Inundadas y con pandemia: Artesanas de Campeche luchann para recuperar sus ventas

29 noviembre 2020
Noticias de Yucatán. 

Las lluvias de junio de 2020 en el poblado de Iturbide, Vicente Guerrero, en Hopelchén, Campeche, inundaron la casa de Mariana Mercedes Muñoz Chan. Hasta 40 centímetros subió el agua en el interior. El patio sigue convertido, cinco meses después, en un enorme charco de agua verduzca donde crecen los moscos.

En la inundación, Mariana, de 26 años y tejedora de hamacas, perdió su reserva de hilos y su bastidor. Sin esa materia prima no puede producir y si no produce, no tiene dinero para volver a comprarlos. En ese círculo está atrapada, igual que varios pobladores de Hopelchén, al este de Campeche, en la frontera con Yucatán y en lo que se conoce como la región maya de Los Chenes.

La artesana pertenece a la cooperativa Jitbi Kan, integrada por 12 mujeres, que una a otra se fueron enseñando a urdir las hamacas. La tía del esposo de Mariana, doña Victoria, a quien le enseñó el arte otra familiar de otro poblado, le enseñó a su vez a la suegra de la joven y la suegra a ella. En la puerta de sus casas salían en grupo a urdir los hilos y los vecinos empezaron a comprarles.

Entre familiares y amigas formaron, hace poco más de dos años, el grupo, se pusieron a producir en forma y andaron de casa en casa los poblados, vendiendo las hamacas. Cada pieza tarda de un mes a mes y medio en quedar terminada. Es lo que cada una vende en ese tiempo. De acuerdo al tamaño, una de estas camas colgantes puede costar de 800 a más de 2 mil 500 pesos.

Después, la organización maya Ka Kuxtal Much Meyaj AC (el renacer del trabajo colectivo, en español) invitó a las artesanas a capacitarse en procesos de organización y comercialización de sus productos y a formar parte de una cooperativa de cooperativas, Tak Muuk’, integrada, hace año y medio, por 12 grupos, que aglutinan a 147 artesanos, la mayoría mujeres.

La cosa iba marchando bien. Las cooperativas montaron un tianguis agro ecológico y artesanal. Una vez al mes ponían sus puestos en la cabecera municipal de Hopelchén, con una variedad de artículos que iba de hamacas y blusas bordadas hasta dulces típicos.

Pero entonces llegó el COVID. Las actividades no esenciales se cerraron en todos lados y los artesanos ya no pudieron salir a vender sus productos ni montar el tianguis. Idearon una venta en línea. Hicieron una página de Facebook y subieron un catálogo para que las personas elijan. El trato se cierra por WhatsApp y los productos llegan vía FedEx. Así está vendiendo ahora la mayoría de las cooperativas de Tak Muuk’, aunque por lo golpeada que está la economía de los pobladores las ventas son mínimas.

A ese modelo digital estaban tratando de amoldarse en la cooperativa Jitbi Kan cuando llegó el huracán Cristóbal y arrasó con los hilos y los bastidores de la mitad de las artesanas.

Guadalupe del Carmén KuKú es hija de la iniciadora en Iturbide, Vicente Guerrero, de eso de la venta de hamacas, de doña María Victoria, Lupita, como le dicen, es de las que no han podido recuperar su materia prima.

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