Muchas personas están en busca de la felicidad y el bienestar personal; el camino a lograrlo puede estar lleno de obstáculos, pero hay 3 filosofías japonesas que pueden transformar nuestra manera de vivir: Moai, Omotenashi y Shinrin-yoku. Estas prácticas no solo enriquecen la vida cotidiana de los japoneses, sino que también pueden ofrecer valiosas lecciones para todos aquellos que buscan una vida más plena y feliz.
Buscar el bienestar y la estabilidad en nuestra vida es esencial porque actúan como pilares fundamentales para una existencia plena y satisfactoria. Lo primero, en sus múltiples facetas (física, emocional, social y mental) nos proporciona la energía y la vitalidad necesarias para afrontar los desafíos diarios, mientras que la estabilidad nos brinda un sentido de seguridad y paz. Este equilibrio nos permite no solo disfrutar de momentos felices, sino también manejar de manera efectiva los periodos de estrés o adversidad. Además, cuando nos sentimos bien y estamos estables, somos capaces de contribuir de manera más positiva a nuestras comunidades.
En Okinawa, una isla al sur de Japón, existe una tradición llamada Moai, que representa una forma de vida comunitaria. Moai son grupos de amigos que se reúnen regularmente para compartir y apoyarse mutuamente, tanto emocional como económicamente. Este sistema de apoyo social trasciende la mera interacción, creando un sentido de seguridad y pertenencia entre sus miembros. Los okinawenses, conocidos por su longevidad, atribuyen su salud y bienestar a estas redes de apoyo, donde prima la unión y la amistad por encima de los recursos materiales.
También está el Omotenashi, que se traduce como hospitalidad desinteresada, es el arte de recibir y atender a los invitados con una atención meticulosa y sin esperar nada a cambio. Esta práctica se origina en la ceremonia japonesa del té, y se basa en anticipar y satisfacer las necesidades de los invitados de manera proactiva y considerada. Su belleza radica en su enfoque en el respeto y la atención al detalle, cultivando así un ambiente de armonía y respeto mutuo. Adoptar el principio de Omotenashi en nuestras vidas significa practicar la empatía y la generosidad, mejorando así nuestras relaciones interpersonales.
Shinrin-yoku, o baño de bosque, es una práctica japonesa que consiste en pasar tiempo entre los árboles para beneficiarse de sus efectos curativos. Esta actividad no requiere esfuerzo físico intenso; más bien, se trata de una inmersión sensorial en la naturaleza, donde se aprecia la belleza y la tranquilidad del entorno natural. La práctica de Shinrin-yoku promueve la salud mental y física, reduciendo el estrés y fomentando un estado de relajación y bienestar. La conexión con la naturaleza que ofrece es una poderosa herramienta para el autocuidado y la revitalización.
