¿Estás harto del confinamiento por la pandemia de covid- 19?
¿qué planeas hacer cuando todo esto acabe? Si tú ya te cansaste de pasar
encerrado más de un año, imagínate lo que sentirán aquellas criaturas que han
tenido la mala suerte de pasar todas sus vidas encerrados en jaulas para ser
utilizados en actividades que atentan contra su libertad y su naturaleza.
Tal es la historia de Napa, un oso que pasó 12 años viviendo
en una jaula y formando parte de un espectáculo de un circo que finalmente,
terminó abandonándolo. Aunque sufrió hambre y un encierro cruel, pues había
sido dejado ahí, tan solo esperando su muerte, eso fue lo mejor que pudo
haberle pasado, pues fue rescatado por Four Paws, una fundación internacional a
la que sólo le interesaba su bienestar.
Cuando sus rescatistas conocieron a Napa, él era un oso que
simplemente no sabía cómo serlo, y se la pasaba recostado. Su salud era mala,
pues recibía comida inadecuada y nadie había limpiado su jaula nunca. Además,
sus dientes estaban rotos de morder sus barrotes.
Por suerte, sus rescatadores lo llevaron a un zoológico en
Serbia en donde conoció, por primera vez, la libertad, aunque ésta fuera a
medias. Ahí, comió frutas y aprendió cómo nadar y aunque fuera más feliz, por
supuesto, que en su jaula, sus cuidadores sabían que ese no podía ser su hogar
definitivo.
Es así como decidieron convertirlo en uno de los primeros
habitantes de una reserva en la que podría vivir en libertad y en la naturaleza
sin ser descuidado. Sus cuidadores lo observaron convertirse en un oso de
verdad que ahora sabía buscar comida, darse baños y ser independiente.
Sin embargo, lo que más conmovió a sus resatistas, según
comentaron en un especial para The Dodo, fue la primera vez que nevó en la
reserva, pues Napa pudo jugar y ser feliz como nunca lo había sido antes.