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Un cuadro de neumonía mantuvo al borde de la muerte a dos hermanos mellizos, Mónica y Cristian Moya, pero luego de que su madre los consagrara a la Virgen María pudieron sobrevivir. Ahora él es sacerdote y ella acaba de hacer su profesión perpetua como religiosa.
Los mellizos nacieron el 15 de enero de 1974 en la provincia de San Antonio, Región de Valparaíso, en Chile.
En entrevista concedida a ACI Prensa, la hermana Mónica recordó que “cuando con mi hermano cumplimos 40 años, mi mamá nos reveló que cuando teníamos meses de vida estuvimos muy graves en el hospital”.
Un severo cuadro de neumonía los afectó cuando tenían alrededor de 3 meses y los médicos informaron a sus padres, Eliseo Moya y Teodora Huerta, “que una transfusión de sangre sería lo último que harían por nosotros”.
La madre, quien ya había sufrido la pérdida de su primer hijo de 1 año por una afección cardiaca, decidió consagrar a sus hijos a la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora Purísima de lo Vásquez, muy conocida y querida en Chile.
“Mi mamá dice que lo único que le vino a la mente fue ofrecernos a la Virgen y dejarnos en sus manos. Después de eso ocurrió nuestra recuperación”, dijo la hermana.
Este hecho impactó en el corazón de la religiosa, quien afirmó que “a lo mejor uno lo puede mirar como una simple casualidad, pero ahora uno de sus hijos es sacerdote y otra religiosa, es como que la Virgen le cobró la palabra”.
Un detalle no menor, agregó la hermana, es que su hermano sacerdote “se preparó en el seminario que se encuentra al costado del Santuario” de Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez, el mismo templo al cual llegó su madre para suplicar por la recuperación de sus hijos.
La hermana Mónica Moya ingresó a los 30 años a la Congregación Hijas de Santa María de la Providencia, fundada por San Luis Guanella.
Para la religiosa, el ofrecimiento de su madre “me marcó mucho y me ha hecho pensar que el Señor se encargó de llevarme por este camino, en el que sin querer mis papás también contribuyeron a través de la oración, de la formación cristiana, de ellos mismos como matrimonio”.
Además de la Virgen María, la vocación de la religiosa también está fuertemente ligada a la figura de San José, patrono de su congregación y cuya solemnidad coincide con el día en que ingresó al postulantado, luego al noviciado y también cuando hizo sus primeros votos.
Por esta razón, la religiosa quiso pronunciar sus votos perpetuos el 19 de marzo, fiesta de San José, en una celebración que se hizo aún más especial al ser presidida por su hermano mellizo, el P. Cristian Moya.
Pese a que por lo general quien oficia este tipo ceremonias es un Obispo, la hermana Mónica consiguió el permiso de sus autoridades para que sea su hermano el encargado de presidir la Misa de sus votos perpetuos.
La ceremonia se llevó a cabo en la ciudad de San Antonio, en la Parroquia Santa Luisa de Marillac, lugar donde los hermanos dieron sus primeros pasos en la fe y donde el P. Cristian celebró su primera Misa después de ser ordenado sacerdote diocesano.
Uno de los momentos más especiales de la celebración fue cuando el P. Cristian impuso las manos sobre su hermana para que ella hiciera su profesión.
Tras la consagración, su mellizo fue el primero en darle un abrazo y luego sus emocionados padres y su otro hermano.
Para la hermana mónica, su vocación es “un regalo y un milagro, porque hay cosas realmente inexplicables. Interiormente he sentido que es una cosa que ha superado todo lo que mi pensamiento puede entender, es una gracia muy particular que me ayuda a decir sí todos los días”.
Fuente Aciprensa