La
corporación federal que investiga el millonario robo a la Casa de Moneda de
México logró ubicar e identificar a la banda que lo perpetró.
Dos de los
delincuentes, vestidos con ropa casual, cuyos rostros fueron difundidos el
martes pasado, son primos y, según las autoridades, responden a los nombres de
Édgar y Pablo Tenorio, ambos originarios de la alcaldía Iztapalapa.
La tercera
persona, quien se lleva los mil 567 centenarios robados y usa gorra negra, cuyo
nombre no fue revelado, cuenta con antecedentes penales por robo a mano armada.
Se sabe que
participaron otras dos personas más, entre ellas una mujer que se presume es
pareja sentimental de uno de los atracadores (del que viste suéter café y
corbata).
Se
identificó a una quinta persona que, aparentemente, desde un celular daba
instrucciones a quienes robaron el oro. Ésta fue captada por las cámaras de
seguridad de la zona merodeando y halconeando a las afueras del inmueble.
La revisión
que hicieron los investigadores de las imágenes captadas por cámaras de
seguridad privadas, así como del C5 de la Secretaría de Seguridad Ciudadana
(SSC), a las que tuvieron acceso, permitió establecer que los delincuentes escaparon
con rumbos distintos.
Dos se
fueron en una moto de pista sobre Paseo de la Reforma, dieron vuelta en la
calle Río Tíber, luego tomaron Circuito Interior hasta perderse en las inmediaciones
de la colonia Verónica Anzures, en la alcaldía Miguel Hidalgo. Los otros
cómplices huyeron en un auto compacto por una ruta distinta, pero aparentemente
hacia el mismo punto.
Las
autoridades federales sospechan que conocían el sistema de vigilancia de las
cámaras del C5 o posiblemente tuvieron complicidad con alguien más, pues justo
donde se reunieron y cambiaron de vehículo (en la Anzures) no hay cámaras de
seguridad y la más cercana está descompuesta.
Ahí se les
perdió el rastro a los atracadores. Sin embargo, luego de que se difundieran
sus rostros, familiares de los implicados, bajo el argumento de no querer
problemas con la autoridad, proporcionaron datos y detalles importantes de
ellos.
Se sabe que
son originarios de Iztapalapa y que uno de ellos cuenta con antecedentes
penales, por lo que desde el martes en la tarde se implementaron operativos en
el sur de la Ciudad para detenerlos, pero no han tenido éxito.
Incluso,
las autoridades locales presumen que no han podido salir de la Ciudad, esto
gracias a un cerco de seguridad que de manera inmediata se implementó luego del
atraco. La difusión del rostro de los sospechosos también sirvió de mucho, pues
se reforzaron las revisiones en las centrales de autobuses, aeropuertos y
carreteras.
El camino
de las monedas. La hipótesis que han establecido las corporaciones de
investigación sobre el destino del oro es que posiblemente los 50 millones de
pesos robados en mil 567 centenarios se encuentran en una joyería donde, de no
encontrarlas a tiempo, serán fundidos para su venta en pequeñas piezas de joyería
y sin dejar rastro alguno, pues una vez transformado su rastreo será imposible.
En este
sentido, se ha hecho trabajo de inteligencia para rastrear el oro en joyerías,
algunas legalmente establecidas y otras clandestinas, asentadas en la zona
Centro del primer cuadro de la Ciudad; en esos mismos lugares, según la
autoridad, se compran los relojes robados, algunos incluso bajo pedido, por lo
que no se descarta que sean los primeros interesados en comprar las monedas
para su fundición.
La
indagatoria apunta a que una vez que los delincuentes se reunieron en algún
punto de la colonia Verónica Anzures para cambiar de vehículos, alguno de los
atracadores de inmediato se dirigió a la zona Centro y luego, aparentemente, a
refugiarse en Iztapalapa.
La
investigación va muy avanzada, por lo que no se descarta que en los siguientes
días se dé a conocer la captura de alguno de ellos.
Universal.