Hace poco más de dos semanas, Apple anunció el nuevo lanzamiento de su iPhone X, el primer teléfono de la marca en incluir una pantalla AMOLED “sin bordes” que rompía con el clásico diseño establecido por Steve Jobs hace ya 10 años.
Sin embargo, el iPhone X no saldrá a la venta hasta noviembre y a un costo inicial de $999 dólares, pero el precio y la salida de venta tan alejada de su presentación se deben (según rumores) al costo que Samsung fijó por sus pantallas AMOLED, y a la alta demanda que Apple pidió por las pantallas y otros componentes para el iPhone X.
Para el smartphone estrella de Apple, Samsung tiene dos componentes cruciales dentro de él; la pantalla y la memoria, por lo que según información del The Wall Street Journal, la compañía coreana ganará alrededor de $110 dólares ($2,000 MXN aproximadamente) por cada iPhone X que Apple venda.
Si consideramos que Apple podría vender en 130 millones de unidades del iPhone X este año, esto quiere decir que Samsung tendrá ingresos por más de 14 mil millones de dólares, lo que quiere decir que serán poco más de 250 mil millones de pesos.
A este dinero aún falta sumar todas las ganancias de la compañía por sus propios dispositivos, electrodomésticos y otros negocios en los que incursiona, y que año con año le generan ganancias multimillonarias. Una de las razones por las que la compañía no se vio muy afectada por el caso del Note 7.
Sin embargo, algunos rumores también hablan acerca de la posibilidad de que Apple comience a ver a otros fabricantes como sus posibles distribuidores de pantallas OLED para sus próximos iPhone, y una de las grandes apuestas sería LG, compañía surcoreana rival de Samsung.
Es realmente interesante cómo a pesar de que Samsung y Apple llevan años compitiendo en el mercado y en varios juicios legales en diferentes países del mundo, ambas empresas se benefician una de la otra, y hasta cierto punto son dos socios muy importantes para el mercado actualmente.