Abul Bajandares un hombre de 32 años de Bangladesh apodado "el hombre árbol" por las verrugas de sus manos causadas por una rara enfermedad genética. Aunque pasó una infancia muy normal en su ciudad natal, seguro que no se imaginaba que, en pocos años, su historia se conocería en todo el mundo. Ni de que se le conocería como "el hombre árbol", un apodo inusual que le fue dado precisamente por una enfermedad muy rara que le cubría las manos de enormes bultos, similares, de hecho, a la corteza de un árbol.
Abul ha sido sometido a más de 20 intervenciones quirúrgicas en los últimos siete años para extirparle estas insólitas verrugas. Y ahora vuelve a estar hospitalizado para someterse a una nueva intervención quirúrgica. Ingresó el 13 de mayo.
Durante su adolescencia, Bajandar empezó a notar, sin prestar demasiada atención, la presencia de algunas pequeñas verrugas en la piel de manos y pies. Con el tiempo, estas extrañas formaciones siguieron creciendo y aumentando en número. Como la solución de eliminarlas con un cuchillo había resultado inútil y dolorosa, el joven decidió finalmente consultar al médico de su pueblo, un homeópata y experto en hierbas que, por desgracia, no hizo más que empeorar las cosas.
Alrededor de los 20 años, las verrugas empezaron a adoptar un aspecto similar al de la corteza de una planta, multiplicándose cada vez con mayor rapidez. Al cabo de cinco años, los bultos siguieron creciendo sin control y acabaron cubriendo por completo las manos del joven.
El diagnóstico y sus esperanzas
Abul Bajandar se le ha diagnosticado epidermodisplasia verruciforme (EV), también conocida como síndrome Lewandowsky-Lutz, una genodermatosis hereditaria debida a mutaciones genéticas que hacen a los pacientes susceptibles a las infecciones por el virus del papiloma humano. "Quiero vivir como una persona normal, sólo quiero poder tener a mi hija en brazos y estrecharla contra mí", había declarado Bajandar. Esto había sucedido tras varias operaciones a las que se había sometido y que finalmente le permitieron comer y escribir utilizando sus propias manos. Pero ahora es necesario intervenir de nuevo.