Quizá Galilea Montijo es la presentadora con mayor exposición mediática en el espectáculo y no es queja. Destaca por ser una de las veteranas en la revista matutina Hoy y es una de las conductoras más experimentadas al frente de los realities de Televisa, como La Casa de los Famosos o en eventos como los Grammy latinos.
Quienes la tratan a diario o han llegado a conocerla un poco, la describen como un ser humano hermoso, de alma bondadosa, sencilla. "Galilea tiene otra cosa que a mí hasta me da cosa chulearla porque te lo va a regalar; no le puedes decir 'qué bonito tu pantalón', porque te lo va a dar", ha compartido Natalia Téllez, su compañera en Netas divinas.
Fue en este mismo espacio donde Gali abrió su corazón una vez más para explicar por qué casi siempre buscar ser la proveedora de su entorno: debido a las precariedades que vivió de niña.
Montijo nació y creció en Guadalajara, Jalisco. Aún con lo hermética que ha sido sobre su vida familiar en aquella ciudad del Occidente mexicano, siempre ha sostenido que creció sin padre y fueron sus abuelos quienes la criaron junto con su hermano, pues su madre, Rebeca Torres, era quien salía a trabajar como secretaria. La conductora tuvo dos hermanas después.
Sin embargo, en esos años también tuvo que hacerse cargo de sus hermanos y comenzar a contribuir con la economía familiar, pues debido al abandono de su padre siempre hubo carencias. "Yo vi llorar muchas veces a mi mamá porque no tenía qué darnos de comer, entonces yo sí siempre... porque me dice todo el mundo '¿pero por qué en tu camerino siempre tiene que haber comida?, o sea, pero todo el tiempo estás comida y comida'", contó.
"En mi casa tengo algo que si yo llego y veo (en) el refrigerador una parte vacía, me entra algo como una... me quita paz. Yo sí voy (al súper) y compro y a todo mundo le digo '¿quieres comer, quieres comer?'", agregó Montijo.
Ha llegado a ser tanta su preocupación que incluso en sueños también siente la necesidad de resolver esta carencia. En el programa, su compañera Daniela Magún reveló que ese mismo día, cuando entró al camerino de Galilea, ella se encontraba dormida y despertó súbitamente para ofrecerle algo inusual: "¿quieres pollo?", le dijo.
"Estaba dormida pero estaba soñando, no sé, tenía pollo, me quedé (con esa idea) 'hay pollo', quiero que todo mundo esté bien alimentado", agregó un tanto apenada y divertida por la experiencia.
Para fortuna de Gali, su infancia ha quedado atrás y ha ido sanando poco a poco las heridas, una de ellas con su padre.
Gustavo Montijo Talamantes buscó varias décadas después a la familia que abandonó. "Yo lo acepté por la felicidad de mi mamá que siempre esa ha sido mi intención, verla feliz. Solamente ellos (mis papás) saben sus historias, ahí yo no me metí, solamente quise ver feliz a mi mamá siempre", contó en 2021 en Hoy, cuando compartió que su progenitor había fallecido a causa del covid.