Una fuerte explosión en un edificio cercano a la Embajada de México en Ucrania ha impedido el acceso de la embajadora, Olga García, ha informado este viernes la Secretaría de Relaciones Exteriores. La representante mexicana se ha visto obligada a continuar sus labores desde la residencia oficial en Kiev. La información se da a conocer en medio de una intensificación de la batalla entre tropas rusas y ucranias por el control de la capital del país europeo.
“Me informa nuestra embajadora Olga García desde Kiev que no le permitieron acceder a nuestra Embajada porque hubo explosión en edificio contiguo”, ha escrito Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores, en sus redes sociales. “Le reconozco su valor extraordinario para seguir apoyando a los mexicanos en Ucrania”, ha agregado. Un portavoz de la Cancillería ha dicho a este diario que no se cuenta con mayor información, pero que la situación es “complicada”, sobre todo por las dificultades para tener acceso.
El Ministerio de Defensa de Ucrania confirmó hace unas horas la llegada de tropas rusas a las afueras de Kiev. La prensa internacional ha informado de combates en el distrito de Obolon, a unos nueve kilómetros de la capital. Los enviados especiales de EL PAÍS han atestiguado de un choque armado a unos tres kilómetros de la sede del Parlamento. Mexicanos que aún permanecen en Kiev han dicho que en las últimas horas han escuchado detonaciones y sirenas, y que se les ha pedido refugiarse en estaciones de metro, aunque la tensión es intermitente y han podido regresar a sus hogares.
La Embajada de México está en el piso 15 del Carnegie Center, uno de los edificios más altos de Ucrania. El rascacielos tiene más de 160 metros de altura y 47 plantas, y es de uso residencial y comercial. La legación está cerca de la estación de metro Klovska, en el distrito de Pechersk, considerado el núcleo político de Kiev y uno de sus principales centros de negocio. El Parlamento y varias oficinas de gobierno están en esa zona, en el centro de la ciudad.
A diferencia de otros países occidentales, México decidió mantener su representación diplomática en la capital. Estados Unidos, por ejemplo, cerró su embajada en Kiev a mediados de febrero y ordenó la evacuación de todo el personal con labores no esenciales. La legación estadounidense fue trasladada a la ciudad de Lviv, a unos 550 kilómetros de la capital en dirección oeste, cerca de la frontera con Polonia.
La representación de México ha contabilizado poco más de 200 connacionales en territorio ucranio. Unos 50 solicitaron apoyo para abandonar el país. Desde hace más de una semana, un grupo de una treintena de personas fue trasladado a la ciudad de Ivano-Frankivsk, en la franja occidental de Ucrania, como punto estratégico para abandonar el país y estar cerca de la frontera con Rumanía, Eslovaquia y Hungría.
Ebrard ha señalado que un autobús con una veintena de mexicanos que se encontraban en Ivano-Frankivsk ya está en camino a Rumanía. “Guillermo Ordorica, nuestro embajador en Rumanía, me reporta que ya está en Siret, en la frontera con Ucrania, para esperar y apoyar a los primeros 22 mexicanos que llegarán con apoyo del protocolo de protección”, ha dicho el canciller.
Marius Lazurca, el embajador rumano en México, ha afirmado que las puertas de su país están abiertas. “El Gobierno rumano está trabajando para recibir a personas de todas las nacionalidades que huyen de esta guerra injusta e inmoral”, ha comentado. Habrá un vuelo especial de la Fuerza Aérea mexicana a Rumanía para facilitar la repatriación de los connacionales que pidan volver al país, ha anunciado la Cancillería.
México elevó el tono y ha condenado explícitamente la invasión de Rusia a Ucrania. “Tenemos muy claro que estamos ante una invasión, ya no hay ninguna duda sobre ello”, ha dicho Ebrard en un mensaje grabado el jueves. La Cancillería ha descartado una ruptura de relaciones con Moscú, pero ha adelantado que mantendrá su posición de rechazo a la ofensiva rusa en la sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la que participa como miembro no permanente, programada para este viernes.
EL PAÍS