José Luis del Río y Santiago, único sacerdote de la Diócesis autorizado por la Santa Sede para realizar exorcismos, falleció en la capital de Coahuila el domingo 7 de julio.
La última voluntad del padre José Luis, fue que su cuerpo fuera sepultado en la parroquia del Ojo de Agua en donde estuvo más de 32 años como párroco.
Fueron múltiples los casos que llevó a cabo el único sacerdote autorizado por la Santa Sede para realizar exorcismos, sin embargo fueron pocos los que trascendieron al público, en Vanguardia MX te presentamos los casos más conocidos y peligrosos que enfrentó el sacerdote ordenado en mayo de 1970.
¡Exorcismo en vivo por Televisión!
La mañana del 15 de marzo del 2011 un noticiero local transmitió un exorcismo en vivo. Según el religioso, el niño sufría la posesión de cuatro demonios.
El exorcismo se prolongó por varias horas, hasta que el menor volvió en sí, sólo para asegurar que no recordaba el trance por el que había pasado.
La madre del “poseído” aseguró que el joven experimentaba un comportamiento inusual, fuerza extraordinaria, y hasta llegó a levitar.
La transmisión del exorcismo terminó en regaño por parte del Obispo de Saltillo. "A raíz de que se difundieran las imágenes de la supuesta posesión diabólica de un menor de edad en la colonia San Ángel, el cura diocesano manifestó su total desaprobación a que el exorcista responsable y la familia hayan permitido la difusión del caso".
El primer exorcismo, fue realizado sin permiso...
“Yo soy Satanás y nunca me podrán vencer”, pronunciaba fuertemente un muchachito de 15 años mientras 7 hombres lo sostenían de la cabeza, manos y piernas.
—“¡Usted no puede, nunca me va a vencer!”, gritaba el poseído.
—“Yo no, pero Cristo sí”, alcanzaba a responder el misionero de Dios.
—“Yo lo vendí”, respondía el muchacho atribuyéndose el pecado cometido por el apóstol Judas Iscariote. —“Juntos hasta la muerte, juntos hasta el infierno”, pronunciaba una y otra vez...
En entrevista para Vanguardia Mx el año 2016, el padre José Luis del Río compartió que hace 45 años no estaba autorizado para hacer exorcismos.
—“¿Cuál es tu nombre?”, cuestionaba el sacerdote
—“Satanás”, respondía el jovencito atormentado por el maligno.
Habían pasado apenas unos momentos cuando volvió a pronunciar que se iría pero juró que volvería después.
—“¿Cuándo?”, le preguntó el sacerdote.
—“No le digas”.
—“En el nombre de Jesucristo, responde, ¿cuándo?”, se le ordenó.
—“A las ocho de la noche”, fue la respuesta.
El joven se desvaneció y dejó de poseer esa fuerza extraordinaria en manos y piernas, quería besarle la mano al sacerdote para agradecerle lo que había hecho por él y al mismo tiempo se excusaba que él no había sido quien lo agredía.
El arzobispo en ese tiempo conoció el caso y autorizó a José Luis el derecho del exorcismo, pero cuando las fuerzas demoniacas supieron que contaba con el permiso, el demonio se fue y no volvió nunca.
El hombre que lanzaba bancas de madera
Gente de Monclova temía a un hombre con la fuerza sufciente como para levantar bancas de madera y arrojarlas.
—“¡Necesitamos romper el pacto con el diablo!”, dijo el sacerdote.
—“¿Por qué, qué mal me ha hecho el diablo?”, preguntó.
—“¿Usted no se está dando cuenta de lo que está pasando ahorita? Es por eso que no lo deja en paz”, fue la respuesta del sacerdote.
En ese momento José Luis del Río y Santiago agarró fuertemente el crucifijo con sus manos y repitieran juntos:
“Renuncio a todo lo que había ofrecido al demonio”, de pronto el crucifijo voló en mil pedazos y la gente se acercó para nuevamente sujetar con fuerza al hombre para que pudiera terminar de ser exorcizado.
