Durante los primeros años de vida, los niños necesitan sentirse protegidos, atendidos y amados por sus padres, sin embargo, la sobreprotección excesiva no es recomendable.
Según algunos estudios las razones que posibilitan el surgimiento de la sobreprotección son: la dificultad que tuvo la pareja para tener un hijo, cuando el niño presenta alguna discapacidad, alguna enfermedad, o si es hijo único o el primero.
De acuerdo con Fundación Slim, estas son algunas señales como padre para saber si estás sobreprotegiendo a tu hijo:
Respondo y actúo por él.
Le digo qué hacer y cómo hacerlo.
Resuelvo las dificultades que se le presentan.
Utilizo el miedo para protegerlo (si te alejas de mi te pueden robar).
Ignoro o justifico su comportamiento inadecuado.
Interfiero en su autonomía (ponerle la pijama cuando quiere hacerlo por sí solo).
Evito que lleve a cabo sus responsabilidades como recoger sus juguetes.
Lo consiento constantemente comprándole algo cada vez que me lo pide.
Un niño que crece sobreprotegido puede presentar las siguientes características:
Ser demandante.
No mostrar iniciativa.
Mostrarse irritable y con poca tolerancia a la frustración.
Ser menos autónomo en comparación a otros niños de su misma edad.
Manifestar dificultad para adaptarse a situaciones nuevas.
Retrasar el desarrollo de su lenguaje por no esforzarse en ser comprendido.
Mostrar inseguridad o temor afectando su autoestima.
¿Qué hacer para evitar la sobreprotección con tus hijos?
Para evitar una sobreprotección con tus hijos puedes hacer lo siguiente:
Observa a tu hijo para identificar cuando necesite tu ayuda.
Acompáñalo a explorar y a aprender de su entorno.
Dale la oportunidad y el espacio para que surja su curiosidad.
Atiende sus necesidades, no sus demandas.
Escucha sus pensamientos y necesidades.
Reconoce y valida sus emociones.