La obesidad y el sobrepeso en edad infantil que se ha
convertido en un importante problema de salud pública, a raíz de la pandemia
por el COVID-19 se han incrementado los casos
Aunque México no ha presentado resultados sobre
investigaciones que aborden la obesidad y su relación con el COVID-19 en niños
y niñas de edad escolar, en otros países se ha demostrado que esta afección es
el tercer factor más prevalente en niños que ingresan a un hospital por
complicaciones del SARS-CoV-2, señaló la maestra en ciencias de la nutrición
Geraldine Osalde Solís.
“Cifras de países de referencia, como Canadá, muestran que
la obesidad es el tercer factor más prevalente en niños que ingresan en la
Unidad de Cuidados Intensivos por complicaciones de COVID-19, solo después de
enfermedades graves y de los estados de inmunosupresión con procedimientos
oncológicos”, indicó la docente de la Licenciatura en Nutrición de la
Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
En el marco del regreso a clases presenciales, la académica
de la Facultad de Medicina recordó que la obesidad y el sobrepeso en edad
infantil es un problema que se ha convertido en un importante problema de salud
pública en todo el mundo y México se encuentra entre los países con más altos
índices de estos desórdenes alimenticios.
Osalde Solís compartió que, en la actualidad,
aproximadamente uno de cada tres niños de edad escolar padece sobrepeso y
obesidad.
“Concretamente, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición
(Ensanut) de 2018 arrojó que el 35.6 por ciento de los niños de cinco a 11 años
presenta sobrepeso y obesidad, 1.2 por ciento más que en el año 2012”, subrayó.
No obstante, explicó que a raíz de la actual pandemia, se
realizaron varios estudios epidemiológicos, pero los datos recopilados
únicamente toman en cuenta a los sectores adultos de la población, por lo que
los efectos de la obesidad infantil en la enfermedad infecciosa se interpretan
a partir de lo que se conoce en la población adulta.
La especialista en nutrición recordó que, la presencia de
sobrepeso y obesidad durante la etapa de la infancia, además de incrementar el
riesgo de la hospitalización por COVID-19, puede afectar directamente la
conducta del niño, su autoestima y la forma en la cual se comunica, influyendo
directamente en la relación con sus pares y su entorno, detonando problemas de
inseguridad que pueden agravar el problema inicial. Desde el nivel físico,
expuso que dependiendo del estado de sobrepeso y de obesidad, se pueden ver
limitadas las actividades que pueden ser realizadas por los menores.
Además, Osalde Solís recordó que, según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), la presencia de sobrepeso y de obesidad infantil se
asocia con una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la vida
adulta.
Añadió que, aunque los índices presentados por la Ensanut de
2018 pudieran haber aumentado después de más de un año de confinamiento social
y la reducción de actividades físicas infantiles, las cifras actuales previas
al regreso a clases solamente podrían ser evidenciadas por estudios
estadísticos, que hasta el momento no se han realizado.
“Sin embargo, si consideramos las causas principales de
obesidad, como son el consumo excesivo de calorías y el sedentarismo, es muy
probable que sí exista un aumento hoy por hoy de las cifras que conocemos de
sobrepeso y de obesidad infantil”, reconoció.
Además del riesgo que estos trastornos alimenticios pudieran
generar durante el regreso a clases, otro dato importante es que, desde el
inicio de la contingencia sanitaria en México, la Península de Yucatán ha
contabilizado dos mil 177 niños y niñas de entre cinco y 14 años de edad, con
diagnóstico positivo a SARS-CoV-2.
Según una investigación realizada por Gabriela Soto, apunta
a que en esta región 175 niños son contagiados al mes, ya que tan sólo en
Yucatán se enfermaron mil 125 menores, en un lapso de 17 meses, aún recibiendo
educación a distancia.
Para evitar que dichos contagios puedan volverse casos de
hospitalización, la maestra Osalde Solís aseguró que la mejor estrategia contra
la obesidad infantil se encuentra en la prevención desde etapas tempranas, en
la evaluación nutricional periódica en los niños y fomentar la realización de
actividad física manteniendo un adecuado distanciamiento social.
Finalmente, la maestra Osalde Solís explicó que, en el caso
de ya presentar un problema de sobrepeso, es importante que, con la ayuda de un
profesional de salud capacitado en el tema, se trabaje directamente con el niño
y con sus redes de apoyo, para concientizarlos sobre la importancia de una
alimentación saludable y la realización de actividad física.
“Cada niño tendrá objetivos diferentes, pero de manera
general se buscará el establecimiento y el afianzamiento de hábitos de
alimentación y de estilo de vida saludables y duraderos, los cuales no
solamente ayuden a resolver el problema inmediato, sino que provean al
individuo de herramientas importantes de prevención para su vida futura”,
concluyó la especialista en nutrición.
Fuente: Por Esto