Mientras la pandemia de covid-19 sigue propagándose en el
mundo, cientos de científicos están involucrados en la búsqueda de una vacuna.
Mientras el coronavirus que causa el covid-19 continúa
propagándose, decenas de equipos de científicos alrededor del mundo trabajan
aceleradamente para encontrar una vacuna que pueda poner fin a esta pandemia.
La velocidad con que se están llevando a cabo las
investigaciones, afirman los expertos, es extraordinaria, considerando que el
desarrollo de una vacuna puede tomar años, o incluso décadas.
Por ejemplo, la vacuna de ébola que se aprobó recientemente,
tardó más de 16 años desde su creación hasta su aprobación.
Y es que normalmente una vacuna debe seguir varias etapas,
primero en el laboratorio y después en pruebas con animales.
Si se demuestra que es segura y puede generar una respuesta
inmune, entonces comienzan los ensayos con humanos.
Estos ensayos a su vez se dividen en tres fases, primero con
un número pequeño de participantes sanos y después con números más grandes de
personas y grupos de control para medir qué tan segura es y cuáles son las
dosis más efectivas.
Ahora, sin embargo, después de sólo tres meses, entre los
más de 90 equipos científicos que están trabajando en una vacuna contra
covid-19, ya hay seis candidatos que llegaron a una meta importante en esta
carrera: los ensayos en humanos.
Las 6 candidatas
Vacuna mRNA-1273 – Moderna Therapeutics (Estados Unidos)
Moderna, la empresa de biotecnología basada en
Massachusetts, es una de las farmacéuticas que para poder acelerar el
desarrollo de la vacuna contra covid-19 están probando nuevas estrategias de
investigación.
El objetivo de una vacuna es “entrenar” el sistema inmune de
una persona para generar una respuesta para combatir al virus y evitar la
enfermedad.
Los enfoques convencionales que se utilizan para ello por lo
general se centran en el uso de virus vivos atenuados, virus inactivados o
fragmentados.
Pero la mRNA-1273 de Moderna, cuyos ensayos están
financiados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, no
está producida con el virus que causa el covid-19.
Está basada en un ARN mensajero o ácido ribonucleico
mensajero.
Requiere inyectar un pequeño segmento del código genético
del virus, que los científicos lograron crear en el laboratorio, y se espera
que éste provoque una respuesta del sistema inmune para combatir la infección.
Vacuna INO-4800 – Inovio Pharmaceuticals (Estados Unidos)
La vacuna de Inovio, una empresa de biotecnología basada en
Pensilvania, también se basa en una nueva estrategia de investigación.
Está centrada en la inyección directa de ADN a través de un
plásmido (una pequeña estructura genética) para que las células del paciente
produzcan los anticuerpos para combatir la infección.
Tanto Inovio como Moderna están utilizando nuevas
tecnologías que involucran modificar o manipular material genético.
Desafío
Pero ninguna de estas tecnologías ha producido hasta ahora
un fármaco o terapia ni ha sido aprobada para uso humano, como le explicó a BBC
Mundo el doctor Felipe Tapia, del Grupo de Ingeniería de Bioprocesos del
Instituto Max Planck de Magdeburgo, Alemania.
“Podría decirse que hay una expectativa muy grande en el
desarrollo de estas vacunas, pero hay que ser un poco cuidadosos porque son
vacunas que no tienen el historial de otros tipos de vacunas, como las
inactivadas”, dice el experto.
“Incluso los mismos científicos de Moderna dicen que el gran
desafío que tienen es llevar a producción y comercialización la vacuna porque
no tienen licencia en estos momentos para vacunas de tipo de mRNA”, agrega.
En China
China por su parte, tiene tres vacunas en ensayos en
humanos, las cuales siguen métodos más tradicionales de producción.
Vacuna AD5-nCoV – CanSino Biologics (China)
El mismo día que Moderna empezó sus pruebas en humanos, el
16 de marzo, la empresa de biotecnología china CanSino Biologics, en
colaboración con el Instituto de Biotecnología y la Academia de Ciencias
Médicas Militares de China, inició el suyo.
Su vacuna AD5-nCoV utiliza como vector una versión no
replicante de un adenovirus, el virus que causa el resfriado común.
Este vector transporta el gen de la proteína S (spike) de la
superficie del coronavirus, con la cual se intenta provocar la respuesta inmune
para combatir la infección.
También en China se está probando en humanos la vacuna
LV-SMENP-DC del Instituto Médico Genoinmune de Shenzhen, que está centrada en
el uso de células dendríticas modificadas con vectores lentivirales.
Y la tercera candidata del país asiático es una vacuna de
virus inactivado del Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, subordinado al
Grupo Farmacéutico Nacional de China, Sinopharm.
Este tipo de vacuna inactivada requiere producir partículas
de virus en reactores y después purificar esos virus para que pierdan su
capacidad de enfermar.
“Esta es la tecnología más común y la plataforma de
producción más experimentada en producción de vacunas”, explica Felipe Tapia
del Instituto Max Planck.
“Es una tecnología que tiene productos que ya están
licenciados y comercializados”.
“Por lo tanto la mayoría de las estimaciones que se dan de que una vacuna (para
covid-19) va a estar lista en entre 12 y 16 meses están basadas en este tipo de
vacunas inactivadas principalmente”, le dice a BBC Mundo.
La sexta
Vacuna ChAdOx1 – Instituto Jenner de la Universidad de
Oxford (Reino Unido)
El primer ensayo clínico en Europa comenzó el 23 de abril
para probar la vacuna desarrollada por el equipo del Instituto Jenner de la
Universidad de Oxford, Inglaterra.
Es una vacuna recombinante similar a la de la empresa china
CanSino.
Pero el equipo de Oxford está utilizando como vector una versión atenuada de un
adenovirus del chimpancé que ha sido modificado para que no se reproduzca en
humanos.
“Lo que están haciendo ellos es producir en un reactor un
virus que no es dañino pero en su superficie expresa la proteína del
coronavirus y así genera una respuesta inmune”, explica el experto del
Instituto Max Planck.
Los científicos ya tienen experiencia en el uso de esta
tecnología. Con ella desarrollaron una vacuna contra el coronavirus del MERS,
cuyos ensayos clínicos, se dijo, mostraron resultados positivos.
El desafío de la producción masiva
A pesar del avance acelerado que se está logrando en la
vacuna contra covid-19, los expertos afirman que no existen garantías de que
alguna de estas inoculaciones funcionará.
Tal como explica Felipe Tapia no se sabe, por ejemplo,
cuáles van a ser las reacciones inesperadas a las vacunas o si éstas van a
funcionar con distintos tipos de poblaciones o entre distintos rangos de edad.
“Eso sólo se va a poder responder con el tiempo”, asegura el
experto.
Pero obtener una vacuna efectiva y lograr su aprobación será
solo el primer paso.
Después se presentará el desafío enorme de producir miles de
millones de dosis de la inoculación para distribuirlas a las poblaciones que
las necesitan.
“Creo que habrá ciertas limitantes en la capacidad de llegar
a la cantidad que se supone deberá producirse, que son cientos de millones de
dosis”, le explica a BBC Mundo Felipe Tapia.
“Si queremos vacunar al planeta completo son millones de
dosis que ciertamente será muy difícil llegar a producir”.
Obstáculo paradójico
Y paradójicamente, si las sociedades tienen éxito al
contener la propagación del coronavirus, esto podría presentar otro obstáculo
para la obtención de una vacuna: no quedarán poblaciones para poder probar la
inoculación.
Porque la única forma de probar que una vacuna funciona es
inoculando a las personas en lugares donde el virus sigue propagándose de forma
natural.
“Esto dependerá mucho de qué tan rápido el virus inmunice a la población mundial”,
dice el experto del Instituto Max Planck.
“En países donde hay una cuarentena más estricta
probablemente la vacuna llegue primero que la inmunidad en la población”.
“Pero donde hay mayor actividad económica, como Alemania, el
virus podría generar inmunidad más rápido y en ese caso la inmunidad llegará
antes que la vacuna”, concluye.
Fuente: El Universal.