Madrid. Las protestas en Francia contra la reforma al sistema de pensiones del presidente Emmanuel Macron no dan tregua, ni tampoco la represión de la policía, que ha utilizado gas lacrimógeno, agua a presión y macanas para dispersar las protestas, mientras el gobierno mantiene la defensa de la impopular iniciativa y vaticina que no prosperarán las mociones de censura impulsadas por la oposición, informaron ayer medios franceses en sus portales.
Sólo durante la madrugada del domingo se reportaron 169 detenciones, de las cuales 125 fueron en París, con lo que desde el inicio de la revuelta, el pasado jueves, ya suman 570 las personas enviadas a las comisarías por expresar su repulsa al decreto para aprobar una reforma tan importante.
A unas horas de que en la Asamblea Nacional de Francia se voten las cruciales mociones de censura contra el gobierno de la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, las calles del país vecino siguen siendo escenario de numerosos episodios de rabia y malestar.
La gente, la mayoría jóvenes indignados con la deriva de la República, grita a todo pulmón consignas contra Macron, al que mandan al paredón o le llaman directamente dictador o antidemócrata, y la caída en picada de su popularidad se refleja en una aprobación de 28 por ciento, la cifra más baja desde 2019, según un sondeo realizado antes de la aprobación del decreto, informó el diario Journal du Dimanche.
Aunque Macron perdió la mayoría en la Asamblea Nacional en las elecciones del año pasado, las mociones de censura no tienen visos de prosperar en la sesión de hoy. Será el momento de la verdad ¿Vale la reforma de las pensiones la caída del gobierno y el desorden político? La respuesta claramente es no, declaró el ministro de Economía Bruno Le Maire al diario Le Parisein.
El responsable de la cartera del Trabajo, Olivier Dussopt, manifestó su confianza en que no se unirán la oposición de izquierda, de derecha y extrema derecha alrededor de una moción de censura, por lo que fracasarán.
“Para ello, tendría que reunir a una coalición de los contrarios a, de los anti, para obtener una mayoría muy heterogénea sin línea política común”, opinió en el Journal du Dimanche, al defender una vez más la reforma destinada, según él, a salvar el sistema de jubilación, indicó Afp.
La posición del gobierno en la Asamblea Nacional se fortaleció con el anuncio del líder del partido de derecha Los Republicanos, Éric Ciotti, quien descartó una alianza con la oposición y dijo que mantiene su apoyo a la reforma.
Pero las presiones contra Los Republicanos continuaron. En la ciudad meridional de Niza, la oficina política de Ciotti fue saqueada durante la noche y quedaron mensajes con amenazas de disturbios si no apoyaban la moción.
Quieren mediante la violencia, presionar mi voto del lunes. Nunca cederé ante los nuevos discípulos del terror, tuitéo Ciotti, de acuerdo con la agencia Afp.
Philippe Martínez, líder del sindicato de extrema izquierda CGT, declaró a la televisora BFM que condena la violencia, pero que es responsabilidad de Macron si el nivel de ira es tan alto.
La lucha seguirá sea cual sea el resultado en la Asamblea Nacional, aseguró por su lado el líder del izquierdista partido La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
Esta semana, huelga general
Al margen de la convocatoria de huelga general para este jueves, la séptima en sólo unas semanas, la movilización social fue protagonizada durante la jornada dominical por estudiantes y ciudadanos, sobre todo en grandes ciudades como París, Nantes, Lyon y Marsella.
Y más aún, después de la madrugada de fuego y enfrentamientos que se vivió en las calles de estas urbes, con durísimos enfrentamientos con la policía y detenciones masivas, sólo comparables a las que se registraron en la histórica revuelta de los chalecos amarillos de 2019, cuando se levantó el sector del transporte por el escandaloso incremento del precio de los hidrocarburos.
La mayoría de las protestas se convocan en redes sociales y así van llegando, de forma improvisada y espontánea a lugares estratégicos para expresar su malestar, como una dependencia pública, una plaza o una escuela. Son protestas pacíficas que en ocasiones son disueltas con violencia y contundencia por parte de la policía.
Pero la estrategia de los sindicatos y de las organizaciones de trabajadores contra la reforma también pretende mantener huelgas parciales o totales en sectores estratégicos para el funcionamiento del país, como los trenes de pasajeros de todo tipo de distancia, las refinerías, el sector del gas y la recolección de basura, que se ha convertido en uno de los símbolos de esta revuelta, ya que sólo en París se calcula que ya hay más de 10 mil toneladas de deshechos sin recoger.
La votación de hoy será crucial, con lo que se mantiene el cerco policial en las inmediaciones de la Asamblea Nacional y en la Plaza de la Concordia. El plan de reforma de las pensiones de Macron pretende cambiar la edad de jubilación de 62 a 64 años, además de aumentar un año las cotizaciones necesarios para recibir el derecho adquirido, de 42 a 43, además de suprimir numerosos beneficios laborales históricos de sectores públicos.
De no aprobarse ninguna de las mociones de censura, la reforma seguirá su camino para su aprobación y el gobierno de la primera ministra Borne se mantendrá, si bien nadie se atreve a prever hasta dónde llegará la tensión social y política abierta en el país.
AFP / Armando G. Tejeda corresponsal La Jornada