Una investigación de repercusión internacional descubrió que
el SARS-CoV-2 ha circulado entre los murciélagos desde hace 40 y 70 años, aproximadamente.
El hallazgo se hizo a través de la reconstrucción del
árbol genealógico del virus, lo que prueba la dificultad de detectar este tipo
de patógenos antes de aparición de brotes pandémicos.
Los expertos motivados por desvelar el origen del
coronavirus, que aún hoy es considerado un misterio, estudiaron la ascendencia
del virus entre los murciélagos con el objetivo de prevenir futuras
oleadas del Covid-19. Los resultados fueron publicados en "Nature
Microbiology".
Esta tarea no del todo fácil, pues de acuerdo con los
expertos el material genético del virus cambia con facilidad y cuenta con
ancestros de distintas procedencias. A este fenómeno se le conoce como genoma
"mecano Frankenstein".
Maciej F. Boni, líder del estudio, explicó que recurrieron a
tres técnicas para trazar el árbol genealógico, cin el fin de identificar las
partes del genoma que se han mantenido estables sin sufrir ninguna clase
de intercambios genéticos.
Las tres técnicas empleadas indicaron una fecha probable
para la separación del linaje: 1948, 1969 y 1982. De ahí la conclusión de que
el SARS-CoV-2 debe llevar décadas evolucionando en murciélagos sin
haber sido detectado.
A través de este resultado, los investigadores consideraron
que el pangolín podría ser un huésped intermedio, pues comparte parte del
linaje vírico de los murciélagos, conocido bajo el nombre RaTG13; sin embargo,
esto no significa que el SARS-CoV-2 haya evolucionado también en esta especie
animal.
Boni expuso que la localización del virus proviene de una
población de la provincia de Yunnan, en el sureste de China, "de donde
proceden los virus con parentesco más próximo" al SARS-CoV-2, que salta
directamente a humanos.
Los científicos concluyeron que, a lo largo de ese tiempo, los
linajes pudieron adecuarse para infectar a los humanos. "Este largo
periodo de divergencia sugiere que hay linajes víricos en murciélagos con
potencial zoonótico que no han sido muestreados", afirmaron los autores.
Debido a su alta capacidad de intercambiar material genético
entre sí, "será difícil identificar virus con el potencial de causar
brotes importantes en humanos antes de que estos emerjan". Por lo que los
investigadores recomendaron que debe existir un "sistema de vigilancia de
enfermedades humanas en tiempo real que rápidamente pueda identificar y
clasificar patógenos".
Ante este hallazgo los expertos han descartado el
origen artificial del virus, el cual sólo es posible a través de manipulación
genética. "Si el virus hubiera escapado de un entorno de laboratorio, los
primeros individuos afectados habrían sido los empleados del centro y sus
familias", añadió el experto.