Sophie Turner quien interpreta a Sansa Stark en Juego de
Tronos, ha contado que lleva cinco años sufriendo depresión y cuando acabe
la famosa serie que la ha lanzado a la fama pretende tomarse una buena temporada
de descanso.
De acuerdo a El País, la británica nunca había hablado antes
sobre sus problemas de salud mental, pero ha explicado que trata de ser
transparente para ayudar a otras personas que estén pasando por lo mismo.
"El mayor reto para mí es levantarme de la cama, conseguir salir de casa y
aprender a quererme a mí misma", explica en el podcast Phil in the Blanks.
Su personaje está presente en la serie desde la primera
temporada, por lo que empezó a trabajar de forma muy intensa desde que era
muy joven, en 2011, con apenas 15 años. Esa temprana edad también afectó a sus
relaciones con sus amigos y su entorno, ya que sufrió al verse sola cuando sus
compañeros se empezaron a ir a la universidad. De hecho, ha contado que no
tenía ganas de ver a sus amigos, de quedar con ellos: "Solo lloraba y
lloraba y pensaba: 'No puedo salir. No quiero hacer nada".
"Me gustaba tantísimo...", recuerda sobre su
participación en la serie. "No podía creerme que iba a tener que pagar por
ello. Todo era increíble", se lamenta. "Pero todo empezó a irse
a pique cuando alcancé la pubertad, como a los 17 años", relataba ante los
micrófonos del programa. "Mi metabolismo se ralentizó muchísimo y empecé a
ganar peso. Y luego tuve que enfrentarme al escrutinio de las redes sociales y todo
eso, y en ese momento fue cuando [la depresión] empezó a golpearme".
La actriz solía leer los comentarios de la gente, que la
criticaban por casi todo: su peso, su piel, su físico, su forma de actuar...
"Me lo creía. Me decía a mí misma: 'Sí, estoy llena de granos. Sí, estoy
gorda. Soy mala actriz'. Y me lo creía". Como ella misma explicaba,
"veía 10 comentarios fantásticos y los ignoraba, pero uno negativo me
hundía".
"Empecé a ser muy, muy consciente de todo... Empecé a
preocuparme por los ángulos [de cámara]. Estaba preocupada por mi cara. Tengo
una nariz grande y a todo el mundo le encanta hacérmelo notar, y era cómo: 'No
sé en qué ángulo ponerme'. Afectaba a mi creatividad. No podía serle fiel al
personaje porque estaba demasiado preocupada por Sophie", reflexionaba la
actriz.
La intérprete ha logrado mejorar gracias a sesiones de
terapia y a tratamiento específico. "Ahora me quiero a mí misma, o más que
antes, creo. No pienso que me quiera mucho, pero estoy con alguien que me ayuda
a darme cuenta de que tengo ciertas cualidades positivas, supongo",
contaba en referencia al músico Joe Jonas, que la acompañó a la grabación del
programa radiofónico. La pareja anunció hace un año y medio que se habían
comprometido, aunque por el momento no hay fecha para su boda. "Cuando
alguien te dice cada día que te quiere, te hace pensar los motivos por los que
te quiere y también quererte un poco más a ti misma. Así que sí, me
quiero".
Turner no es la única protagonista de Juego de tronos que ha
sufrido algún problema. El actor Kit Harington, Jon Nieve en la serie,
reconoció hace unos meses que había necesitado ir a terapia para asimilar la
fama y el protagonismo de su personaje. Lena Headey, que interpreta a Cersei
Lannister, confesó también recientemente que grabó la primera temporada de la
ficción con depresión posparto.
El País