Trabajadores esenciales para la vida: De los aplausos al olvido en 3 años de pandemia

16 marzo 2023
Noticias de Yucatán. 

En México, uno de cada tres trabajadores en las actividades consideradas esenciales al inicio de la emergencia sanitaria está mal pagado. Además, las personas dentro de los ocho grupos de ocupación que conforman los trabajos clave perciben 29% menos que el resto de los empleos, destacó la OIT.

Fueron clave para mantener en operación la economía y los servicios básicos en el momento más crítico de la pandemia, a pesar de ello, los trabajadores esenciales siguen siendo infravalorados por el sistema. En México, el 32% de ellos está en los renglones de los salarios más mal pagados en el mercado, advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Al presentar el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2023: El valor del trabajo esencial, el organismo destacó que las malas condiciones en las que laboran estas personas agravan la rotación de personal y la escasez de mano de obra, poniendo en peligro la prestación de los servicios básicos.

“La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de los trabajadores clave para el conjunto de la sociedad, ya sea en tiempos de crisis o de bonanza, y cuán infravalorados están la mayoría de los puestos clave, lo que suscita preocupación por la sostenibilidad de esas actividades esenciales, sobre todo ante la perspectiva de futuras conmociones”, se expresa en el reporte difundido este miércoles.

Bajo la clasificación de ocupaciones esenciales –o clave, como se denominan en el estudio–, la OIT considera ocho actividades:

Trabajadores de la salud

Trabajadores de los sistemas alimentarios

Trabajadores del comercio al por menor

Trabajadores de seguridad

Trabajadores de limpieza y saneamiento

Trabajadores manuales

Trabajadores del transporte

Trabajadores técnicos y administrativos.

En estas actividades labora entre 34 y 52% de todas las personas ocupadas en los países de los que la OIT tiene datos actualizados. Por género, en estas actividades trabajan 38% de mujeres y 62% de hombres, aunque ellas tienen una participación mayoritaria en el sector salud y en el del comercio al por menor.

“Esos trabajadores mantuvieron la producción, distribución y venta de alimentos, limpiaron las calles y los autobuses para contener la propagación de la pandemia, velaron por la seguridad pública, se ocuparon del transporte de bienes esenciales y del desplazamiento de los trabajadores, y atendieron y curaron a los enfermos”, señala la OIT.

A nivel global, una tercera parte de los trabajadores esenciales, 29% en promedio, tiene salarios bajos. Kenia es el país con la mayor proporción (50%); en el otro extremo se encuentra Portugal (5%). En tanto, los empleados clave ganan 26% menos que los demás trabajadores, y sólo dos tercios de esta diferencia se explican por el nivel de estudios y la experiencia profesional.

México, con una proporción de 32%, es una de las naciones con la mayor cantidad de trabajadores clave mal pagados en América Latina, superado sólo por Guatemala (37%) y Honduras (43%). La brecha salarial con los otros empleos en el país es de 29 por ciento. Por sectores, los empleados esenciales peor pagados están en los sectores de alimentos y de limpieza y sanitización.

A decir de la OIT, estos trabajadores y trabajadoras no sólo mantuvieron en funcionamiento las actividades económicas esenciales en los momentos más críticos de la pandemia –y lo hicieron laborando en condiciones precarias en muchos casos–, también fueron los que más se expusieron al contagio del Covid-19 y registraron las mayores tasas de mortalidad, en particular los ocupados en el rubro del transporte, por encima de los casos entre el personal médico y de enfermería.

"El personal sanitario, los cajeros de supermercado, los repartidores, los trabajadores postales, la gente de mar, los limpiadores y otras personas que suministran alimentos y artículos de primera necesidad continuaron desempeñando su trabajo, día tras día, incluso en el punto álgido de la pandemia, a menudo con gran riesgo personal.

"Valorar a los trabajadores clave significa garantizar que reciben un salario adecuado y que trabajan en buenas condiciones. El trabajo decente es un objetivo para todos los trabajadores, pero es particularmente crítico para los trabajadores clave, que proporcionan necesidades y servicios vitales tanto en los buenos como en los malos tiempos", expresó Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT.

El reto de prepararse para crisis futuras

El organismo es enfático al decir que no valorar el trabajo esencial tiene implicaciones que van más allá de los individuos, pues se pone en riesgo toda la red de protección laboral que necesita la economía para seguir funcionando en episodios de crisis como la vivida por la pandemia del nuevo coronavirus.

“Cuando las condiciones de trabajo adversas y los bajos salarios son deficiencias sistémicas, tiende a escasear la mano de obra, la tasa de rotación aumenta y, en última instancia, el resultado es una prestación inadecuada de los servicios clave”, se puntualiza en el informe.

Para mejorar las condiciones de trabajo en estos sectores, la OIT plantea las siguientes recomendaciones:

Garantizar que los sistemas de salud y seguridad en el trabajo cubran todas las ramas de actividad económica y a todos los trabajadores, con la colaboración entre el gobierno y los representantes de trabajadores y empresarios.

Mejorar el nivel de salarios para compensar la infravaloración de los trabajadores clave y reducir la brecha con el resto de los empleos.

Garantizar horarios de trabajo seguros y predecibles a través de la regulación, incluida la negociación colectiva.

Realizar los cambios jurídicos necesarios para garantizar que todos los trabajadores, independientemente de su situación laboral y sus acuerdos contractuales, tengan seguridad social y licencias médicas pagadas.

Aumentar el acceso a capacitación para que los trabajadores clave puedan realizar su trabajo de forma eficaz y segura.

“Para garantizar la continuidad de los servicios esenciales durante futuras pandemias u otras crisis como catástrofes naturales, se recomienda una mayor inversión en las infraestructuras, la capacidad productiva y los recursos humanos de los sectores clave. La falta de inversión, especialmente en los sistemas sanitario y alimentario, contribuye a un déficit de trabajo decente que socava tanto la justicia social como la resiliencia económica”, alerta el organismo multilateral.

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