"Mamá levántate, vas a llegar tarde a tu trabajo", fueron las palabras de un muchacho que no asimilaba ver que su madre estuviera muerta y tirada tras ser atropellada.
Fue cuando los peritos de la Fiscalía mexiquense estaban a punto de levantar el cadáver de una ciclista arrollada que el joven llegó llorando. El chico estaba en la escuela cuando le avisaron del accidente y le pidieron que llegara lo más pronto posible al tramo de la carretera Lechería-Texcoco, que se localiza entre la autopista México-Pachuca y el Circuito Exterior Mexiquense.
En el lugar yacía el cadáver de Paula Antonia Hernández, quien se dirigía a su trabajo como repostera de la panadería Esperanza, que se ubica en la macro plaza comercial de Tecámac.
Por comodidad, deporte y economía, la señora se trasladaba en bicicleta, recordaron sus deudos.
En el piso quedaron las marcas de frenado del vehículo responsable, el cual se presume es un torton que intentaba incorporarse a la carretera cuando ella pedaleaba frente a la pesada unidad, por lo que fue arrollada y murió de inmediato.
Pasaron más de cinco horas desde el momento del percance hasta que los peritos se presentaron en el lugar de los hechos, donde una patrulla de la Policía Federal se encontraba abanderando los restos.
Fue cuando el perito auxiliar estaba levantando la sábana que cubría
el cadáver que un joven se acercó corriendo al cuerpo de Paula, a quien
abrazó por última vez antes de ser retirado. El Gráfico