Las personas que trabajan en turnos de noche tienen un mayor
riesgo de desarrollar un ritmo cardíaco irregular y a menudo anormalmente
rápido llamado fibrilación auricular (FA), según una investigación publicada en
la revista ‘European Heart Journal’. Especialmente claro es este efecto en las
mujeres y en las personas sedentarias.
El estudio es el primero que investiga la relación entre el
trabajo en turnos de noche y la FA. Utilizando información de 283 mil 657
personas de la base de datos del Biobanco del Reino Unido, los investigadores
descubrieron que cuanto más tiempo y con más frecuencia se trabajaba en turnos
de noche a lo largo de la vida, mayor era el riesgo de padecer FA. El trabajo
en turnos nocturnos también se relacionaba con un mayor riesgo de enfermedad
cardíaca, pero no de accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca.
Además, los investigadores, dirigidos por el profesor Yingli
Lu, del Noveno Hospital Popular de Shanghai y de la Facultad de Medicina de la Universidad
JiaoTong de Shanghai (China), y el profesor Lu Qi, de la Facultad de Salud
Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane (Estados Unidos),
investigaron si la predisposición genética a la FA podía influir en el aumento
del riesgo.
Evaluaron el riesgo genético global sobre la base de 166
variaciones genéticas que se sabe que están asociadas a la enfermedad, pero
descubrieron que los niveles de riesgo genético no afectaban a la relación
entre el trabajo en turnos de noche y el riesgo de FA, independientemente de
que los participantes tuvieran un riesgo genético bajo, medio o alto.
El profesor Lu señala que, “aunque un estudio como éste no
puede demostrar una relación causal entre los turnos nocturnos y la fibrilación
auricular y las enfermedades cardíacas, nuestros resultados sugieren que el
trabajo en turnos nocturnos actual y de por vida puede aumentar el riesgo de
padecer estas afecciones”.
“Nuestros hallazgos tienen implicaciones para la salud
pública a la hora de prevenir la fibrilación auricular –añade–. Sugieren que
reducir tanto la frecuencia como la duración del trabajo en turno de noche
puede ser beneficioso para la salud del corazón y los vasos sanguíneos”.
En el estudio participaron 286 mil 353 personas que tenían
un empleo remunerado o trabajaban por cuenta propia. Un total de 283 mil 657 de
estos participantes no tenían FA cuando se inscribieron en el Biobanco del
Reino Unido, y 276 mil 009 no tenían insuficiencia cardíaca o accidente
cerebrovascular.
Se disponía de información sobre variantes genéticas para
193 mil 819 participantes sin FA, y 75.391 de ellos respondieron a preguntas en
profundidad sobre su empleo a lo largo de su vida en un cuestionario enviado en
2015. Entre los participantes libres de enfermedad cardíaca e ictus cuando se
incorporaron al estudio, 73 mil 986 proporcionaron información sobre su
historial laboral. Durante un tiempo medio de seguimiento de más de diez años,
hubo 5 mil 777 casos de FA.
Los investigadores ajustaron sus análisis en función de los
factores que podían afectar a los resultados, como la edad, el sexo, la etnia,
la educación, el nivel socioeconómico, el tabaquismo, el ejercicio físico, la
dieta, el índice de masa corporal, la presión arterial, la duración del sueño y
el cronotipo (si alguien era una persona “matutina” o “nocturna”).
Descubrieron que las personas que trabajaban en turnos de
noche de forma habitual o permanente tenían un riesgo 12% mayor de padecer FA
en comparación con las personas que sólo trabajaban durante el día. El riesgo
aumentaba al 18% al cabo de diez o más años en el caso de quienes tenían una
duración de vida de turnos nocturnos. Entre las personas que trabajaron una
media de tres a ocho turnos de noche al mes durante diez años o más, el riesgo
de FA aumentó al 22% en comparación con los trabajadores diurnos.
Entre los participantes que trabajan actualmente en turnos
de noche, o que han trabajado en turnos de noche durante diez o más años, o que
han trabajado durante toda su vida de tres a ocho turnos de noche al mes, el
riesgo de enfermedad coronaria aumentó en un 22%, 37% y 35%, respectivamente,
en comparación con los trabajadores diurnos.
El profesor Qi resalta que “hubo otros dos hallazgos
interesantes. Descubrimos que las mujeres eran más propensas a la fibrilación
auricular que los hombres cuando trabajaban en turnos de noche durante más de
diez años –apunta–. Su riesgo aumentaba significativamente en un 64% en
comparación con los trabajadores diurnos”.
Además, “las personas que declararon una cantidad ideal de
actividad física de 150 minutos a la semana o más de intensidad moderada, 75
minutos a la semana o más de intensidad vigorosa, o una combinación
equivalente, tenían un menor riesgo de fibrilación auricular que aquellas con
una actividad física no ideal cuando estaban expuestas a una vida de trabajo en
turno de noche –advierte–. Así, las mujeres y las personas menos activas
físicamente podrían beneficiarse especialmente de una reducción del trabajo en
turno de noche”.
Un punto fuerte del estudio es su tamaño, con información
detallada sobre más de 283 mil 000 personas. Además, es el primer estudio que
vincula estos datos con la información genética en una población que también
dispone de historiales detallados sobre el trabajo por turnos actual y el
empleo de toda la vida.
El profesor Lu avanza que tienen previsto ahora “analizar la
asociación entre el trabajo en turno de noche y la fibrilación auricular en
diferentes grupos de personas. Esto podría reforzar la fiabilidad de estos
resultados y servir de advertencia a los grupos que trabajan en determinados
tipos de ocupaciones para que se hagan revisar el corazón a tiempo si sienten
algún dolor o molestia en el pecho”.
Fuente: Excélsior