Para Mónico y Silvia Maria, docentes con más de 30 años de
experiencia magisterial, las redes sociales, lejos de ser un apoyo para la
educación, opinan que han contribuido a una mala formación, tanto de padres de
familia como para los estudiantes que actualmente cursan el nivel básico, lo
cual los anima a dejar el aula para jubilarse.
El destino alcanzó al profesor Mónico Canché Balam, quién
por méritos propios logró salir de la comunidad del Paraíso, ubicada en el
municipio de Maxcanú, para convertirse en docente, sin embargo, luego de tres
décadas de servicio espera retirarse y asegura que los padres de familia
prefieren que sus hijos los eduquen las redes sociales, lo que ha generado que
el respeto se pierda.
“Ya hubo un cambio muy rotundo con los papás que no le ponen
mucho empeño con los niños, los tienen muy abandonados. El papá y la mamá trabajan
y los niños pasan más horas solos, sin hacer la tarea. Ahora mayormente se la
pasan con el celular, por eso mayormente los niños no cumplen en la escuela”,
dijo el profesor.
Recordó que por sus propios méritos logró salir de ese
poblado de Maxcanú, donde cursó su instrucción básica en una escuela
incompleta, sin otra motivación más que la de superarse, pues su padre lo llevó
al campo a aprender a trabajar, sin embargo algo le decía que ese no era su
lugar, por lo que decidió buscar otras oportunidades de desarrollo.
“A raíz del trabajo que hacía en el campo me hizo
reflexionar sobre lo que sería mi futuro en la educación, ser un muchacho
preparado para seguir adelante”, explicó Canché Balam.
Tras egresar en el año 1988 de la escuela normal, señaló,
fue enviado a trabajar a Villahermosa para trabajar como docente, sin embargo
un problema con sus documentos hizo que regresara a Yucatán, donde le tocó
vivir el Huracán Gilberto.
Después, precisó, comenzó un recorrido que duró 30 años por
escuelas ubicadas en los municipios de Yaxcabá, Valladolid, Xocchel, Maxcanú,
Kanasín y Mérida.
La educación es de tres
“En la educación somos tres: el alumno, el padre de familia
y el maestro. Si uno se ajena a uno de estos tres, el barco no va a llegar a
rumbo fijo, siempre le digo a los papás”, manifestó el docente.
Lamentó que con el paso de los años ya se pueda castigar o
llamar la atención a los alumnos, pues al no existir el apoyo de los padres de
familia, el docente se ve expuesto a ser acusado ante las autoridades con el
riesgo incluso de perder su trabajo.
“Cuando el niño llega a la casa lo primero que agarra es el
celular, o se acuesta en su sofá o en su cama con el televisor. Es allí donde
más se entretienen y no hacen las cosas que llevan de la escuela, la tarea. Para
mi la educación ha cambiado mucho a raíz de la tecnología”, reiteró.
Al ser cuestionado sobre los cambios realizados en torno a
la reforma educativa, el docente consideró que se debe evitar la venta de
plazas que por años causó un gran malestar entre los sindicalizados.
“A mi me consideran como un analfabeta digital, porque no sé
manejar la computadora, pero los chavos que vienen actualmente, los compañeros
docentes que vienen están bien preparados. Veo el caso de mi hija, que la
verdad la computadora la maneja muy bien, entonces hay cosas que debieron de
dejar, pero desgraciadamente cada presidente que entre en funciones trae a su
gente”, remató.
Finalmente, calificó con un ocho a las autoridades
educativas del estado, a la vez que mostraba orgulloso su invitación al acto
con motivo del Día del maestro donde será reconocido por estar más de 30 años
frente a grupo.
Sacrificios y desinformación
Silvia Maria Escalante Castellanos es directora del Jardín
de Niños “Vicente Guerrero”, centro escolar ubicado en la Colonia Vicente Solís
y la Unidad Fovissste Morelos, asentamientos que años atrás eran considerados
como de alta peligrosidad por los meridanos, lo que ahora ha quedado tan sólo
en la fama.
Desde hace más de 30 años la maestra Silvia Maria trabaja en
este lugar, debido a sus más de tres décadas de trayectoria, la Segey le entregará
este 15 de mayo un estímulo económico, sin embargo, sus días como profesora
activa podrían estar contados, pues si bien las ganas se mantienen, la poca
atención que los padres de familia le dan a sus hijos la desmoralizan y la
hacen pensar en la jubilación.
“Tenemos el peso de los padres de familia que tampoco son
los mismos de antes, tienen otra educación, vienen con otros valores; ahora los
niños no vienen con los valores de la educación como antes, ya no valoran el
trabajo de los maestros ni el esfuerzo que el maestro hace, el tiempo, el
dinero, el sacrificio por sus hijos”, expuso.
Silvia quiso ser maestra desde que era pequeña, junto con su
hermana jugaban a la escuelita y a pesar de que al salir de la normal su padre
la “regresó” a su casa de la comunidad donde fue asignada en una primera
instancia, su deseo por la docencia la llevó a obtener diferentes plazas e
incluso construir un jardín de niños en el municipio de Kanasín.
Al referirse a las modificaciones a la reforma educativa, la
licenciada en educación preescolar de profesión, aseguró que hasta el momento
existe incertidumbre sobre los alcances de los cambios realizados por el poder
legislativo federal.
“Tenemos mucha incertidumbre hasta ahorita en cómo se van a
asignar las plazas, los cambios de categoría, todavía hay mucha
desinformación”, dijo.
Finalmente, descartó dar una calificación a la actual
administración, toda vez que apenas inicia y es muy temprano para evaluar su
desempeño como autoridad en el sector educativo.
La Jornada Maya