En medio de un fuerte sol, Laura Robles acude a una tortillería en la colonia Héroes de Churubusco, en la alcaldía Iztapalapa. Hoy el precio es de 16 pesos por kilogramo, cuando apenas en enero lo encontraba a 14 pesos. “Imagínese, si sigue subiendo, luego no vamos a poder ni comer tacos de sal”, refiere esta ama de casa, de 51 años.
La tortilla de maíz, la base de la alimentación de la mayoría de los mexicanos, ha alcanzado su precio más alto desde 2017. De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados de la Secretaría de Economía, el precio promedio de la tortilla a nivel nacional es de 17,64 pesos por kilogramo, mientras que en ciudades fronterizas se ha llegado a encontrar en 27 pesos (poco más de un dólar por un kilo de este alimento).
Para David Ruiz, propietario de una taquería en avenida Taxqueña, el aumento le ha hecho considerar si comercializa sus tradicionales tacos de suadero sin “copia”, es decir con solo una tortilla en lugar de dos, que se utiliza principalmente para evitar que se reblandezca mucho. “Tenemos aumentos en la tortilla y sobre todo en el precio del gas”, refiere el comerciante. “Nosotros no hemos querido subir los precios, pero si sigue así la situación no vamos a tener de otra”, comenta desde la cocina de su restaurante.
El aumento del precio de la tortilla se encuentra por arriba del precio de la inflación generalizada, que en abril se situó en 6,08%, también uno de los índices más altos desde hace cuatro años. En tanto, el kilogramo de tortilla tuvo un incremento de 6,15%, por encima de la inflación generalizada. “Ya no compras un kilo de tortillas, ahora mejor compras diez pesos o lo que traigas en el momento”, refiere Robles.
Las lagunas en el México de la sequía
La tortilla de maíz es uno de los alimentos esenciales de la canasta básica de los mexicanos, ya que no solo se utiliza en platillos como tacos, sino que es el acompañamiento básico de guisados, sopas o se usa directamente como plato o cuchara para ciertos guisos. “Al tratarse de un producto básico, pega en la capacidad adquisitiva y también de alimentación, ya que se sustituye con alimentos chatarra”, dice David Lozano, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM.
Los insumos requeridos para la elaboración de este alimento también han aumentado considerablemente. Hasta marzo de este año (el último dato disponible), el gas licuado de petróleo (LP) registró un aumento de 44,8%, según datos de la Comisión Reguladora de Energía. Adicionalmente, el semáforo agroalimentario del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) el precio promedio nacional de mercado del maíz blanco a granel se encontró en 6.129 pesos por tonelada, lo que significó un incremento anual de 31,6%. “La Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla añadió que los gastos se incrementaron hasta en un 40%, mientras el Gobierno federal mexicano no ha dado apoyos al sector agricultor y productor del país, en medio de la pandemia del coronavirus y, por el contrario, ha aumentado los impuestos y el costo de los servicios”, dice en su reporte.
La fuerte sequía que azota al país, pero en particular a los Estados productores de maíz son una de las principales causas del aumento en alimentos como el maíz, el jitomate y cítricos como el limón. “En el peor de los casos en que se pueda aumentar la sequía, el problema se puede agravar en el siguiente año, llegando a un escenario de hasta 35 pesos por kilo”, estima Lozano, de la UNAM.
De acuerdo con el especialista, desde que inició la contingencia sanitaria por la covid-19 en el país, el gasto en alimentación que realizan los hogares en México se ha incrementado en 20%, es decir, 6 de cada 10 pesos del ingreso de los trabajadores se destina al consumo de la canasta básica.
El País