El presidente peruano Martín Vizcarra disolvió el lunes
el Congreso luego de un prolongado enfrentamiento con la oposición
legislativa -suceso que no ocurría en el país andino desde hace 27 años-
acusándola de impedir su cruzada anticorrupción.
Horas más tarde anunció que las nuevas elecciones
legislativas se realizarán el 26 de enero de 2020.
En un breve mensaje a la nación desde el palacio
presidencial, Vizcarra dijo que se le denegó de forma fáctica un voto de
confianza que solicitó y por ello “decidí disolver el Congreso y llamar a
elecciones de congresistas de la República”. “Estamos haciendo historia y
espero que entiendan la importancia de esta lucha, seguirán encontrando a este
presidente que dará la lucha por el Perú".
Vizcarra citó el artículo 134 de la constitución que indica
que si se niega el voto de confianza a dos gabinetes de un gobierno, el
presidente puede disolver el Parlamento y mantiene una comisión permanente. El
Congreso ya negó un voto de confianza al gobierno durante la gestión de Pedro
Pablo Kuczynski, a quien Vizcarra reemplazó tras su renuncia por acusaciones de
nexos con la constructora brasileña Odebrecht.
En conformidad a la ley peruana, el presidente recibió la
renuncia del primer ministro Salvador del Solar y nombró como reemplazo a
Vicente Zeballos, cercano del mandatario y quien previamente ejercía el cargo
de ministro de Justicia.
En varios actos simbólicos, el Congreso dominado por el
partido conservador Fuerza Popular “suspendió” de sus funciones a Vizcarra
y “juramentó” a la vicepresidenta Mercedes Aráoz quien afirmó que
convocará a la Organización de Estados Americanos (OEA) para que “ayude a un
espacio de reconciliación profundo” donde participen todos los partidos
políticos.
César Landa, profesor de Derecho Constitucional de la
Pontificia Universidad Católica de Perú, dijo a la AP que cualquier
decisión del Parlamento posterior a su disolución no tiene "ningún valor,
es como el fruto de un árbol que ya está podrido”. Por su parte, Daniel
Salaverry, legislador que se distanció de Fuerza Popular calificó a sus colegas
como “pollos sin cabeza, piensan que siguen vivos pero ya están muertos”.
La decisión presidencial podría significar una nueva
inestabilidad en el país. Perú se enfrenta a las consecuencias del
escándalo de la corrupción de Odebrecht, el desplome en la confianza en las
instituciones públicas y la lucha por gobernar de un presidente sin
experiencia. El gremio empresarial rechazó la decisión de Vizcarra a quien
acusó de haber “sumergido al país en una grave incertidumbre”.
También es probable que la decisión sea bien recibida por
los peruanos que han pedido cerrar el Congreso para reemplazar a los
representantes del partido mayoritario, liderado por Keiko Fujimori,
primogénita del expresidente Alberto Fujimori, ex primera dama en el gobierno
de su padre y ex candidata presidencial que está en prisión mientras se le investiga
por supuesto lavado de dinero de Odebrecht.
Fuente: AP