En México a más de 11 millones de personas no les alcanza para comprar los productos de la canasta básica. Y es que la pandemia del COVID-19 ha representado un golpe muy duro para a economía de las familias, pues provocó un aumento de la pobreza laboral en gran parte del país, aspecto que también repercutió en la brecha de desigualdad.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer que durante el primer trimestre del año, en el cual aún no iniciaba la emergencia sanitaria por la pandemia, al tercer trimestre, el porcentaje de la población en pobreza laboral pasó de 35.7 a 44.5%, lo cual representa el nivel trimestral más alto desde 2005, año en que el Coneval inició este registro.
La pobreza laboral se refiere al porcentaje de la población que cuenta con un ingreso menor al valor de la canasta básica. De acuerdo con el Consejo, este rubro se disparó durante la pandemia debido a la pérdida de empleos, así como los aumentos en el costo de los alimentos de primera necesidad.
Además, el ingreso laboral real per capita tuvo una disminución del 12.3% entre el primer trimestre y el tercero del 2020. En comparación con el mismo periodo del 2019 se identificó una caída del 6.7%, pues se pasó de 1,794.87 pesos a 1,675.21 pesos mensuales, el cual es el nivel más bajo desde el último trimestre del 2017, cuando se ubicó en 1,669 pesos.
Durante este periodo igualmente se registró un aumento del Índice Nacional de Precios al Consumidor en relación a lo registrado en el 2019. Esto debido a que la inflación promedio anual estuvo en 3.9%, mientras que de julio a septiembre del año pasado se ubicó en 3.3. por ciento.
Lo anterior, señaló el organismo, podría deberse al incremento en los precios de ciertas mercancías de uso diario, como las frutas y las verduras, así como los energéticos.
No obstante, desde el gobierno federal continúan señalando que se aplicó un buena estrategia económica para sortear la llegada del COVID-19 a México.
Este domingo, en su mensaje en la Cumbre de Líderes del G20, que se desarrolla de manera virtual, el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó: “Nos fue útil abandonar las recetas económicas aplicadas durante el periodo neoliberal, empezando por desechar la estrategia de endeudar al pueblo para rescatar a los de arriba, ahora fue diferente”.
El mandatario se refirió así al endeudamiento que los países han tenido a partir de la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, el cual, dijo, creció en promedio un 20%; y consideró será la futura amenaza para la estabilidad económica y el bienestar social, si no se atiende desde ahora.
“La deuda creció a partir del pandemia en un promedio del 20%, y si no abordamos este asunto desde ahora, en el futuro se va a convertir en otra amenaza para la estabilidad económica y el bienestar social”, expresó.
Pero el impacto económico de que la pandemia a nivel nacional ha sido bastante grande. Otro indicador de esto es la cifra de desempleo. Actualmente se han perdido alrededor de un millón de puestos de trabajo en todo el país.
Esto a raíz de que muchas pequeñas y medianas empresas (PyMES) no resistieron la baja que les representó la Jornada de Sana Distancia y se vieron en la necesidad de cerrar –entre abril y junio fueron más de 10,000 las que cerraron–, o en un caso poco más alentador, se vieron obligados a recortar su plantilla laboral.
Gabriela Siller, directora de análisis económico financiero de Banco Base, comentaba a Infobae que para haber hecho que el impacto económico fuera menos drástico, era necesaria “una política fiscal contracíclica donde se podían haber redireccionado recursos, principalmente, de los grandes proyectos de infraestructura que tiene esta administración hacia proyectos de menor plazo y enfocados, precisamente, en los estados y en las industrias más severamente afectadas por la pandemia”.
Sin embargo, la experta también aclaró que aún sin pandemia, se hubieran registrado a estas alturas niveles económicos negativos, así como un aumento en los niveles de desempleo.
“Se trata de la peor crisis desde la Gran Depresión, provocada en parte por la pandemia del COVID-19, y en parte también por la inercia económica que ya se vivía en México”, indicó Siller explicando que las cifras desalentadoras en el país, previo al virus, fueron consecuencia de la pérdida de confianza empresarial y las caídas en la inversión fija bruta.