El 19 de septiembre de 2017 se quedó grabado en la memoria de los mexicanos, pues un sismo con magnitud de 7.1 azotó a la Ciudad de México y causó derrumbes en varios edificios de la capital del país, entre los que destacaron: Álvaro Obregón 286, la escuela Enrique Rébsamen y el Multifamiliar de Tlalpan.
Sin embargo, a pesar de la tragedia, hubo un peculiar personaje que cobró gran relevancia: Frida, una perrita rescatista que, con botitas y unos lentes de protección se adentró a los edificios colapsados intentando localizar personas con vida.
La labrador color amarillo que formaba parte de la Secretaría de Marina Armada (Semar) de México rápidamente se ganó el corazón de los mexicanos e, incluso, de algunos japoneses que la llegaron a apodar “Marina-Chan” por la etiqueta de la Semar que traía la perrita en su uniforme.
Frida colaboró con labores de rescate en el terremoto de Haití, un sismo desastroso en Ecuador en 2016, la explosión de la Torre de Pemex en 2013, y los terremotos del 9 y 17 de septiembre del 2017. El elemento canino formó parte de un escuadrón de 270 perros que fueron adiestrados para buscar y rescatar a personas en situaciones y zonas de desastre.
En julio del 2018 se develó en Puebla una estatua de Frida, con su uniforme de la Marina, como símbolo de todos los elementos rescatistas que participaron durante los dos terremotos más recientes en México. El entonces presidente municipal de la capital del estado, Tony Gali, la develó. Pero ante este breve recuento queda una incógnita por responder, ¿qué ha pasado con Frida?
Resulta que el 24 de junio de 2019, con 10 años años, 2 meses y 12 días de edad, la popular can fue parte de un homenaje que le realizaron las autoridades de la SEMAR durante el día Internacional del Rescatista.
Ese día fue conmovedor para muchos, ya que se le entregó al entrenador de la perrita, Israel Arauz Salinas el documento de baja de Frida y el Coronel de Artillería Javier Alberto Palazón, Presidente de la Asociación de Agregados Militares, Navales y Aéreos en México le dio a Frida un juguete, como símbolo de que a partir de ese momento podía disfrutar de una vida de retiro con alguna familia que decidiera adoptarla.
Pero ante la noticia de que Frida podría ser adoptada, todo México estalló en euforia, desde los pobladores hasta las instituciones querían que la perrita formara parte de sus familias. Por ello la Unidad de Comunicación Social de la Semar mencionó para El Financiero que la custodia de la can sería permanente del Subgrupo de Control Canino de la Sección Tercera del Estado Mayor General de la Armada de México.
“Todo mundo quería a ‘Frida’. Esa fue una de las principales cuestiones que orillaron a que la perrita se quedara en la Unidad Canina, donde ella permanezca ahí, esté a gusto ahí, se le dé la atención adecuada como a los demás perros y así evitamos cualquier problema. Iba a generar muchísima polémica por lo que representa la perrita”, detalló en 2019 el organismo institucional.
Además, la Semar desmintió que los perros rescatistas al momento de su retiro pudieran ir con personas civiles y destacó que generalmente los animales son adoptados por personal naval o se quedad en la Unidad Canina.
“La determinación de que sea adoptado por personal naval es por la facilidad de que ya los conocieron. Normalmente son los mismos manejadores o los entrenadores (quienes se quedan con los perritos). Se tiene la certeza y la confianza de que ellos les van a dar los cuidados adecuados y sobre todo que el perrito se va a sentir a gusto con ellos por el tiempo que pasaron trabajando juntos”, señaló la Semar.
También se mencionó que se le cambiaría la dieta a Frida por una más tradicional de perro y se cambiaría su método de entrenamiento por un “desacondicionamiento”, el cual implicaría que la perrita poco a poco dejara sus rutinas de la Marina para dedicarse únicamente a comer, jugar y dormir como un perro tradicional.