López Obrador aseguró que sería “una imprudencia” que no se envíe alguna representación del Gobierno de México a la investidura de Daniel Ortega para un nuevo mandato al frente de Nicaragua.
López Obrador apuntó que su Administración sí enviará representantes a dicho acto, que se llevará a cabo este lunes, debido a que se tienen buenas relaciones con todos los Gobiernos.
“Todavía no se decide, ¿cuándo es la toma de posesión? ¿Hoy? No sabía. Vamos a ver si da tiempo de que llegue, porque nosotros tenemos buenas relaciones con todos, y no queremos ser imprudentes”, refirió.
Sí (sería una imprudencia), porque no queremos hacer a un lado nuestra política de autodeterminación de los pueblos y de independencia. No es el Gobierno pasado que por quedar bien con otros Gobiernos expulsó al embajador de Corea del Norte, por qué tenemos nosotros que actuar así si México es un país libre y soberano”, puntualizó.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) anunció el domingo que Martín Borrego, director de América del Sur, acudiría a la investidura presidencial nicaragüense.
Sin embargo, poco después y a escasas horas de la ceremonia de toma de posesión, la SRE anunció la cancelación de la participación de México, luego de que el director regional de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, censuró la decisión.
“Ningún funcionario de la cancillería mexicana acudirá a la toma de protesta en Nicaragua. Tenemos la reunión de embajadores y cónsules”, se indicó en un chat.
Sin embargo, este lunes, en su conferencia, López Obrador informó que será Ramiro Ayala, jefe de la cancillería en la embajada de México en Nicaragua, quien represente al país en la ceremonia de investidura.
Daniel Ortega, exguerrillero sandinista, de 76 años, asumirá este lunes su nuevo mandato de cinco años en un acto que se celebrará en la Plaza de la Revolución, en Managua, tras unas elecciones que estuvieron marcadas por el encarcelamiento de los principales aspirantes de la oposición.
Ortega se encuentra en el poder desde 2007 tras haber coordinado una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990.
El líder sandinista, cuyo nuevo mandato no ha sido reconocido por el grueso de la comunidad internacional, podrá permanecer en el cargo hasta enero de 2027 y cumplir 20 años seguidos en el poder, un caso inédito en la reciente historia de Nicaragua y en la América Latina actual.