Sin la estridencia de Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, presionará a México para que cumpla con la "letra fina" del tratado de libre comercio T-MEC en los sectores laboral, energético y agrícola, advierten analistas.
México y Canadá fueron empujados por Trump a renegociar el TLCAN, el acuerdo comercial de 1994 que tras duras negociaciones se convirtió en el T-MEC, en vigor desde junio pasado.
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"Biden no será tan hostil como Trump, pero vigilará que se cumplan los compromisos asumidos en el T-MEC, lo que no ha hecho Trump", dijo a la AFP Kenneth Smith, que fue el jefe negociador mexicano del acuerdo.
Trump consideraba el TLCAN como el peor acuerdo comercial y amenazó a México con imponer aranceles a sus exportaciones si no detenía una oleada de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.
Una ruptura del tratado hubiera sido demoledora para la economía mexicana, que este año se podría contraer 9.3 por ciento, al ser Estados Unidos el destino de más de 80 por ciento de sus ventas externas.
Para el banco español BBVA, la victoria del candidato demócrata despeja nubarrones en el flujo comercial de los tres países, que en 2019 alcanzó 1.2 billones de dólares.
Biden "cree más en las cadenas de valor de la región, apoyó el tratado de libre comercio original y el actual. Pensaríamos que está más comprometido con esta visión", señaló en un análisis Carlos Ramos, economista en jefe de BBVA México.
LITIGIOS
El explosivo estilo de Trump, coinciden analistas, será suplido por una discreta pero incisiva vigilancia de la denominada "letra fina" del T-MEC.
"Es muy claro que el presidente Andrés Manuel López Obrador no comparte las agendas políticas de los demócratas y esto llevará a permanentes desencuentros, principalmente en lo energético y lo laboral", anticipó Miguel Ángel Jiménez, del privado Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
Jiménez descarta no obstante que Biden busque renegociar el T-MEC, porque la voz de los demócratas estadounidenses "ya fue escuchada e incluida".
"No vamos a vivir lo mismo que con Trump. Eso es bueno. Pero el tema laboral, el ambiental y el agrícola son prioridad para Biden", apuntó Smith.
El exnegociador anticipa que los primeros diferendos podrían surgir de presiones para investigar las exportaciones de arándanos, fresas y pimiento, que México, por su clima, cultiva todo el año para desventaja de Estados Unidos.
Smith ve también alertas en el sector energético, pues mientras Biden es partidario de las energías limpias, con López Obrador las empresas estatales mexicanas regresan a las fósiles, afectando a inversionistas privados locales y extranjeros.
"Favorecer a las empresas del Estado por encima de aquellas privadas que generan energía eólica y solar puede ser sujeto de un litigo dentro del T-MEC. México tendrá que proceder con cuidado", advirtió Smith.
SUPERVISIÓN LABORAL
Para Jiménez, el T-MEC es lo mismo que el TLCAN salvo que se convirtieron en obligatorios compromisos que antes eran prácticamente voluntarios.
Los demócratas, explicó, "condicionaron su aprobación a la inclusión de una previsión en el tema laboral, porque en Estados Unidos existe la percepción" de que en México se favorece a los exportadores a costa de los derechos de los trabajadores.
México aprobó la reforma laboral exigida y aceptó que su implementación sea supervisada por delegados estadounidenses.
"Por la pandemia de covid-19, México no ha implementado esta reforma. Trump no ha dicho nada, pero con Biden podría ser un punto de desencuentro", señaló.
Está además el compromiso de alcanzar una convergencia salarial en la dinámica industria automotriz, pues para Canadá y Estados Unidos es imposible competir con los bajos sueldos en México.
La relación que tendrá Biden con López Obrador es una incógnita, puesto que el mexicano tiene gran química con Trump y ha declinado felicitar al demócrata a la espera de que se resuelvan los reclamos de supuesto fraude.
Para Jiménez, esto será "anecdótico", mientras que Smith consideró que México desaprovecha la oportunidad de contribuir a que Biden restablezca los puentes con la comunidad internacional que Trump destruyó.