorme colchón de aire en la base del edificio, con la esperanza de que cayera sobre él. Tras una hora de diálogos infructuosos, la joven saltó.
Afortunadamente, cayó sobre el colchón, aunque rebotó y luego se golpeó contra el suelo. Fue trasladada a un hospital cercano con la pelvis rota y varias lesiones en la espalda, pero fuera de peligro.
Con Información de Infobae